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Mike Scioscia se irá de los Angels pero su fuerza se mantendrá en la organización

Los Angeles Angels manager Mike Scioscia during the first inning of a baseball game against the Tampa Bay Rays Wednesday, Aug. 1, 2018, in St. Petersburg, Fla.

Los Angeles Angels manager Mike Scioscia during the first inning of a baseball game against the Tampa Bay Rays Wednesday, Aug. 1, 2018, in St. Petersburg, Fla.

(Chris O’Meara / AP)
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El respeto no es imaginado, el aura no es embellecida.

El impacto que Mike Scioscia ha tenido sobre la organización de los Angels por 19 años es tan real como una amenaza de un puñetazo a la cara.

Era el invierno del 2004, y el outfielder de los Angels, José Guillen acababa de perder su mente. Él acababa de ser intercambiado por un corredor suplente y regresó al dugout, lanzando su casco, tirando sus guantes, y viniéndosele encima a Scioscia con la clara intención de golpearlo.

Pero nunca llegó ahí. Un grupo de veteranos liderado por Troy Percival se cruzó en su camino. Si Guillen hubiera querido llegar a donde Scioscia, se le dijo, él tendría que pasar entre ellos primero.

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“No íbamos a aceptar eso”, recordó Percival el martes. “Nosotros vivimos y morimos con nuestro mánager”.

Más que el campeonato de Serie Mundial del 2002, más que seis títulos divisionales, más que dos mánager del año, esta pasión será el último legado de Scioscia.

Los Angels pelearon donde fuera por él, jugaron más allá de sus límites por él, y fueron por siempre cambiados por él.

Pronto, le estarán diciendo adiós, como el segundo hombre con más victorias que cualquier otro mánager de un equipo en la historia del béisbol. Se retirará cuando la temporada termine.

Solo que Scioscia no lo reconoce. Aún no. Él lo dejó saber el pasado fin de semana y de manera jocosa dijo que era una “broma”. Una persona que conoce bien la manera de pensar de Scioscia confirmó que anunciará públicamente su partida tan pronto como en la mitad de septiembre, pero aún no ha hablado de eso.

Terminará su carrera de la misma manera cómo la ha vivido. Él la terminará a su manera. Él la terminará a su tiempo y lo tratará de hacer cuando nadie esté viendo.

Lo siento, Sosh. No es possible. No es justo. Los Angels van a querer hacerle una gran fiesta a la persona más influyente en vestir un uniforme de los Angels y tú vas a tener que dejar que lo hagan.

El número será retirado. El empuje por su inducción al Salón de la Fama del Béisbol empezará. Y posiblemente la creación de una estatua, adornada con citas como esta, de otra creación de Scioscia llamada David Eckstein.

“Cuando analizas cómo ganó todos esos partidos, todos esos años, con todas esas alineaciones… es increíble”, dijo Eckstein el martes.

Scioscia no ha ganado mucho últimamente. Este será la octava vez en nueve temporadas que los Angels fallarán en hacer presencia en los playoffs. Están encaminados a terminar con un récord perdedor por tercera vez consecutiva, la peor racha de su carrera.

Los aficionados están listos para un cambio. La organización está lista por un cambio. Incluso Scioscia, de 59 años, seguramente lo reconoce después de casi dos décadas en el mismo clubhouse – la tenencia actual más larga en el béisbol por siete años – que la voz de uno pierde su fuerza.

Scioscia es aún un mánager vibrante que lentamente pero que inteligentemente se ha adaptado al siempre cambiable deporte. Pero su tiempo en Anaheim ha terminado, y él es lo suficientemente inteligente para ver eso, y la expiración de su contrato le da la oportunidad perfecta de experimentar esa bendita rareza de salir de un dugout de un equipo de las Grandes Ligas a su propia manera.

Este no es una petición para que Scioscia se quede, es una petición para que cada uno recuerde y reconozca la profundidad de sus huellas antes de que se vaya.

“Los Angels han sido más que el equipo de Mike”, dijo Percival. “Ellos han sido su fuerza”.

Scioscia es el número 18 entre los mánagers con 1,625 victorias (hasta el 7 de agosto), con 26 más que su mentor Tommy Lasorda.

Aún así la estadística no dice la verdadera duradera historia de Scioscia en la organización de los Angels, que él transformó de una atracción dormilona en el Condado de Orange a una atracción nacional.

“Los Angels fueron siempre vistos como otro club chico, de un mercado chico”, dijo Eckstein. “Mike Scioscia cambió todo”.

Él fue una leyenda de Dodgers que se convirtió en un desecho, que se unió a una franquicia que reflejaba lo divertido de sus dueños de Disney.

Él trajo consigo a los Dodgers en el staff que incluyó a Mickey Hatcher, Alfredo Griffin y Ron Roenicke. Él trajo la Liga Nacional a base de empuje, madurez, rapidez, una manera chica de jugar que puso a temblar en las rodillas al resto de la Liga Americana.

“Él siempre supo cómo conseguir lo mejor de lo que él tuviera”, dijo Eckstein, y él está hablando de sí mismo.

Scioscia lideró a los Angels a su único campeonato de Serie Mundial con Eckstein jugando shortstop por primera vez como profesional – “Nadie pensó que yo podía hacerlo; fue una idea loca, aún así Mike supo”.

Los Angels ganaron ese campeonato detrás de un gigante jonrón de Scott Spiezio y un Juego 7 iniciado por un novato llamado John Lackey, con jugadores de rol y quemadores de alfombras en todos lados.

“No creo que alguien hubiera ranqueado a nuestro equipo del 2002 como el más talentoso”, dijo Eckstein. “Pero si ves una escala de rudeza, estaríamos arriba en la lista”.

Scioscia hizo de los Angels un equipo de marquesina con cinco apariciones de playoffs en los siguientes siete años, mientras que le daba a un jugador como Vladimir Guerrero la libertad de impulsar su carrera al Salón de la Fama, en donde se convirtió en el primer jugador de los Angels en lograrlo. Más recientemente, el gran Mike Trout ha florecido en un ambiente similar, un clubhouse divertido de Scioscia que sigue el camino de un dugout de un Scioscia muy fiera.

“Él tenía esa habilidad innata de mantener las cosas ligeras en el clubhouse, pero siempre te dejó saber qué es lo que esperaba en el terreno de juego”, dijo Percival, el entrenador en UC Riverside. “Y él es muy inteligente. Nunca he visto a alguien manipular un roster como él. Muchas veces, él era más suspicaz que el resto”.

Aunque al final, no pudo ser más suspicaz que contratos gigantes y sofocantes, un grupo de lesiones y contrataciones decepcionantes. Mientras que Scioscia crecía, el roster de los Angels parecía lentamente desintegrarse, y cuando en la pasada primavera se celebró la adquisición de Shohei Ohtani, Zack Cozart, Ian Kinsler y Justin Upton, no hicieron diferencia este verano y estaba claro que su tiempo había terminado.

“Tal vez necesita tener su voz en algún otro lado”, dijo Percival. “Sé esto, que es una persona que aún puede dirigir y ganar más Series Mundiales”.

Quién sabe cuánto tiempo Scioscia se mantenga retirado, pero por ahora, es suficiente disfrutar de sus últimas semanas con los Angels como manera de agradecimiento y con las memorias de ese puñetazo en la cara propuesto.

¿José Guillen? Tan pronto como los veteranos lo pudieron alejar de Scioscia, él fue suspendido del equipo, en sus últimos días de la temporada, en la mitad de la carrera por el banderín, a pesar de que era uno de los mejores bateadores del equipo… fue canjeado esa primavera.

“No podías meterte con la manera de hacer las cosas de Mike”, dijo Percival.

Y eso no es broma.

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