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No tenía experiencia en futbol, pero compraron su lugar en el equipo de UCLA, con seleccionadas nacionales

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Las credenciales atléticas de Lauren Isackson eran pocas a comparación de sus compañeras de equipo. Se unió al prestigioso programa de futbol femenil de UCLA en 2017, junto con jugadoras del equipo nacional de Estados Unidos y de Canadá. Son atletas de élite acostumbradas a dominar el circuito de preparatoria y club y a ser las mejores en sus ligas, en sus estados y hasta en sus países.

La biografía de Isackson en la plantilla de UCLA incluía una mención honorífica, como seleccionada de la liga West Bay Athletic League en 2014 en el norte de California.

Pero eso también era falso, de acuerdo a los fiscales federales, quienes han implicado a los papás de Isackson en una conspiración para matricular a los hijos de familias con dinero y poderosas, en universidades élite.

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Cincuenta personas recibieron cargos la semana pasada, todas por su supuesta relación con una red de estafa. Entrenadores, oficiales de universidades y docenas de padres de familia, incluyendo actrices de Hollywood, ejecutivos y un diseñador de moda, fueron acusados de hacer arreglos para engañar a las universidades en exámenes de admisión y presentar a solicitantes como atletas reclutados. Los Isackson hicieron sus pagos por medio de acciones en Facebook.

William “Rick” Singer, un consejero de admisiones universitarias y el cerebro de esta estafa, como él mismo lo admitió, dijo en una corte federal, la semana pasada, que le ofreció dinero a los entrenadores para pasar a los hijos de sus clientes como atletas reclutados, asegurando su admisión a escuelas élite como Stanford, USC, Georgetown, Yale y UCLA.

Muchos de estos jóvenes ni siquiera jugaban el deporte en los que fueron reclutados, de acuerdo a los fiscales, y para el momento que llegaban a la escuela, casi todos habían dejado sus respectivos equipos.

Pero no Isackson.

Cuando fue admitida y reclutada como futbolista en junio de 2016, un comité de admisiones de estudiantes-atletas de UCLA le requirió quedarse en el equipo por lo menos un año, según la acusación.

Así que Isackson -quien carecía de las modestas credenciales que estaban en la biografía, según los fiscales, recibió el uniforme con el número 41 en un equipo lleno de estrellas. A cada jugadora en la plantilla le fue asignado un número entre 00 a 28.

Sus compañeras de primer año fueron reconocidas como la segunda mejor clase de la nación. Esa clase incluyó a la mejor jugadora reclutada del país, una jugadora del equipo nacional de Canadá y cinco jugadoras del equipo nacional de Estados Unidos.

El comunicado de prensa de la universidad tenía una declaración de la entrenadora de futbol, Amanda Cromwell, que decía: “Cuando todo esté dicho y hecho, esta clase será una de las mejores”.

Isackson nunca jugó futbol competitivo antes de matricularse en UCLA, de acuerdo a los fiscales, pero estuvo toda la temporada como mediocampista en la plantilla de un equipo que terminó la temporada 2017 como subcampeonas nacionales, por detrás del campeón, Stanford. Su perfil en el sitio Pac-12 la tiene sin jugar un sólo partido y tampoco disputó un sólo minuto durante la temporada.

Tod Tamberg, un vocero de UCLA, dijo que los reglamentos de privacidad le prohíben hablar de situaciones sobre algún estudiante en específico. Pero dijo que todos los equipos en UCLA “incluyen estudiantes-atletas con varios niveles de logros atléticos”.

“Algunos de los miembros están en las plantillas por el simple hecho de preparar al equipo para la competencia y no necesariamente juegan en los partidos”, dijo el pasado lunes.

Isackson es descrita como una jugadora de práctica. De acuerdo a su biografía de UCLA, su “momento atlético más destacado” no sucedió en la cancha, sino montando a caballo, donde fue campeona en su división dos años consecutivos.

Isackson ya no está en la plantilla actual. Es aún estudiante de UCLA, de acuerdo a Tamberg.

En la acusación, Tamberg culpó a Jorge Salcedo, el entrenador del equipo de futbol de UCLA, por supuestamente someter un “perfil de futbol falsificado” a la universidad, y dijo que el entrenador ha sido suspendido. La escuela ha iniciado una revisión a las acusaciones, las cuales continúan en este momento, agregó Tamberg.

Salcedo fue acusado con cargos de conspiración para cometer asociaciones ilícitas

Isackson no ha dado declaraciones. El abogado de sus padres, quienes han recibido cargos de conspiración para cometer fraude y fraude de servicios honestos, declinó comentar.

Los papás de Isackson comenzaron a conspirar con Singer en 2015 para lograr la admisión de su hija como una atleta, de acuerdo a la acusación revelada la semana pasada. Su primera opción era USC, pero debido a un “error” el perfil atlético falso de Isackson fue enviado a un proceso de admisión normal en febrero de 2017, obstruyendo el plan de Singer, de acuerdo a una declaración jurada del FBI.

En mayo de 2016, Singer envió el perfil atlético falso de Isackson a Ali Khosroshahin, un ex entrenador del equipo femenil de USC, quien luego se lo pasó a Salcedo, de acuerdo a los fiscales.

Khosroshahin también enfrenta cargos de conspiración para cometer asociaciones ilícitas.

Salcedo entonces mandó los grados y resultados de los exámenes a una entrenadora de futbol femenil de UCLA aún no nombrada, de acuerdo a la acusación. Como un mes después, “el Comité de Admisiones de Estudiantes-Atletas de UCLA” aprobó a Isackson para ser admitida como una atleta reclutada sin beca, de acuerdo a la acusación.

Cromwell, la entrenadora de futbol femenil de UCLA, no respondió a la solicitud de comentarios.

Aparte de Salcedo, ningún empleado de UCLA ha recibido cargos a causa del supuesto fraude.

Tras inscribir a su hija como atleta, Bruce y Davina Isackson le dieron a la fundación de Singer 2.150 acciones de Facebook, valoradas en $250.000, de acuerdo a la acusación del FBI.

Singer luego usó su organización caritativa para pagar a Salcedo $100.000 y $25.000 a Khoroshanin por asegurar la admisión de Isackson.

El día que la estudiante fue aprobada por el comité de admisiones de estudiantes-atletas, Davina Isackson le agradeció a Singer por medio de un correo electrónico, su hija y su esposo fueron copiados en ese correo.

“Sé que ha sido difícil”, dijo en el correo, de acuerdo a la acusación. “Pero gracias desde el fondo de mi corazón y de mi alma por su persistencia, creatividad y compromiso para ayudar a nuestra hija”.

Un perfil de Isackson aparece en uno de los sitios de Singer, el Key Athletics Club. La describe como “una estudiante de último grado de preparatoria destacable” y “capitana del equipo local de futbol”.

Zak Ibsen, el director de entrenadores del club, dijo que habló con ex entrenadores de Woodside Soccer Club de los años en los que Isackson jugó con el club y ninguno de ellos la recuerda. Ibsen jugó con UCLA y ganó el campeonato nacional en 1990 junto a Salcedo.

“Nadie se acuerda del nombre de esa joven”, dijo. “Algo no está bien aquí”.

Singer, quien comenzó a cooperar con el gobierno a cambio de afabilidad en su caso, llamó a los papás de Isackson en septiembre.

Mientras el FBI escuchaba, le dijo que su fundación de caridad estaba recibiendo una auditoría por el Servicio de Rentas Internas y quería que sus historias estuvieran de acuerdo.

Bruce Isackson insistió en hablar en persona, diciéndole a Singer que aunque “no se imaginaba que estarían grabando sus llamadas”, estaba “paranoico sobre esta [insulto] cosa”, de acuerdo a la acusación.

Singer entonces se reunió con Bruce Isackson en su casa en Hillsborough, mientras el FBI escuchaba.

Bruce Isackson fue grabado hablando sobre cómo la operación podría llegar a desarrollarse y la vergüenza que iba a traer a su familia.

“Podría ser una historia de primera plana”, dijo Bruce Isackson.

“La vergüenza que traería a todo mundo en la comunidad”, dijo. “Dios mío”.

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