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Sentimiento de urgencia lleva a los Dodgers a la victoria en San Francisco

(Jason O. Watson / Getty Images)
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Parado en la banca fría y con mucho viento el viernes por la tarde en el AT&T Park, Dave Roberts aceptó lo obvio.

“Está bien jugar con desesperación”, dijo.

Roberts no lo dijo en voz muy alta. Lo dijo en voz baja, mientras se escuchaban los bateos y el sonido de los zapatos de béisbol.

Pero nunca estas palabras han sido tan profundas.

Más vale que sus Dodgers estén escuchando. Más vale que sus Dodgers se den cuenta que están en un puesto muy desesperante.

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Como uno de los equipos que menos ha cumplido con las expectativas, los Dodgers llegaron el 28 de septiembre al campo de los Gigantes de San Francisco para el inicio de los últimos tres partidos de la temporada este verano. Sabían que los Cardenales de San Luis ya habían perdido, lo que los dejaba muy cerca del Juego de Comodín.

Pero eso no es todo. Ese nunca fue el plan. Eso no pudo ser la meta.

Un boleto de Comodín los meterá a los playoffs, pero un pase de Comodín será algo muy decepcionante y también sería un problema.

Los Dodgers necesitan pensar no solamente en su sexto campeonato divisional del oeste. Está al alcance de su talento. Esa debería ser la expectativa.

La conquista del título división parecía más difícil durante la mitad del partido del viernes, cuando en Denver, el primer puesto, los Rockies de Colorado ganaron su octavo juego al hilo. Pero los Dodgers aún tienen la oportunidad de ganar. Se aseguraron de tenerla con la victoria del viernes sobre los Gigantes por 3-1, en otra noche emocionante de una rivalidad muy antigua.

Los aficionados de los Dodgers llenaron grandes porciones del estadio, muchas veces intercambiando palabras con seguidores de los Gigantes, muchas veces ahogando el grito de los aficionados de San Francisco, causando tanto ruido que la policía tuvo que intervenir y mover a alguno de ellos cerca del diamante.

Pero la locura final aún está por llegar.

Con la victoria, los Dodgers ahora están a un juego detrás de los Rockies con dos por jugar.

Los Dodgers tienen que asumir estos últimos dos partidos como encuentros que tienen que ganar, juegos de playoffs, aunque la postemporada no tenga nada asegurado más que un partido de desempate de Comodín ante los Cardenales. Necesitan verlo como si fuese un partido de o ganan la División del Oeste o es fracaso, pero podría ser exactamente eso.

Un boleto de Comodín probablemente los forzará a viajar a Milwaukee y jugar un partido eliminatorio ante los Cerveceros, que están jugando bien y que tienen una alineación formidable y varios pitchers.

El campeonato de la división probablemente les daría cinco partidos ante los inestables y accesibles Bravos de Atlanta.

Un puesto de Comodín pondría toda la temporada en los hombros del novato Walker Buehler, que, aunque se ha convertido en el as del equipo, estaría haciendo su primera aparición en la postemporada.

Un título divisional le permitiría a Buehler estar en un puesto más cómodo detrás de Clayton Kershaw.

Los Dodgers necesitan entender esto, porque hasta sus aficionados lo entienden. Mientras los aficionados de los Dodgers se retiraban el viernes, un aficionado de los Gigantes les lanzó un último jab.

“¡Aún están en segundo lugar!”, le gritaron.

Roberts estuvo de acuerdo que el título divisional era la misión, pero también dejó en claro que no pueden ganar un campeonato si no los invitan al torneo, aún si la invitación sea un premio de consolación.

“La meta principal es ganar la división, ese es nuestro objetivo”, dijo Roberts. “Pero lo más importante, ultimadamente, es ganar la Serie Mundial, y para hacer eso necesitamos llegar a la postemporada. Así que el decir que el ganar la división o fracasar es descontar la importancia de llegar a la postemporada”.

Roberts entonces agregó: “¿sería una decepción de nuestra temporada regular no ganar la división? En ese caso sí. Pero tienes que concentrarte y entender que aún tienes la oportunidad de ganar el campeonato”.

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