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Conscientes de que es su momento, los estudiantes de Florida planean la Marcha por Nuestras Vidas equilibrando las clases con el activismo

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Como es una “una nerd en secreto”, Jaclyn Corin admite que se está volviendo loca para equilibrar el activismo político con las tareas escolares.

La presidenta de la clase junior, de 17 años, debe escribir seis ensayos para su clase de lenguaje y composición, de colocación avanzada. Pero después de que un hombre armado atacara su escuela preparatoria, donde mató a 14 estudiantes y tres empleados, la joven ahora se enfoca principalmente en la Marcha por Nuestras Vidas (March for Our Lives), que se realizará este sábado.

“Es muy difícil equilibrar ambas cosas”, dijo Jaclyn la semana pasada, mientras se ubicaba en una cabina, en Panera, junto con sus compañeros activistas David Hogg y Sarah Chadwick, y bebía un licuado de plátanos y fresas.

“Somos adolescentes y lideramos un movimiento nacional”, aseveró David, también de 17 años, alumno de último grado, enjuto e intenso, quien dejó de lado la memorización de sus 50 palabras de vocabulario de psicología y su proyecto de ciencias ambientales sobre mamíferos. “Eso es mucho estrés”.

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El objetivo de la marcha encabezada por estudiantes en Washington es simple: exigir que el Congreso apruebe un proyecto de ley integral para abordar la violencia armada.

Aunque la Cámara de Representantes aprobó la semana pasada la Ley de Violencia Escolar STOP, que autoriza $50 millones al año para reforzar la seguridad escolar, los alumnos afirman que no hace nada para restringir el acceso a las armas; ni siquiera menciona la palabra “arma”.

“Necesitamos una movilización masiva del público estadounidense, a gran escala”, afirmó David, un cineasta en ciernes que se convirtió en la voz clave del movimiento después de grabar videos de sus compañeros de clase, acurrucados en un pequeño armario oscuro, durante el tiroteo del 14 de febrero pasado.

Alrededor de 1,000 estudiantes de Marjory Stoneman Douglas High School en Parkland -y cientos de miles de simpatizantes de todo el país - marcharán en el Capitolio nacional. Además, se planean más de 800 marchas en todo el mundo, en Los Ángeles y París; Buenos Aires y Tokio; Sydney, Australia y Mumbai, India.

“En un mes, hemos sacudido el mundo”, afirmó Jaclyn, una pequeña rubia de voz alegre. “Pero siento que los adultos siguen presionando el botón de repetición. En algún momento tendrán que despertarse”.

Tratar de persuadir a los políticos para que promulguen leyes sobre armas, indicó David, es tan frustrante como enseñar a las personas mayores cómo usar los teléfonos inteligentes. “Es como cuando dicen: ‘No puedo entender cómo tomar una selfie...’”, dijo, secamente. “Y luego, cinco minutos después, finalmente tomas el teléfono y solo presionas el botón. ¡Solo tienes que ingresar a la configuración!”.

“La comparación es perfecta”, dijo Jaclyn, riendo.

“Eso es lo que estamos haciendo con nuestro gobierno”, continuó David. “¡Maldita sea, solo háganlo!”.

Hasta el momento, los estudiantes han recaudado más de $3.3 millones a través de GoFundMe para organizar el evento; algunas de las importantes donaciones provinieron de celebridades como Oprah Winfrey, Steven Spielberg y George y Amal Clooney. Una serie de estrellas del pop, Ariana Grande, Miley Cyrus, Jennifer Hudson y Demi Lovato, acordaron presentarse en el mitin.

Para los organizadores, la marcha es una manera de canalizar su dolor y enojo, además del envío de un mensaje fuerte al presidente Trump y al Congreso. “Sabemos que esto es lo que nos ayudará a sanar”, expresó Delaney Tarr, alumna de último año, de 17 años de edad. “Pero también es más grande que nosotros mismos. Creo que todos quieren hacer del mundo un lugar diferente, y eso es en lo que estamos trabajando ahora; tenemos la oportunidad de hacer algo”.

Los estudiantes sienten una sensación de urgencia al difundir su mensaje, un temor de que el público pierda interés.

Sarah, una adolescente rebelde de 16 años, que se ha convertido en una celebridad por su experto uso de las redes sociales, apeló a Twitter horas después del tiroteo, con un mensaje crudo y puntual para Trump: “No quiero sus condolencias”, escribió, agregando una obscenidad para enfatizar. “Mis amigos y maestros fueron asesinados”.

Casi en el mismo momento, Jaclyn, quien perdió a su amigo Joaquín Oliver, hizo un llamado vía Instagram: “POR FAVOR, contacten a sus representantes locales y estatales; debemos tener leyes de armas más estrictas INMEDIATAMENTE”.

Mientras Jaclyn urgía a los alumnos unirse a ella en Tallahassee, la capital del estado, para cabildear por nuevas leyes en Florida, su amiga Cameron Kasky, una joven de 17 años y actriz, juntó a los activistas creando el hashtag #NeverAgain (Nunca más) y tuvo la idea de organizar una marcha.

En cuestión de días, los adolescentes crearon un movimiento nacional con el objetivo de verificar los antecedentes de los compradores de armas. Después del poderoso discurso “We Call B.S.” (denunciamos la mentira) en un mitin en Fort Lauderdale, Emma González, de 18 años, cosechó 1,25 millones de seguidores en Twitter.

En tan solo tres semanas, los jóvenes presionaron a la Legislatura republicana de Florida a aprobar -y al gobernador republicano Rick Scott a promulgar- un histórico proyecto de ley de seguridad escolar, por $400 millones. La cuestión no llegó tan lejos como los estudiantes querían, pero incluye disposiciones a las que la Asociación del Rifle (NRA) se oponía largamente, como el aumento de la edad mínima para comprar un arma de fuego de 18 a 21 años.

Algunos críticos desestiman a los adolescentes y los consideran apenas portavoces telegénicos y excesivamente emocionales, pero los estudiantes rechazan rápidamente la idea de que alguien los dirija. “Nadie está estableciendo nuestra agenda”, aseguró David, quien desde el principio se preocupó de que los adultos intenten hacerse cargo. “Si lo intentan, Cameron, Emma y yo los aniquilaremos verbalmente”.

Aún así, los estudiantes dejaron la mayor parte de la planificación diaria de la marcha a padres comprensivos, maestros, exalumnos, legisladores y grupos sin fines de lucro. Deena Katz, coproductora ejecutiva de “Dancing With the Stars” y codirectora ejecutiva de Women’s March Los Angeles Foundation, está trabajando en los permisos y organiza la ruta, las pantallas gigantes, los generadores, baños portátiles y ña seguridad. Una firma de relaciones públicas coordina los trabajos de oratoria de los estudiantes y responde a las solicitudes de los medios.

Un grupo de 200 alumnos y docentes viajará a la capital por cuatro días patrocinado por Giffords, la organización de prevención de la violencia armada fundada por Gabrielle Giffords, excongresista demócrata de Arizona que sobrevivió a un intento de asesinato en 2011. Unos 550 estudiantes adicionales volarán durante el día, abordando vuelos previos al amanecer que fueron proporcionados gratuitamente por Delta Air Lines.

Los adolescentes aceptan que están teniendo un fuerte impacto, en parte, porque tienen recursos que otras víctimas no tienen; Parkland es una comunidad próspera, predominantemente blanca, con un ingreso familiar promedio de alrededor de $128,000 al año. “Si podemos usar nuestro privilegio blanco para amplificar la voz de las minorías, tenemos que hacerlo”, aseguró Sarah. “No solo vivimos la violencia. La experimentamos una vez, fue horrible y traumatizante, pero la gente de los barrios de las comunidades del interior experimenta tiroteos todos los días”.

Como activistas, los estudiantes no están al tanto de cada problema político. Difieren sobre si los maestros deben estar armados o si presionar para una prohibición absoluta de las armas de asalto. Cuando los fiscales anunciaron, la semana pasada, que buscarían la pena de muerte para el tirador, Nikolas Cruz, Emma indicó en “60 Minutes”, de CBS, que estaría feliz de verlo morir, mientras que Cameron y David prefieren una condena perpetua.

Algunos, como Jaclyn, admiten que no eran políticamente activos antes del tiroteo. Muchos de los otros, sin embargo, hace tiempo que siguen la política y las noticias. Después del tiroteo en Las Vegas del año pasado, que dejó 58 muertos, Sarah tuiteó mensajes para pedir más control de armas. “Siempre he sido obstinada, pero ahora la gente está escuchando”, expuso, y señaló que sus padres crearon cuentas de Twitter después del tiroteo en su escuela para controlarla.

“Todos los días, la política se usa para reprimirnos”, indicó David, quien aprendió la mayor parte de lo que sabe sobre la NRA y los grupos de interés especial viendo al comediante John Oliver en “Last Week Tonight”, de HBO. “Siempre me sentí de esta manera. Ahora tengo la plataforma para hablar”.

Como si fuera una señal, un hombre saluda a David con la mano. Es uno de una serie de adultos deslumbrados que se acercan a los adolescentes cada pocos minutos para darles la bienvenida, agradecerles y desearles buena suerte.

Los jóvenes ya se preocupan por cómo mantendrán el impulso luego de la gran marcha del sábado. “Voy a ser BoJack Horseman”, dijo David socarronamente, refiriéndose al hastiado, vapuleado, alcohólico caballo y héroe de la serie animada para adultos de Netflix. “Lo que realmente necesitamos averiguar es qué diablos va a pasar el 25 de marzo, y el día siguiente y el posterior”.

“No queremos que la gente se olvide de nosotros”, aceptó Sarah. “Pero creo que eso será difícil. Ahora tenemos muchos seguidores, especialmente Emma”.

Teniendo en cuenta cómo impulsar su agenda, David se refirió a la pirámide de narraciones del novelista alemán Gustav Freytag. “Tenemos el incidente emocionante, tenemos la construcción del relato y tenemos el clímax, pero no hay resolución”, dijo. “La resolución es por justamente eso por lo cual luchamos; se trata de nuestras vidas”.

Jarvie es corresponsal especial.

Si quiere leer este articulo en inglés, haga clic aquí:

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