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Las ‘ratas de túnel’ de la Patrulla Fronteriza: un grupo que acecha a los contrabandistas en un juego subterráneo de escondidas

Group works to curtail underground trafficking at border.

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Es un nombre que sólo un burócrata podría amar: Confined Spaces Entry Team (equipo de entrada de espacios confinados).

Los miembros del escuadrón se llaman a sí mismos por un nombre levemente diferente: ratas de túnel.

Durante los últimos siete años se han deslizado bajo la tierra para localizar, mapear y sellar los túneles utilizados por los cárteles para contrabandear drogas desde México hasta San Diego y otros sitios.

La suya es una parte poco conocida del juego de escondidas de alto riesgo que se lleva a cabo a diario a lo largo de la frontera. Si bien gran parte de la atención, especialmente en el último tiempo, se ha centrado en las paredes y lo que sucede en la superficie, se han encontrado más de 80 túneles en California y Arizona desde 2011.

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Algunos tienen casi 3,000 pies de largo y contienen pistas para carros motorizados, así como luces, ascensores y ventilación. Uno terminó debajo de una casa en Calexico, construida sólo para proporcionar refugio a los tuneleros.

Los almacenes construidos cerca de la frontera en Otay Mesa y Tijuana proporcionan camuflaje: un lugar fuera de la vista para la entrada del túnel y otro para la salida.

El suelo arcilloso de la zona es particularmente bueno para la construcción de pasajes, ni demasiado suave ni demasiado duro. “Esto”, comentó Lance LeNoir, haciendo un gesto hacia los almacenes y el suelo entre ellos, “es lo que hace de San Diego un lugar clave para los corredores largos y sofisticados”.

LeNoir es oficial de operaciones de la Patrulla Fronteriza. Es él quien dirige a las cinco ‘ratas de túnel’, y en una mañana reciente estaba de pie cerca de lo que se conoce entre las fuerzas del orden como el túnel de Gálvez.

Descubierto en diciembre de 2009, éste se extiende a 762 pies desde un depósito en Tijuana hacia un almacén en los EE.UU., justo al oeste del Puerto de Entrada de Otay Mesa.

El túnel mide seis pies de alto por cuatro pies de ancho -grande para los pasajes estándar-, y 100 pies por debajo de la superficie en algunos puntos; está inclinado para permitir que el agua subterránea fluya fuera del camino.

Los traficantes trabajaron en él durante aproximadamente 18 meses y aún no habían terminado cuando fue descubierto, luego de la pista proporcionada por un informante. Una docena de personas fueron arrestadas en su interior.

Ahora lo que queda del conducto, unos 30 pies, se usa para entrenar a las ‘ratas de túnel’. Allí practican rescates y prueban sus equipos. Las ratas de túnel toman su nombre de las fuerzas de la Guerra de Vietnam que pasaban a la clandestinidad en busca de combatientes enemigos, a veces participando en combates mano a mano.

“Para ellos era mucho más difícil que nosotros”, afirmó LeNoir. “Usamos la denominación en homenaje a ellos”.

Varios de los miembros del equipo son veteranos militares y sus uniformes se parecen a los que usan los soldados: pantalones de camuflaje, cascos, chalecos y pistolas.

Los miembros del equipo se ofrecen como voluntarios para la tarea, y para unirse al grupo primero deben arrastrarse a través de una tubería de dos pies de ancho por unas 20 yardas. Eso ayuda a eliminar a los agentes que son claustrofóbicos.

Los túneles son cada vez más estrechos: es más rápido construirlos de ese modo, y resultan más baratos. Uno de ellos, encontrado el año pasado, tenía solo 14 pulgadas de ancho.

Entrar en el túnel de Galvez es simple, en comparación. Los visitantes bajan 70 pies a través de escaleras de metal instaladas en un pozo de concreto que se construyó después del descubrimiento de la ruta subterránea de contrabando, que se cruza con el túnel en un punto entre las vallas fronterizas primaria y secundaria.

“Estos túneles no cumplirían ninguna norma de minería o construcción con las cuales estamos familiarizados”, aseguró LeNoir. Si se encuentra madera dentro, apuntalando las paredes y el techo, no se debe a la dedicación por la integridad estructural, observó, sino porque ocurrió un colapso mientras trabajaban y necesitaron arreglarlo.

Las ratas del túnel forman parte del Tunnel Task Force, que también incluye a representantes del Departamento de Seguridad Nacional, la Agencia Antidrogas (DEA) y la Agencia de Inmigración y Control Fronterizo (ICE). El equipo se formó en 2003, cuando los funcionarios se dieron cuenta de que, aunque la mayoría de las drogas se transportaban a través de la frontera en los puertos de entrada, escondidas dentro de camiones de carga y otros vehículos, los corredores subterráneos se estaban convirtiendo en un problema importante.

Originalmente, el equipo subterráneo se enfocaba en contrabandistas que usaban desagües pluviales y sistemas de alcantarillado existentes para trasladar a las personas a través de la frontera ilegalmente. A medida que se descubrieron más y más túneles transfronterizos -13 en el sector de San Diego en 2006- el grupo comenzó a centrarse en eso. Así, desarrollaron habilidades en geología, monitoreo de aire y extracciones de emergencia.

Después de que se encuentra un túnel y se despeja de contrabandistas, se llama a las ‘ratas’ para comprobar la evidencia y proceder al mapeo. Ellos se aseguran de que el aire sea seguro y la tierra estable, y luego se lanzan a la profundidad con cintas métricas, brújulas y láser.

Luego se vierte concreto en las estructuras, en varios lugares del lado de los EE.UU.; un “remedio” que le ha costado al gobierno federal unos $10 millones desde 2007.

Los miembros del equipo afirman que lo que más les gusta de su empleo es la variedad. Su trabajo va y viene año tras año. Hasta fines de agosto, se habían descubierto siete túneles -tres en funcionamiento y cuatro aún no terminados- para el año fiscal que comenzó el 1º de octubre de 2016, según la Patrulla Fronteriza. En las ocho semanas de este nuevo año fiscal, cero.

En la última década, el número de pasajes descubiertos ha fluctuado entre uno y nueve. Algunas veces el trabajo tiene una cierta sensación de deja vu. Los funcionarios del lado mexicano de la frontera no siempre tienen los recursos para sellar los túneles.

Al menos ocho veces en los últimos años, dice la Patrulla Fronteriza, los túneles recientemente descubiertos resultaron ser antiguos. Los contrabandistas comenzaron en México usando lo que ya estaba disponible, y cuando llegaron al cemento, del lado estadounidense, cavaron alrededor de éste hasta que se encontraron de nuevo otra ronda de laberintos escondidos que no muestra signos de finalización.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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