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Con una iniciativa para eliminar casi la mitad de los burdeles del estado, se debilita el monopolio del vicio en Nevada

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Un tramo recto de cinco millas es todo lo que separa la iglesia Heritage Bible Church de los burdeles al final de Homestead Road, en Pahrump. El límite de velocidad entre el pecado y la salvación es de 45 mph.

De pie frente a su capilla blanca un domingo por la mañana, antes del servicio, el pastor W.R. Budd Hawk miraba las limusinas pasar hacia Chicken Ranch, o Sheri’s Ranch. “Es obvio a dónde van”, indicó. “Los autos suelen ir bastante rápido, tal vez a 60”.

Hace unos años, la iglesia colocó los Diez Mandamientos de cara al tránsito, con la esperanza de influir en la gente, de hacer que reconsideren sus elecciones de vida. Hawk oraba regularmente, por supuesto, para que los burdeles cierren.

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Ahora, piensa que sus plegarias podrían ser escuchadas.

Los residentes comenzaron a juntar firmas en abril pasado en pos de medidas electorales que declararían la ilegalidad de los burdeles en los condados de Nye y Lyon. Si tiene éxito, el referéndum eliminaría casi la mitad de los 20 burdeles del estado. Los vecinos tienen hasta el 15 de junio próximo para cumplir los requisitos e impulsar las medidas electorales, de cara a las elecciones de noviembre.

Es uno de los pasos más importantes que recuerda aquí la gente para poner fin a la prostitución legalizada en Nevada, uno de los identificadores únicos del estado, que data del siglo XIX. Por décadas, Nevada cultivó la imagen de ser un sitio para que los visitantes hicieran aquellas cosas que no se les permitían en sus lugares de origen: apostar, tener acceso al alcohol las 24 horas y a la prostitución legalizada y, más recientemente, a la marihuana recreativa.

En los últimos años, sin embargo, otros estados se han puesto al día con el monopolio del vicio que por mucho tiempo tuvo Nevada. El juego ha proliferado; el uso recreativo de la marihuana está permitido en varios estados, entre ellos California. Y a medida que otros sitios han dado un paso para aceptar ciertos impulsores económicos anteriormente prohibidos, Nevada ha virado hacia una imagen más tradicional.

Las Vegas puso su primer gran equipo de deportes profesionales, los Golden Knights, en la Liga Nacional de Hockey (NHL) esta temporada. En 2020, la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) llegará de la mano de los Oakland Raiders, con un reluciente estadio valuado en $1,900 millones, cuya finalización está prevista para ese año. Se habla también de que la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA) seguirá los pasos de la Asociación Nacional de Básquetbol Femenino, que arribará este año. En 2017, Tesla presentó nuevos permisos de construcción para su Nevada Gigafactory, una instalación de $1,300 millones. Y Nevada es regularmente un punto focal de los ciclos electorales, como un crucial estado indeciso.

Los partidarios de eliminar los burdeles señalan todas esas cuestiones y argumentan que Nevada necesita avanzar hacia el futuro y dejar atrás su imagen de un destino de prostitución.

Para Jason Guinasso, quien ayuda a liderar la iniciativa para incluir las medidas electorales en la boleta, es el momento adecuado para, finalmente, terminar con la prostitución legalizada. El movimiento #MeToo, dijo, inspiró el diálogo a nivel nacional sobre mala conducta sexual por parte de los hombres y empujó la prostitución legal más lejos de lo que es ahora aceptable en la sociedad. “Si uno considera a una mujer como un objeto o mercancía para la compraventa, eso configura la forma en que una comunidad las valora”, expuso. “Distorsiona la perspectiva masculina, lo cual lleva a más violencia doméstica y violaciones. ¿No es hora de cambiar la manera en que valoramos a las mujeres?”, se preguntó.

Guinasso expresó que los proponentes, en primer término, quisieron abordar el problema a nivel estatal, pero no encontraron mucho apoyo en Carson City. Incluso Harry Reid, exlíder de la mayoría del Senado, presionó para proscribir la prostitución, pero el intento fue recibido con silencio.

No obstante, destacó Guinasso, si los condados comienzan a eliminar los burdeles, ello podría tener un efecto dominó. Los condados con poblaciones inferiores a 700,000 pueden licenciar burdeles y están regulados en el estado desde 1971 - aunque han existido desde la era del Viejo Oeste, en el siglo XIX-. Siete condados en la actualidad cuentan con burdeles legales, que no están permitidos en el condado de Clark, hogar de Las Vegas.

Michael Green, profesor asociado de historia en la Universidad de Nevada, Las Vegas (UNLV), sugirió que el enfoque por condados es novedoso. “Si esto se extiende, creo que será absolutamente significativo”, señaló. “Nevada tiene antecedentes de un enfoque libertario de las cosas -haz lo que quieras mientras no me molestes-, pero hemos visto un cambio en ello en los últimos años, con el crecimiento en los centros urbanos y la población de las zonas rurales de Nevada, que se han vuelto socialmente más conservadoras en lugar de continuar con la veta libertaria”.

El profesor también destacó que el impulso para eliminar los burdeles de los dos condados se puede resumir en dos palabras: Dennis Hof.

Hof, autoproclamado proxeneta de alto perfil, anunció que se postularía para la Asamblea estatal en noviembre próximo, y se sumó a la campaña contra el titular republicano, James Oscarson, sin sutilezas. Grandes anuncios aparecieron en Pahrump, con fotos de Hof sosteniendo un rifle semiautomático. En otra cartelera, una imagen de Oscarson parece referirse a él como un primate.

Cuando, a principios de este año, las autoridades del condado de Nye cerraron el burdel Love Ranch, en las afueras de Pahrump, Hof -su propietario- afirmó que eran trucos sucios por parte de Oscarson y sus aliados. Según el condado, Hof había tratado varias veces de eludir los permisos necesarios para la construcción en el sitio del Love Ranch. El burdel reabrió hace dos semanas.

Hof también ha tenido problemas personales. El periódico Las Vegas Review-Journal informó que dos mujeres presentaron recientemente denuncias policiales alegando abusos sexuales por parte de él, quien negó las acusaciones.

El hombre de 71 años, propietario de los únicos cuatro burdeles en el condado de Lyon y de tres más en el condado de Nye, dijo que los intentos de criminalizar la prostitución redundarán en un mayor tráfico sexual ilegal y en la necesidad de aumentar los impuestos para invertir en unidades policiales de la división antivicios. “Soy un profesional. Sé lo que se necesita para reducir el tráfico sexual”, dijo. “Cuando haces que el negocio sea ilegal, los delincuentes lo dirigen. Por eso mismo se lo legaliza. En el mundo legal, los proxenetas con niñas menores de edad no son bienvenidos. No pueden obtener una licencia, no pueden ingresar al negocio. Se elimina el 90% del tráfico sexual al legalizar el negocio”.

Hof también señaló que Guinasso trabaja en el mismo bufete de abogados que el vicegobernador Mark Hutchison, quien ha respaldado a Oscarson.

Guinasso reconoció la conexión con Hutchison, pero aseveró que el tema de la prostitución en Nevada supera a Hof. Se trata de sacar al estado del pasado, dijo, y hacer que sea más atractivo para que otras empresas lleguen allí, además de salvar a las mujeres de la esclavitud sexual en forma de prostitución. “El hecho de que Hof se postule para un cargo simplemente pone de manifiesto el problema tal como lo vemos”, expresó. “Es la personificación de lo que está mal en la industria de la prostitución legalizada”.

Según Christina Parreira, trabajadora sexual en uno de los prostíbulos de Hof, el impulso por los derechos de las mujeres debería incluir que se permita a las personas la opción de prostituirse legalmente, y agregó que ella y otras en la industria no necesitan ser rescatadas.

Sin embargo, esta graduada de la UNLV, de 32 años de edad y alumna en un doctorado en sociología, está tomando las peticiones en serio y teme que los simpatizantes puedan usar el movimiento #MeToo como un trampolín para colocarlas en la boleta en noviembre. “El movimiento #MeToo se trata de la agresión sexual, la conducta sexual inapropiada y la violación, que no son las cosas que suceden en los burdeles”, prosiguió Parreira. “Pero a una persona que no conoce esos sitios, puede parecerle así. No digo que estos sean sitios perfectos, pero se trata de un negocio con licencia, que prioriza la seguridad”.

Según ella, hay botones de pánico junto a las camas y los gerentes saben dónde están cuando entran a la habitación con un cliente. Las paredes son delgadas, y “si gritas, te escucharán”, aseguró. Si alguien acciona el botón de pánico, “todo el lugar vendrá y golpeará [al agresor] hasta dejarlo inconsciente. Es un mal lugar para violar a alguien”, remarcó.

Pero en una reunión sabatina en Pahrump, en la cual se capacitó a voluntarios sobre cómo juntar firmas y eludir cualquier pregunta acerca de los males de los burdeles, Dennis Boylan opinó que la era de la prostitución legalizada debería terminar. Según dijo, Hof se “gana la vida vendiendo gente”.

El pastor de It is Finished Ministries -su iglesia se encuentra en un pequeño centro comercial pegado a una gasolinera- predicó durante unos 20 minutos, un reciente domingo por la mañana, sobre la necesidad de sacar a Hof y los burdeles de la actividad. “Lo que ellos hacen roba almas y roba vidas”, expuso Boylan.

No obstante, desde Heritage Bible Church, Hawk no cree que los burdeles sean fáciles de derribar. Habló con un hombre que asiste regularmente a su iglesia, comentó, pero cuando le preguntó si respaldaría la medida para eliminarlos, éste le dijo que estaba de acuerdo con cualquier cosa que sucediera. Para el pastor, la tensión libertaria en el área rural de Nevada sigue viva y fuerte.

“Como cristiano, tengo que defender lo que creo que es correcto”, afirmó Hawk, mirando hacia el estacionamiento, donde un auto ocasional cruzaba Homestead Road, dejando atrás la iglesia. “Tal vez podamos convencerlos cuando regresen”, dijo.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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