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HBO crea documental sobre una mamá de L.A que acogió a más de 1.000 niños de crianza temporal

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Cada dos semanas, aproximadamente a las dos o tres de la madrugada, llegaban los recién nacidos a la casa de Earcylene Beavers, en Los Ángeles. Algunos no tenían siquiera botellas de leche, la mayoría no tenía ropa; simplemente llegaban envueltos en mantas ligeras.

Durante 13 años, Beavers cuidó bebés en intervalos de 15 días, después de que los trabajadores sociales de emergencia los separaran de sus padres al nacer, a menudo debido a la exposición a las drogas que habían sufrido. Con dos cunas en su habitación, a veces se ocupaba de hasta dos pequeños a la vez, mientras trabajaba a tiempo completo.

“Cuando iba a la iglesia, la gente me decía: ‘déjame ver a tu bebé hoy, déjame ver qué bebé tienes”, le contó a The Times. “A veces llamaba a mi niñera por la mañana y le decía: ‘trajeron un bebé anoche, te lo dejo y volveré a recogerlo después del trabajo. Cualquier problema, llámame”.

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La historia de Beavers es una de las cuatro del Departamento de Servicios para Niños y Familias del Condado de Los Ángeles que retrata el documental de HBO “Foster”, que se estrena este martes, en el marco del Mes Nacional de la Crianza Temporal.

“Foster”, en producción por una década, reúne a la productora Deborah Oppenheimer y al guionista y director Mark Jonathan Harris, quien trabajó en “Into the Arms of Strangers: Stories of the Kindertransport”, ganador del Oscar en 2000.

Su nueva película pone de relieve las fortalezas y debilidades del sistema en el condado de L.A, la agencia de bienestar infantil más grande del país.

Beavers, apodada “Mom USA” (mamá EE.UU) por sus hijos, es una de las historias de éxito. Ella hizo la transición a la crianza temporal de largo plazo hace unos 15 años, cuando despedirse de los recién nacidos se había vuelto un tema demasiado doloroso. “Me dolía el corazón. Lloraba tanto por los bebés que se iban, que dije: ‘no puedo hacer esto por más tiempo’”, recordó.

A lo largo de tres décadas, la mujer recibió a más de 1.000 niños de crianza temporal en su hogar, incluso adoptó legalmente a tres y se convirtió en tutora legal de varios otros.

En el documental, los espectadores también ven el lado más oscuro de los recién nacidos que ingresan al sistema, a través de los ojos de la pequeña Kris’Lyn. La niña fue separada de sus padres momentos después de nacer, cuando hallaron cocaína en su cuerpo.

Más tarde fue puesta al cuidado de su padre, Chris. Su mamá, Reanne, luchó para mantener su sobriedad y recuperar sus derechos como madre, pero finalmente abandonó la filmación.

“Estaba devastada”, dijo Oppenheimer, y agregó que el equipo principal de la película se reunió con un profesor de trabajo social para hablar sobre el trauma indirecto y el establecimiento de límites.

Uno de los momentos más desgarradores de “Foster” es cuando Kris’Lyn sufre una convulsión en cámara. Su pequeña cara se congela, mirando al cielo. Las cámaras luego capturan una prueba en el hospital, para determinar cómo la cocaína podría haber afectado su desarrollo.

El documental también sigue a Mary Montoya, ahora una joven adulta, quien estuvo expuesta a las drogas cuando era bebé. A ella se le unen Dasani, una adolescente de acogida en libertad condicional, y Jessica Chandler, una ex niña de crianza que estuvo en centros de menores y tuvo un embarazo adolescente antes de convertirse en trabajadora social.

Montoya, Chandler y Beavers hablaron con The Times sobre cómo la película refleja sus vidas. La siguiente entrevista fue editada, en beneficio de la extensión y claridad.

¿Cuál fue su reacción inicial cuando las contactaron para este documental?

Montoya: Al principio tenía muchas dudas, pensaba cosas como: “¿qué pasa si no lo hago bien? ¿qué pasa si no soy una representación precisa de otros jóvenes en el sistema?

Beavers: Pensé: “oh, Dios mío, ¿es en serio? ¿mis hijos y yo?”. Estábamos emocionados de hacerlo.

Chandler: Estaba un poco preocupada por cuál sería el objetivo del documental. ¿Reforzaría los estereotipos negativos?, me entusiasmó mucho saber que sería una oportunidad para mostrar a las personas cómo pueden participar; interacciones cotidianas con gente que ha transformado, al menos para mí, nuestra trayectoria.

Jessica, en el documental te reúnes con alguien que fue fundamental en tu vida: tu enfermera Dojai, quien a través de una asociación de enfermería y familia te guió en tu primer embarazo. ¿Qué recuerdas de esa época y cómo te sentiste al verla de nuevo?

Chandler: Bueno, mi hijo -a quien quería abortar o dar en adopción... escucha a Dojai decir: “oye, está bien tomar un descanso y caminar hacia la otra habitación y cerrar la puerta”. Yo tenía 19 años y me estaba volviendo loca. Nunca le di las gracias. Nunca pude decirle que su voz fue tan poderosa en mi vida. Así que, poder agradecerle significó mucho para mí.

Sra. Beavers, supimos que usted y su esposo en ese momento tenían algunos problemas de infertilidad. Eso contribuyó con su decisión de ser madre de crianza temporal. ¿Cómo fue dar ese salto de fe?

Beavers: Yo no fui una niña de acogida, pero fue como si hubiera vivido en un hogar de crianza temporal. Entonces quería darles a estos niños lo que no tenían en la vida de parte de sus padres biológicos. Cuando llegaban a mí, no quería que se sintieran en un hogar de acogida, sino en una familia.

¿Cómo fue reflexionar sobre sus experiencias pasadas, especialmente después de ver aspectos de su propia vida en pantalla?

Chandler: Todos me decían que, cerca de los 21, probablemente estaría muerta -mucha gente, especialmente cuando estaba en las casas para grupos o en el centro de menores-. Mi papá me decía que todos tenemos un propósito. Solía llevarnos a Skid Row (un área en L.A con alta concentración de indigentes) y mostrarnos a las personas sin hogar y decirnos que si no éramos buenos alumnos, terminaríamos así. Yo pensaba que ese era realmente mi propósito; que la gente iba a señalarme y decir: “¿no querrás ser como ella verdad?”.

Eso era lo más alto que podía proyectarme en la vida. Hace cuatro años que soy trabajadora social, casi cinco y es algo que realmente no hubiera creído.

¿Cómo se sienten cuando otros ven la película, especialmente algunos de los familiares de quienes ustedes hablan en ella?

Montoya: No he hablado con mi madre al respecto [en el documental, Montoya habla sobre el abuso de su madre]. Tengo un poco de miedo de que lo vea, si es que lo hace.

Ahora sé un poco más sobre su historia y las cosas con las que debió luchar; por qué era así conmigo. Tuvimos una conversación muy larga y finalmente le confesé todo lo que había sentido. ¿Qué pasaría si ve como hablé de ella en ese momento y eso cambia la situación actual?.

Beavers: Al verlo, lloré junto con los otros niños, porque no era como estar mirando a un actor. Me estaba mirando a mí misma. Eso realmente pasó; esa fui yo, esa es quien soy.

¿Cómo se sienten hoy, reflexionando sobre lo lejos que han llegado?

Chandler: Pude crear un futuro para mí, convertirme en una defensora y sentirme capacitada. Sentía la responsabilidad de devolver algo y expiar de esa manera, porque siento que me depuré emocionalmente por esto. Espero poder darles a los otros jóvenes de crianza una segunda oportunidad, para que la gente los mire por segunda vez.

Beavers: Estoy haciendo lo que quiero hacer. Mis hijos son felices. Tengo a Dios en mi vida. Estos niños llenan un vacío. Mi esposo y yo nos separamos hace 10 o 15 años, y estoy bien, no he perdido las ganas de hacer las cosas.

¿Qué esperan que la gente aprenda de este documental?

Chandler: Sólo las personas aliadas pueden realmente interrumpir el ciclo e intervenir. Las personas que están dentro, viviendo así y sobreviviendo, no pueden cortar el ciclo. Espero que la sociedad en general mire más de cerca quiénes somos como personas, y tal vez vean el potencial.

Beavers: Quiero reclutar a otros padres de crianza temporal, y quiero que los padres de crianza actuales se involucren más con los niños. Sé que a veces es difícil, pero hay que ser fuerte. Hay que amarlos hasta el punto de poder decirles: “¿sabes qué? sé que no lo dijiste en serio, sé que estás asustado, sé que estás herido, pero vamos a trabajar juntos en esto”.

Montoya: Sólo espero que cualquier chica que esté saliendo del sistema de cuidados de crianza y se sienta aterrorizada del futuro, vea que va a estar bien. Eso no es algo que sólo experimenten los jóvenes de crianza temporal, sino una cuestión que todo adolescente en transición a la edad adulta atraviesa. Y no están solos.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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