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La Florida inicia la evaluación de los daños dejados por el huracán Michael, uno de los más fuertes que han golpeado a EE.UU.

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El huracán Michael golpeó e inundó los vecindarios de un par de ciudades de Florida que se encontró en su camino, después de que la tormenta de categoría 4 tocara tierra el miércoles 10 de octubre por la tarde, siendo uno de los huracanes más fuertes que haya golpeado a EE.UU.

Las aguas oceánicas arrastradas por el huracán hacia el interior se elevaron hasta los techos de los edificios de una sola planta en al menos un vecindario de Mexico Beach, donde una masa de tablones flotaba en el agua. En Panama City, el viento arrancó los techos de algunos edificios y los toldos de las estaciones de servicio.

Era demasiado pronto para obtener una imagen clara de la magnitud del daño y las víctimas de la tormenta, que se espera que sean muy extensos. Michael avanzó hacia Tallahassee y Georgia luego de tocar tierra cerca de Mexico Beach alrededor de la 1:30 p.m. hora del este, con vientos máximos sostenidos de 155 mph, dijo el Servicio Nacional de Meteorología.

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En un motel Quality Inn de dos pisos en Panamá City Beach, algunas personas que habían evacuado sus hogares habían ido a un balcón para tomar fotos y videos de la tormenta. Los poderosos vientos los empujaron hacia adentro, lanzaron ramas de árboles a través de la calle y arrancaron el anuncio del motel.

Las paredes del local se sacudieron. En la habitación 235, Jonathon Klepetzki, un estudiante de 30 años de investigación de meteorología de Jacksonville, dijo que escuchó el crujido de una pared y luego vio cómo un trozo de panel de yeso golpeaba su televisor de pantalla plana. Arriba, se escucharon fuertes golpes cuando el viento arrancó las tejas del techo.

Después de acurrucarse en su habitación con la esperanza de que el techo no se cayera, Roxanna Scott, de 31 años, trabajadora financiera de Panama City Beach, salió a un balcón lleno de paneles de metal y espuma aislante. Abajo, un pino se había quebrado y caído sobre un Ford blanco F150.

En Port St. Joe, al sureste de Mexico Beach, el viento cortó los pinos a la mitad como si fueran un fósforo, lanzando algunos troncos sobre los cables eléctricos. En el condado de Walton, al oeste de Panama Beach, un agente tomó una foto de un yate que había sido arrastrado por las olas hacia la costa; su vela quedó hecha jirones junto al mástil.

Los oficiales de emergencia en toda la región, por temor a su propia seguridad, dejaron de responder temporalmente las llamadas al 911 de los residentes que no habían sido evacuados. Algunas salas de redacción de la zona se quedaron sin electricidad, cortando el flujo de información de los periodistas locales que cubrían la tormenta.

Poco antes de azotar esta parte de la Florida, el huracán Michael se había fortalecido hasta convertirse en una tormenta de categoría 4 con vientos sostenidos de 150 mph que se esperaba inundarían la costa.

El Servicio Nacional de Meteorología dijo que el huracán tocó tierra faltándole solo 2 mph para ser clasificada como una tormenta de Categoría 5.

La presión central de la tormenta había caído a 919 milibares, la más baja registrada por cualquier huracán que ha golpeado a Estados Unidos, excepto el huracán Camille, en 1969, y un huracán sin nombre en 1935, ambas tormentas con vientos de categoría 5. La presión central más baja es un signo de mayor poder.

Según informes de medios locales, una de las islas de la zona, Dog Island, a la que solo se puede acceder en barco, estaba bajo el agua. En la costa continental los fuertes vientos comenzaron a arrancar los tejados de los edificios y las ramas de los árboles mientras los funcionarios y residentes se amontonaban en refugios para sortear lo peor del huracán.

La tormenta barrió el noroeste del golfo de México el miércoles temprano, generando advertencias oficiales para que los residentes buscaran refugio.

Se pronostica que Michael azotará las áreas costeras de Florida, Alabama y Georgia con hasta 12 pulgadas de lluvia. Hacia el interior, se pronostican vientos dañinos, lluvias torrenciales e inundaciones repentinas que amenazan la vida en partes de Georgia y Alabama.

“Esta es la peor tormenta que nuestra franja de la Florida ha visto en un siglo”, dijo el gobernador de Florida, Rick Scott, en una conferencia de prensa en el centro de operaciones de emergencia del estado en Tallahassee. “El huracán Michael está sobre nosotros y ahora es el momento de buscar refugio”.

Antes del amanecer, los residentes a lo largo de la costa del Golfo de Florida se apresuraron a refugiarse cuando el Centro Nacional de Huracanes llamó a Michael “potencialmente catastrófico” y advirtió sobre una marejada ciclónica, vientos poderosos y lluvias torrenciales.

Más de 2 millones de residentes de Florida se encontraban bajo órdenes de evacuación obligatoria o voluntaria y una advertencia de huracán estaba vigente desde la línea del estado de Alabama hasta la desembocadura del río Suwannee. También hubo una advertencia de marejada ciclónica desde la línea del condado de Okaloosa-Walton en Florida hasta el río Anclote cerca de Tampa.

El National Hurricane Center espera que Michael se debilite a medida que avance hacia el noreste a través del sureste de los Estados Unidos.

Una de las mayores preocupaciones en la costa es la marejada ciclónica. Si la tormenta se mueve a tierra durante la marea alta, un tramo de 130 millas de la costa desde la Base de la Fuerza Aérea de Tyndall hasta el Río Aucilla podrían ver mareas de tormenta de hasta 14 pies.

A medida que caía la lluvia en Panama City, un flujo constante de evacuados llenó la escuela Rutherford Highschool, con perros, bebés llorando, mantas, colchones, tanques de oxígeno, sillas plegables, cajas de agua y bolsas de supermercado llenas de panes y botanas.

A Patricia Barnes, una contadora retirada de 76 años, le faltaba la respiración y su presión arterial estaba alta cuando llegó al refugio. Se había quedado despierta toda la noche mirando las noticias de la televisión y consolándose con el Salmo 23: “El Señor es mi pastor; nada me faltará”.

Inicialmente, ella y su esposo habían planeado evadir a Michael en su casa en Lynn Haven, una pequeña ciudad costera a siete millas al norte, hasta que se enteraron de que se había fortalecido a categoría 4.

Los evacuados parecían ocupar cada centímetro de la extensa escuela de ladrillos, extendiendo mantas y colchones en las aulas, los pasillos y la cafetería. Algunos descansaron sus cabezas en escritorios de madera o acurrucados en sacos de dormir en los pisos de linóleo, mientras que otros pasaron el tiempo jugando a las cartas, leyendo libros o monitoreando el huracán en sus teléfonos celulares.

En su prisa por encontrar un taxi en medio de la noche para llevarla al refugio, Tamika Rowe, de 27 años, una estudiante de criminología que se mudó al área hace unos meses desde Jamaica, tomó documentos importantes como su certificado de nacimiento y pasaporte. Ella no había pensado en traer mantas o almohadas.

“No va a ser fácil dormir”, dijo con pesar después de haber elegido un espacio estrecho en un pasillo.

Más de 50 albergues fueron abiertos en toda Florida. En el condado de Bay, los funcionarios de emergencia instaron a los residentes a mantenerse alejados de las carreteras y advirtieron a los que aún permanecían en sus hogares que no salieran y que buscaran refugio en una habitación interior con pocas ventanas.

Según los meteorólogos, ningún huracán de categoría 4 o 5 había tocado tierra en la franja de Florida desde que se inició el registro en 1851.

El último gran huracán que azotó esta parte de Florida fue Dennis, que llegó a tierra como una tormenta de categoría 3 en la isla Santa Rosa, aproximadamente a 40 millas al este de Pensacola, en 2005. Desde 1950, solo otros dos huracanes más han llegado la región: Eloise, en 1975, y Opal, en 1995.

En 2016, el huracán Hermine llegó a tierra como tormenta de categoría 1, dejando a cientos de miles de residentes, incluido más del 80% de los residentes de la capital del estado, Tallahassee, sin electricidad.

Michael podría hacer que hasta 1,8 millones se queden sin energía en Florida y el sur de Georgia, según un modelo de computadora dirigido por el Grupo de Investigación Guikema en la Universidad de Michigan.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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