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La ‘Ola Azul’ ha llegado a California. Los latinos y los jóvenes deben votar para que se fortalezca

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En la legislación, los políticos escuchan a la gente primero. Sí, realmente lo hacen. Pero la gente necesita hablar para ser escuchada. Y muy a menudo la gente se queda muda.

Entonces, los grandes poderes financieros toman la palabra. Esa es la influencia más común en la legislación porque los ciudadanos generalmente no presionan a los políticos.

A menos que eso suceda, los legisladores ceden automáticamente a los sindicatos de trabajadores o a las compañías petroleras o cualquier interés que tenga un banco con recursos generosos en el momento de la elección.

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Los ciudadanos tienen la oportunidad de cambiar esto el 6 de noviembre cuando se elijan los escaños de la Cámara de Representantes de Estados Unidos en la boleta electoral de California, junto con las vacantes para el Senado de Estados Unidos, el gobernador y otras oficinas estatales.

Para agregar más fuerza a sus voces, los votantes deben seguir exigiendo constantemente a los políticos después de asumir el cargo.

La gente siempre posee el poder político más fuerte, si lo usa.

Esto me vino a la mente cuando llamé a operadores políticos veteranos para preguntarles qué buscaban en las elecciones de California.

Hubo escepticismo sobre la aparición espectacular de una “ola azul” demócrata emergiendo en California. De todos modos, ¿cómo se detectaría? Una ola similar emergió en la costa hace una década y se ha vuelto cada vez más fuerte.

“California no necesita una ola azul. Ya la tiene”, dice Richard Temple, un consultor republicano.

Para que la ola se intensifique, ciertas cosas deben suceder. Primero, los latinos finalmente necesitan votar en números más cercanos al tamaño de su población. El llamado gigante dormido necesita despertarse.

Los latinos suman el 34% de la población adulta del estado, pero representan solo el 21% de los posibles votantes, según el Instituto de Políticas Públicas de California. Peor aún, solo representaron el 14% de los votantes en las primarias de junio.

Una sólida mayoría de los probables votantes latinos, 60%, están registrados como demócratas. Y el partido necesita que emitan su voto.

¿Por qué no lo hacen?

“Es una cuestión de prioridades”, me dijo Alex Padilla, el secretario de Estado en el 2017. “Cuando intentas tener un techo donde vivir y poner comida sobre la mesa, no estás sintonizado con el debate político”.

Pero los latinos deben estar escuchando al presidente Trump tratando de despertar su base de votantes con un discurso antiinmigrante, atacando la ciudadanía por nacimiento y la “invasión” de los migrantes centroamericanos que buscan asilo. El verano pasado, su administración separó a los niños de los brazos de sus madres en la frontera. Y luego el muro.

La Legislatura estatal ha pasado los últimos dos años tratando de galvanizar a los latinos al atacar las políticas de inmigración de Trump.
¿Qué más requieren los latinos para persuadirlos a votar?

“Trump lo impulsaría, pero tomará algo más”, dice Daniel Zingale, vicepresidente senior de California Endowment, que promueve la expansión de la atención médica asequible para las personas pobres.

“Alguien tiene que ofrecerles una participación más positiva en el futuro. Me encuentro con personas que dicen: Sí, él es terrible. Él está aterrorizando a mi gente. Pero proponme algo por lo qué votar”, señaló Zingale.

La implicación es que los demócratas de California no han estado ofreciendo ideas positivas y realistas, solo critican a Trump, una queja válida contra el partido que se escuchó en todo el país.

Zingale ha trabajado para tres gobernadores y fue asesor principal del gobernador Arnold Schwarzenegger. Durante 10 años, ha estado tratando de inspirar a los no votantes para que lo hagan.

“Los mismos grupos que no votan (los pobres, los residentes rurales, los inmigrantes, los latinos) reciben los peores servicios de salud”, dice Zingale. “Tienen servicios de agua sucia, desechos tóxicos, carencia de clínicas y parques. Padecen más asma y más diabetes y tienen menos seguro médico.

“Si no votan, no tienen voz. Están en el otro extremo, son los últimos en la línea de recursos que se deciden en Sacramento. Dos cosas influyen en eso: el dinero político y los votos. Los latinos no son grandes donadores como Chevron. Su única posibilidad para tener una voz son sus números. Y no lo han mostrado”, advirtió.

Hasta el 2 de noviembre, se había entregado un número récord de boletas por correo de todo tipo de votantes. Pero es una suposición si eso significa una gran participación.

Paul Mitchell, quien encabeza Political Data Inc., dice que se registraron 3.2 millones de boletas, superando los números de votación anticipada de la última elección intermedia en 2014. Pero esta vez se enviaron 13 millones de boletas, en comparación con 9 millones hace cuatro años. “Así que es demasiado pronto para sacar conclusiones”, dice.

Una vez más, los latinos han estado votando en pequeñas cantidades. Aunque recibieron el 23% de las boletas por correo, solo el 14% de las boletas recibidas el fin de semana fueron de latinos.

Los adultos jóvenes parecían aún más apáticos: recibieron el 25% de las boletas de correo y habían devuelto solo el 10% del total, dice Mitchell. Sus votos ciertamente serán necesarios para crear una ‘ola azul’.

Entre los ‘millenials’, de 22 a 37 años, el 51% son demócratas registrados, según PPIC. Casi un tercio son latinos.

“¿La participación juvenil será tan mala como de costumbre o aumentará?”, pregunta retóricamente el profesor Jack Pitney de Claremont McKenna College.

El profesor explica que “las personas más jóvenes no están tan comprometidas con la vida cívica, no pagan impuestos, no tienen hijos en la escuela y se mudan mucho, por lo que necesitan volver a registrarse”.

Pero todos votan de una manera u otra. Los que lo hacen mandan un mensaje a los políticos diciendo que les importa la elección. Quienes no lo hacen están diciendo que no, y a los políticos tampoco les importan mucho.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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