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Si crees que la confirmación de Kavanaugh fue fea, prepárate para lo que viene

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Confirmar a Brett Kavanaugh fue el mejor resultado al final de una serie de decisiones que dejó el país profundamente dividido.

Muchas personas razonables podrían diferir de eso. Pero lo que sí parece claro es que todo va a empeorar. Porque todos están tomando las lecciones equivocadas de la debacle de Kavanaugh.

Vamos a empezar con el presidente. En una entrevista el sábado 6 de octubre por la noche, en las noticias de Fox Channel “Justicia con la juez Jeanine”, el presidente Trump dijo que él fue el que “igualó el terreno de juego” para Kavanaugh cuando se burló de Christine Blasey Ford en un mitin en Mississippi, el pasado martes 2.

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“Bueno, sucedieron muchas cosas que no eran correctas; hubo muchas cosas que no se dijeron”, aseguró Trump a la anfitriona Jeanine Pirro. “Fue muy injusto para el juez. Así que igualé el campo de juego. Una vez que hice eso, todo comenzó a navegar”.

Esto es una tontería. Una vez que el senador Jeff Flake, de Arizona, forzó a una nueva investigación del FBI sobre la acusación de agresión sexual de Ford, la confirmación de Kavanaugh se basó en los hallazgos del FBI y los votos de tres republicanos: Flake, Susan Collins, de Maine; y Lisa Murkowski, de Alaska.

Desgraciadamente la guerra total es la nueva realidad política.

Los comentarios burlones del presidente contra Ford fueron particularmente inútiles. Collins los llamó “simplemente de mal gusto”. Flake: “Fue espantoso”. Murkowski: “Totalmente inapropiado”. Incluso el senador Lindsay Graham (R-C) le dijo al presidente que “dejaría de lado esos comentarios”.

Tampoco es cierto que después de esos comentarios la nominación de Kavanaugh empezó a navegar. Por el contrario, los vientos en contra se hicieron más fuertes, el agua se volvió más turbia y los tiburones más hambrientos.

La guerra total es la nueva habilidad política. Ryan Williams, el presidente del Instituto Claremont, argumenta que la batalla de Kavanaugh reivindica retroactivamente el famoso argumento del “Vuelo 93” de Michael Anton, en 2016, de que la elección presidencial fue un momento único para conservadores estadounidenses. Ahora, dice Williams, el centro se ha derrumbado, las partes se están separando, y al parecer todos vamos a bordo del vuelo 93.

A raíz de su fracaso en descarrilar la nominación de Kavanaugh, los demócratas y los activistas liberales insisten en que deben “pelear sucio” como argumenta el politólogo David Farris en su libro, “Es hora de pelear sucio”. Esto, no irónicamente, fue exactamente la visión conservadora de Anton sobre el Partido Republicano en 2016. Muchos votantes se unieron a Trump sobre la base de que “al menos él pelea”.

El abogado de Stormy Daniels, Michael Avenatti, está haciendo una audición para ser el contra-golpeador de la izquierda. En respuesta a la victoria de Kavanaugh del Partido Republicano, él tuiteó: “Cuando bajen, golpearemos más fuerte.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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