Anuncio

Trabajó para una agencia de agua por apenas siete días, pero terminó costando $1.5 millones de dólares

Share

Al séptimo día de trabajo de Ron Beilke en el Distrito Municipal de Agua de la Cuenca Central, la junta directiva de la agencia colocó un tema en agenda para la próxima reunión. La junta quería despedirlo de su empleo, en el que ganaba $98,000 al año como asistente del gerente general.

Dos horas más tarde, Beilke se estrelló de cabeza contra una pared en el segundo piso de la sede del distrito, en la ciudad de Commerce. Una empleada, más tarde declaró que vio a Beilke volar por el marco de su puerta, con los brazos extendidos, como Superman.

Beilke, que fue trasladado por paramédicos con un cuello ortopédico, más tarde recibió una indemnización laboral y presentó una demanda por despido injustificado. La Cuenca Central encargó un informe citando a empleados que cuestionaban si la caída de Beilke había sido deliberada.

Anuncio

Pero cuando Cuenca Central acordó con él, casi cuatro años después, la agencia había acumulado costos por casi $1.5 millones. “Tal vez fue solo una intervención divina”, afirmó Beilke en una entrevista con The Times sobre el momento de la caída. “Tal vez alguien quiso cuidar de mí sin matarme”.

A raíz del costoso incidente, algunos cuestionaron por qué Beilke había sido contratado en primer lugar; el exalcalde de Pico Rivera tenía una condena por mala conducta política.

No estaba solo en tener una segunda oportunidad. En el sureste del condado de Los Ángeles, ciudades como Bell, Vernon y Cudahy han estado plagadas de escándalos políticos recurrentes que recibieron atención nacional y dieron lugar a promesas de reforma. Pero algunos funcionarios atrapados en escándalos logran regresar al gobierno.

En 2015, Huntington Park contrató a una compañía administrada por el exconcejal de Bell Gardens Mario Beltrán, a pesar de sus condenas penales por presentar un informe policial falso y por malversación de efectivo de la campaña, además de no tener experiencia en tránsito.

La empresa, Metro Transit Services, cobró un 45% más que el contratista anterior, y la facturación del servicio finalmente se triplicó. La ciudad también arrendó nuevos autobuses a la compañía, a un precio muy inferior al del mercado, un acuerdo que el entonces director de finanzas calificó de “completamente inapropiado”.

También se encontraba Curtis Fresch, quien consiguió un trabajo con un salario de $300,000 anuales en Vernon, y luego otro de $ 175,000 anuales en City of Industry, a pesar de un historial que incluía una declaración de culpabilidad sin disputa en 1997 por declarar impuestos falsos voluntariamente, según registros judiciales.

A pesar de la notoriedad de su paso por Vernon, que fue objetivo de un esfuerzo de remoción por parte de los legisladores de California, Fresch fue contratado por City of Industry como su director de servicios públicos. Renunció a su puesto en diciembre de 2016, después de que The Times lo cuestionara por su empleo en el Ayuntamiento.

Estas pequeñas agencias gubernamentales reciben poco escrutinio público, y los expertos alegan que ello permite que tales conductas continúen. “Este tipo de posiciones de privilegio para las personas que han demostrado que no son confiables ocurren más a nivel local”, aseguró Jessica Levinson, comisionada de ética de la ciudad de L.A. y profesora de la Facultad de Derecho de Loyola. “Quien contrata piensa que puede salirse con la suya”.

El Distrito Municipal de Agua de la Cuenca Central llevaba años sumido en escándalos cuando contrató a Beilke. La agencia debió enfrentar tantos reclamos legales que perdió su cobertura de seguro. En un caso, el seguro del distrito pagó $670,000 a una mujer que alegó que un director de la junta la había agredido sexualmente.

Una auditoría de 2015 descubrió que la agencia estaba plagada de déficits presupuestarios y rebajas de crédito. Un exgerente general y miembro de la junta fueron multados después de manipular el contrato de una compañía que les dio regalos por casi $8,000, contrató personal no calificado e ilegalmente creó un fondo fiduciario secreto de $2.75 millones, afirmó la auditoría.

En opinión de Beilke, el distrito lo sumó como un reformador. Los líderes lo veían como alguien que podía ayudarlos a erradicar la corrupción en la agencia, con problemas políticos. Beilke había trabajado anteriormente para una agencia de agua rival, y en ella había proporcionado información sobre los problemas en Central Basin. “Tenía amigos allí”, afirmó. “Me consideraban como el hombre que expuso a Central Basin”.

Pero Beilke tenía sus propios problemas. En 2010, los fiscales lo acusaron de votar, cuando era alcalde, por un proyecto vial que había beneficiado su Weinerschnitzel, en Pico Rivera.

Mientras enfrentaba cargos menores por los votos del proyecto y cargos por delitos graves relacionados con acusaciones de aceptar regalos ilegales, otra agencia local de agua -el Distrito de Reabastecimiento de Agua del Sur de California- lo mantuvo empleado con un paquete de indemnización de seis cifras e incluso lo promovió, afirmó.

Beilke finalmente fue declarado culpable de delitos menores por cargos de conflicto de intereses, algo que él consideró “insignificante, como mínimo”.

En Central Basin fue contratado para ser asistente del gerente general, Chuck Fuentes. Seis años antes, Beilke había ayudado a contratar a Fuentes como administrador municipal de Pico Rivera. Pero para entonces, había una nueva junta directiva que administraba el distrito, y era claro que esos nuevos funcionarios podían revertir la decisión tomada por la junta anterior. Entonces ocurrió el incidente.

El 8 de enero de 2013, una empleada, Margarita Gómez, le entregó un borrador de agenda a Fuentes que incluía una propuesta para despedir a Beilke, según el informe de investigación de diciembre de 2013 de Cuenca Central. Ella le dijo al investigador que Beilke estaba en la oficina.

Alrededor de una hora más tarde, cerca de las 3 p.m. -Gómez describió ante el investigador- escuchó “pasos en el pasillo, afuera de la puerta de su oficina, que estaba abierta”. Los pasos eran “pesados” y sonaban “similares a los que se dan al correr’’.

En el informe, Gómez declaró que miró hacia afuera y vio a Beilke volando a través del marco de la puerta “a toda velocidad, para zambullirse en la pared”.

La mujer describió la posición de Beilke como boca abajo, con las manos y los brazos “completamente extendidos” y las piernas “totalmente estiradas”, con su cuerpo medio pie en el aire antes de estrellarse contra la pared con un “fuerte golpe”.

Según el informe, Gómez pensó para sí misma “Oh, no”, al ver a Beilke volando. “¿Realmente está haciendo lo que yo creo?”.

Otro empleado, Al Plimpton, está citado en el reporte como un “testigo auditivo”, que escuchó sonidos similares de pasos de carrera y luego un estampido.

Los empleados corrieron a la escena. Beilke estaba boca abajo, gimiendo.

El informe establece que en su reclamo de indemnización laboral, Beilke alegó que “se desmayó en el trabajo”. El forense realizó un análisis del agujero dejado en la pared fuera de la oficina de Gómez, que incluyó la recolección de una sección de paneles de yeso.

“Dentro de la impresión circular había numerosos fragmentos de piel y un mechón de cabello”, afirmó el informe. El científico forense concluyó que el agujero era consistente con un impacto hecho por una “cabeza humana”.

Beilke negó las declaraciones de los empleados y afirmó que habían mentido sobre él. También negó saber sobre la idea de su despido al momento de su caída, dijo que sufrió lesiones serias en el cuello, y que tendría que estar “loco” para zambullirse deliberadamente en los paneles de yeso.

Casi exactamente dos años después de la caída, en diciembre de 2015, la contratación de Beilke por parte de Cuenca Central fue parte de una auditoría estatal que, a puertas cerradas, criticó a la agencia por sumarlo en un proceso no competitivo y por crear un puesto “innecesario”.

A finales de 2016, Cuenca Central resolvió una demanda por despido injustificado presentada por Beilke, quien alegó haber sido despedido por investigar la corrupción en el distrito del agua. La agencia acordó pagarle $425,000, sumados a los más de $300,000 pagados como compensación laboral.

Cuenca Central también gastó alrededor de $710,000 en abogados defensores contra la demanda de Beilke, así como también para el costo de la investigación, según un vocero.

El portavoz de la agencia, Joseph Legaspi, declinó comentar sobre el informe de investigación, pero precisó que el distrito implementó salvaguardas para “garantizar la contratación de talentos calificados”, incluida una prohibición de que la junta tome decisiones sobre el personal, a excepción del gerente general. “El distrito ha logrado un progreso significativo al abordar problemas pasados”, escribió Legaspi en un correo electrónico.

La Legislatura estatal también intervino y aprobó proyectos de ley para reformar la agencia de Cuenca Central.

El otoño pasado, Beilke encontró trabajo en una compañía que opera una granja solar en El Mirage, en el desierto de Mojave, dirigida por un exejecutivo de Cuenca Central. Su tarea consiste en encontrar gobiernos locales dispuestos a hacer negocios.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

Anuncio