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Trasladaron a los últimos adolescentes migrantes de la ‘ciudad de tiendas de campaña’ en el desierto de Texas

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El último menor abandonó el que fue el refugio más grande de la nación para jóvenes migrantes, una “ciudad de tiendas de campaña” en el poblado desértico de Tornillo, en el oeste de Texas, que desató protestas, críticas oficiales y originó propuestas de legislación.

Los trabajadores desmantelaron partes del enorme refugio temporal, al este de El Paso, durante meses, desde que el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU., la agencia responsable de albergar inicialmente a los jóvenes migrantes, finalizó su contrato con la organización sin fines de lucro BCFS Health and Human Services.

El viernes 11 de enero, el representante republicano de Estados Unidos Will Hurd, quien impulsó el cierre del centro, tuiteó la noticia. “Acabo de hablar con la gerencia en las instalaciones de Tornillo. El último niño acaba de irse”, escribió. “Esta ciudad de tiendas nunca debió haber existido, en primer lugar, pero es una buena noticia que desaparezca”.

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Tornillo había acogido a más de 6,200 adolescentes desde que abrió sus puertas, el 10 de junio pasado, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS).

El verano pasado, cuando las separaciones de familias inmigrantes en la frontera generaron protestas e indignación en los legisladores y las celebridades, Tornillo se convirtió en un punto clave, aunque las autoridades afirmaron que pocos de los niños migrantes separados de sus padres estaban alojados allí. Aún así, surgió un campo de protesta, y aún permanece.

Juan Ortiz se ha manifestado en las afueras de Tornillo desde septiembre. Viaja allí desde Tucson, donde trabaja en su doctorado en estudios mexicoamericanos, en la Universidad de Arizona. Ortiz, de 44 años y nativo de El Paso, afirmó que a pesar de que los niños habían sido trasladados, aún quedaban muchas carpas. También él se quedaría, indicó, hasta que el refugio entero desaparezca.

Desde el exterior de las instalaciones, el viernes, expresó su preocupación por los menores que habían sido trasladados; teme que los funcionarios del gobierno “simplemente los sigan moviendo de un lugar a otro”.

Según Victoria Palmer, una portavoz del Departamento de Salud y Servicios Humanos, Tornillo seguiría en funcionamiento “durante el principio de 2019”, pero ya no se hospedaría allí a más jóvenes migrantes.

Una vocera de BCFS —anteriormente conocida como Baptist Child Family Services— trasladó las preguntas a la agencia estadounidense.

Después de visitar Tornillo, en diciembre, la representante Judy Chu (D-Monterey Park) y el senador Jeff Merkley (D-Oregon) propusieron una legislación para cerrar esos refugios de emergencia gigantes, incluida una segunda instalación en Homestead, Florida. Ambos notaron que los centros están exentos de los requisitos de licencia de las instalaciones de cuidado infantil estatales, y que el personal de Tornillo no se había sometido a una verificación de antecedentes del FBI.

“Esto hace que los niños sean vulnerables a los abusos; plantea serios desafíos para su desarrollo y se corre el riesgo de volver a traumatizarlos”, escribió Chu en una declaración. “Lo peor de todo es que se trata de una elección hecha por esta administración. Los niños no acompañados han sido y pueden ser entregados a sus seres queridos o familiares, para que cuiden de su seguridad y bienestar. En lugar de ello, Trump está fomentando la xenofobia”.

La instalación fue criticada en un informe del inspector general de Salud y Servicios Humanos, en 2018, por la falta de verificación de antecedentes y huellas dactilares, exigidas por el FBI. El informe, del 27 de noviembre, también apuntó que las instalaciones de Tornillo no empleaban suficientes médicos para brindar atención de salud mental adecuada a los niños retenidos allí.

Los menores detenidos en Tornillo cruzaron la frontera sin acompañamiento de un adulto, explicó Palmer. Por ley, su custodia debe transferirse de la Patrulla Fronteriza a un refugio de Salud y Servicios Humanos dentro de las 72 horas. Desde allí, los funcionarios intentan ubicarlos con un pariente u otro cuidador.

El proceso se retrasó en abril, cuando el departamento acordó compartir las huellas dactilares y otra información de verificación de antecedentes de posibles patrocinadores con Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Los tutores se mostraron entonces reacios a reclamar a los jóvenes, y el número de niños en custodia federal aumentó de unos 9,000 la primavera pasada —cuando las separaciones familiares comenzaron— a 15,000 en diciembre.

Como resultado, Tornillo se expandió en septiembre y alcanzó su máximo en diciembre, con 2,800 jóvenes.

El 18 de diciembre último, la administración Trump anunció el levantamiento del requisito de huellas dactilares para los adultos candidatos a ser posibles cuidadores y así acelerar la liberación de niños migrantes. El número de jóvenes en custodia descendió a 11,400.

Grupos de jóvenes de Tornillo fueron vistos en el aeropuerto de El Paso, la semana pasada, viajando con escoltas del refugio y llevando bolsas de lona negras. Pero no estaba claro cuántos quedaron en libertad y cuántos fueron transferidos a otros albergues.

“Este fin de semana, el último grupo de niños extranjeros no acompañados habrá sido transferido o liberado... ya sea a un cuidador apropiado o transferido a otros refugios a través de nuestra red de proveedores de atención”, declaró Lynn Johnson, secretaria adjunta de la Administración para Niños y Familias, del HHS, en respuesta a las preguntas sobre los traslados a otras instalaciones.

El gobierno federal contrata la administración de 100 centros para jóvenes inmigrantes en 17 estados, con un total de 16,000 camas, y continúa expandiéndose.

La administración debió desviar alrededor de 500 millones de dólares de los programas de otras agencias para cubrir los costos adicionales en el año fiscal finalizado en septiembre. Eso incluyó el costo operativo de Tornillo, al menos $144 millones entre junio y noviembre, según la portavoz de BCFS, Krista Piferrer, quien calculó que el costo por día para alojar a un niño en Tornillo fue de $775.

A pesar de que el centro estaba siendo desmantelado el viernes, los funcionarios federales agregaron mil camas al refugio ubicado en Homestead, Florida. Ello llevó el total de plazas a 2,350, el más grande de la nación. El centro se ubica a 1,500 millas de la frontera, en una zona de evacuación de huracanes, cerca de los Everglades.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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