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Trump firma el permiso para la construcción del controversial oleoducto Keystone XL

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El presidente Trump ha firmado una nueva orden que otorga permiso para la construcción del oleoducto Keystone XL, lo que marca el último esfuerzo de la Casa Blanca para impulsar una de las propuestas de infraestructura más controvertidas en la historia reciente de EE.UU.

El permiso presidencial firmado el pasado viernes otorga a TransCanada, la firma con sede en Calgary detrás del proyecto, permiso para “construir, conectar, operar y mantener” el gasoducto en territorio de EE.UU. La orden parece abortar un fallo emitido por un juez de un tribunal federal en Montana el pasado otoño, que detuvo el proyecto después de descubrir que la Administración Trump no había considerado adecuadamente los impactos ambientales.

Esa decisión culpó al Departamento de Estado por no hacer una revisión eficiente como lo exige la Ley de Política Ambiental. Pero debido a que esa ley se aplica a las acciones de la agencia y no a las de la Casa Blanca, el presidente puede evitar el problema otorgando el permiso, él mismo, en lugar de delegar el permiso transfronterizo al secretario de Estado.

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Christopher Guith, presidente interino del Instituto Global de Energía de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, elogió la decisión de otorgar un nuevo permiso.

“Nos complace ver acciones que ayudarán a despejar el camino para el desarrollo del oleoducto Keystone XL”, dijo Guith en una declaración. “El oleoducto Keystone XL es una de las piezas de infraestructura más estudiadas en la historia de Estados Unidos”.

Sin embargo, la medida no aborda un obstáculo legal del proyecto al que se enfrenta en Nebraska, donde la Corte Suprema del estado está considerando una inconformidad que los propietarios han presentado contra la ruta del gasoducto aprobada por la Comisión de Servicios Públicos de Nebraska.

La decisión de la corte federal, en otoño pasado, fue una reprimenda para Trump, quien se había comprometido a respaldar el oleoducto y había firmado una orden ejecutiva, días después de que su presidencia reiniciara el proyecto, luego de que la administración de Obama lo había detenido por cuestiones ambientales.

El juez federal de distrito, Brian Morris, en Montana, emitió un fallo de 54 páginas que determinó que el Departamento de Estado “simplemente descartó los hallazgos previos relacionados con el cambio climático de la administración de Obama” en su afán por promover el objetivo de Trump de permitir que el gasoducto avance. Al hacerlo, la administración entró en conflicto con la Ley de Procedimiento Administrativo, que requiere explicaciones “lógicas” para las decisiones del gobierno, particularmente cuando representan inversiones de acciones bien estudiadas.

“Una agencia no puede simplemente ignorar las determinaciones objetivas contrarias o inconvenientes que hubo en el pasado, como tampoco puede ignorar los hechos” en el presente, escribió Morris, citando la jurisprudencia.

La decisión del tribunal no bloqueó permanentemente un permiso federal para Keystone XL. Pero requirió que la administración realice una revisión más completa de los posibles impactos adversos relacionados con el cambio climático, los recursos culturales y las especies en peligro de extinción, así como una reevaluación del efecto de los precios actuales del petróleo en la viabilidad del oleoducto. El tribunal básicamente ordenó que se repitiera el estudio de impacto ambiental.

En ese momento, Trump calificó la decisión como “política”.

“Creo que es una vergüenza”, dijo a los reporteros y agregó que la tubería podría generar miles de empleos. “Lo aprobé, está listo para comenzar”.

TransCanada también dijo en ese momento que no tenía planes de abandonar el proyecto. “Hemos recibido el fallo del juez y continuamos revisándolo”, dijo el portavoz de la compañía, Terry Cunha, en un comunicado. “Seguimos comprometidos con la construcción de este importante proyecto de infraestructura energética”.

“El presidente Trump ha dejado claro que quiere crear empleos y promover la seguridad energética de EE.UU y el oleoducto Keystone XL hace ambas cosas”, dijo Russ Girling, presidente y director ejecutivo de TransCanada, en un comunicado. “Agradecemos al presidente Trump por su liderazgo y apoyo constante para permitir el avance de este proyecto de infraestructura de energía crítica para América del Norte”.

La odisea sobre el oleoducto Keystone XL, que lleva alrededor de una década y que se extendería cerca de 1.200 millas desde Hardisty, Canadá, hasta Steele City, Nebraska, ha estado llena de giros legales. Concebido en 2008 como una forma de conectar los campos petrolíferos de Canadá con las refinerías de la Costa del Golfo, el proyecto murió y resucitó más de una vez.

Las tribus nativas americanas y los magnates petroleros de Oklahoma han intervenido. Los opositores se encadenaron a un camión que transportaba tuberías y fueron arrestados. Los residentes de Nebraska y otros estados lucharon contra la compañía por los derechos sobre la tierra. Los defensores del medio ambiente han objetado las preocupaciones sobre los efectos en la vida silvestre.

El Keystone XL (las iniciales representan “exportación limitada”), que apunta a extender el oleoducto Keystone existente de la empresa, transportaría hasta 830.000 barriles de crudo por día, a través de una tubería de 36 pulgadas. En los Estados Unidos, el oleoducto XL se extendería 875 millas a través de Montana, Dakota del Sur y Nebraska.

La administración de Obama aprobó el tramo sur del oleoducto que comenzó a operar en enero de 2014, aliviando un cuello de botella entre Cushing, Oklahoma y las refinerías en la Costa del Golfo de Texas.

El proyecto ha encontrado una sólida oposición por parte de grupos de defensa del medio ambiente, argumentando que sería especialmente dañino para el clima porque significaría extraer petróleo espeso y de baja calidad de las arenas petrolíferas de Canadá, con corte de árboles y consumo de energía como parte del proceso.

En 2015, en vísperas de las conversaciones internacionales sobre el clima en París, el gobierno de Obama anunció que estaba deteniendo la construcción del resto del oleoducto, argumentando que la aprobación comprometería los esfuerzos de Estados Unidos para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Los Estados Unidos, dijo Obama, hasta ahora habían sido un “líder global” al presionar por la acción climática. “Y francamente, la aprobación de este proyecto ha socavado ese liderazgo global”, dijo.

La decisión de negar el permiso del oleoducto se produjo después de finalizar una muy esperada declaración final de impacto ambiental: 11 volúmenes de análisis publicados en 2014.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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