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Un innovador del reciclaje electrónico irá a prisión por extender la vida útil de las computadoras

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Un hombre del sur de California que construyó un importante negocio mediante el reciclaje de desechos electrónicos, pasará 15 meses en una prisión federal después de que un tribunal federal de apelaciones en Miami rechazara su alegato de que los “discos de restauración” que creó para prolongar la vida útil de las computadoras no tenían valor financiero y dictaminara, en cambio, que al hacerlo transgredió derechos de Microsoft Corp. por alrededor de $700,000.

La corte de apelaciones confirmó la decisión de un juez de distrito federal de que los discos que Eric Lundgren realizaba para restaurar sistemas operativos de Microsoft tenían un valor de $25 cada uno, aun cuando el software que contenían podía descargarse gratuitamente y los discos solo podían usarse en computadoras que ya contaban con un licencia de Microsoft válida. El Tribunal de Apelaciones del Onceavo Circuito concedió inicialmente a Lundgren una suspensión de su sentencia de prisión, poco antes de que él se entregara, pero luego confirmó su sentencia original -de 15 meses- y una multa por $50,000, sin escuchar los argumentos orales, en un fallo emitido el 11 de abril.

Lundgren, de 33 años, se convirtió en un renombrado innovador en el campo de los desechos electrónicos (en inglés e-waste) utilizando partes descartadas para construir otros objetos, tales como un automóvil eléctrico, que en una prueba superó ampliamente a un Tesla con una sola carga.

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También construyó la primera instalación de “reciclaje híbrido electrónico” en los Estados Unidos, que convierte los teléfonos celulares descartados y otros dispositivos en artefactos funcionales, reduciendo así la corriente de productos químicos y metales nocivos que estos contienen en los vertederos y el medio ambiente. IT Asset Partners, su compañía ubicada en Chatsworth, procesa más de 41 millones de libras de desechos electrónicos cada año y cuenta entre sus clientes a IBM, Motorola y Sprint.

“Se trata de una sentencia difícil”, le dijo en 2017 Daniel T.K. Hurley, juez de distrito de los Estados Unidos, “porque le doy crédito a todo lo que usted me dice. Es una persona muy notable”.

Antes de inaugurar IT Asset Partners, Lundgren vivió en China, donde aprendió sobre el flujo de desechos electrónicos y también halló formas de enviar piezas baratas a los EE.UU. para mantener los dispositivos electrónicos en funcionamiento. Uno de sus proyectos fue elaborar miles de “discos de restauración”, suministrados por fabricantes de computadoras, para que los usuarios restauren el software de Windows en un disco duro si éste se bloquea o si debe borrarse. Los discos solo se pueden usar en una computadora que ya cuenta con licencia para el sistema operativo Windows, algo que se transfiere al ordenador durante toda su vida útil. Pero los propietarios a menudo pierden o tiran los discos, y aunque el sistema operativo puede descargarse gratuitamente en una computadora con licencia, Lundgren se dio cuenta de que muchas personas no se sentían competentes para hacerlo, y simplemente descartaban sus ordenadores y compraban otros nuevos.

Lundgren hizo y envió 28,000 de los discos a un corredor en Florida. Su plan era venderlos a las tiendas de restauración de computadoras por unos 25 centavos cada uno, para que lo que los técnicos pudieran proporcionarlos a los compradores de ordenadores usados sin tener que tomarse el tiempo para crearlos por sí mismos. A su vez, el nuevo usuario podría usar cada disco para el mantenimiento de su computadora la próxima vez que ocurriera un problema.

Pero en 2012, los oficiales de aduanas estadounidenses decomisaron un envío y comenzaron a investigar. Los discos nunca llegaron a venderse. Eventualmente, el corredor de Florida, Robert Wolff, llamó a Lundgren y se ofreció a comprarlos él mismo, como parte de una operación del gobierno, señaló Lundgren. Wolff le envió entonces $3,400 y la conspiración se consolidó. Ambos fueron acusados formalmente de conspiración para traficar con productos falsificados e infracción penal de los derechos de autor. Wolff llegó a un acuerdo y recibió una sentencia de seis meses de arresto domiciliario.

Lundgren se declaró culpable pero argumentó que el valor de sus discos era cero, por lo cual no había infringido daño alguno. Ni Microsoft ni ningún fabricante de computadoras venden discos de restauración; los proporcionan gratuitamente con las nuevas computadoras y brindan la descarga gratuita del software para aquellos que pagaron por él y recibieron una licencia -generalmente una etiqueta con el número de “certificado de autenticidad”-. Lundgren declaró que intentaba que los discos estuvieran disponibles nuevamente para aquellos que los necesitaban, y que solo podían usarse en computadoras con licencia.

Inicialmente, los fiscales federales valuaron los discos en $299 cada uno o el costo de un nuevo sistema operativo Windows, y la acusación contra Lundgren alegaba que le había costado a Microsoft $8.3 millones en ventas perdidas. En el momento de la sentencia, una carta de Microsoft a Hurley y un testigo experto de Microsoft habían reducido el valor de los discos a $25, indicando que esa era la suma que la empresa cobraba a los renovadores de PC por ese producto.

Pero tanto la carta como el experto tasaban un disco que venía con licencia de Microsoft. “Estas ventas de sistemas operativos falsificados desplazaron las potenciales compras de sistemas operativos genuinos de Microsoft”, escribió la abogada de esa firma, Bonnie MacNaughton, al juez. Sin embargo, los discos de Lundgren no tenían licencia; estaban destinados a computadoras que ya tenían una.

A Glenn Weadock, un extestigo experto del gobierno en su caso antimonopolio contra Microsoft, se le preguntó: “En su opinión, sin un código, ya sea clave de producto o certificado de autenticidad, ¿cuál es el valor de estos discos de reinstalación?”.

“Cero o casi cero”, respondió Weadock.

¿Por qué alguien pagaría por uno de ellos?, repreguntó el abogado de Lundgren.

“Hay un factor de conveniencia asociado a ellos”, destacó Weadock.

Aún así, Hurley decidió que los 28,000 discos de restauración de Lundgren tenían un valor de $700,000 y ese monto en dólares justificó la condena de 15 meses, junto con una multa de $50,000.

El magistrado señaló que hizo caso omiso del testimonio de Weadock. “No creo que nadie en ese tribunal comprendiera realmente qué es un disco de restauración”, expuso por su parte Lundgren.

Un panel de tres jueces del Onceavo Circuito le derogó a Hurley su opinión de que Weadock no era creíble, y que “aunque los expertos de ambas partes pudieron haber identificado diferencias en la funcionalidad de los discos, [Hurley] no erró claramente en considerarlos sustancialmente equivalentes”.

Randall Newman, abogado de Lundgren en la apelación, consideró que no había base alguna para solicitar una nueva audiencia en todo el Onceavo Circuito. Según Lundgren, una apelación a la Corte Suprema de Estados Unidos sería un proceso largo y costoso, aunque afirmó que el tribunal había sentado un precedente para Microsoft y otros fabricantes de software para perseguir casos criminales contra aquellos que buscan extender la esperanza de vida de las computadoras. “Yo me interpuse en sus planes”, manifestó. “Este modelo de ganancias es mucho más rentable de lo que yo podría haber sido”.

Lundgren no estaba seguro de cuándo se entregaría. Los fiscales en Miami le dijeron que podía disponer de un par de semanas para poner sus asuntos financieros en orden, incluidos los planes para su compañía, que cuenta con más de 100 empleados. “Pero advirtieron que si hacía bullicio en los medios vendrían a buscarme”, afirmó. “Si quieren quitarme la libertad, pues haré algo de bullicio”.

Una vocera de la oficina del fiscal de los Estados Unidos en Miami no quiso hacer comentarios.

“Voy a ir a la cárcel; lo he aceptado”, aseguró Lundgren. “Pero no me gusta que la gente no comprenda por qué voy preso. Con suerte, lo que me ha ocurrido puede arrojar algo de luz sobre la epidemia de desechos electrónicos que tenemos en los Estados Unidos, lo derrochadores que somos… ¿Cuándo es correcto que la gente se levante y diga algo? Yo no dije algo al respecto, simplemente actué”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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