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Descubren posibles restos del ‘Clotilda’, el último barco de esclavos que llegó a EEUU

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La luz del día se desvaneció rápidamente mientras el bote de 22 pies de Ben Raines, el Auriculatus, se deslizaba por las frías aguas del delta del río Mobile-Tensaw.

Normalmente, el 2 de enero es un mal día para navegar. Había 25 grados en la baja Alabama, gracias al sistema meteorológico “ciclón bomba” que hizo caer en picado las temperaturas en gran parte del país.

Pero las condiciones eran perfectas para Raines, periodista de AL.com y guía local de naturaleza.

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Los niveles de agua en el delta estaban más de dos pies por debajo de lo normal, exponiendo las orillas del río “como si se hubiera levantado una cobija” y revelando el estribor de madera de lo que parecía ser una embarcación del siglo XIX que se observaba entre el barro, justo donde Raines esperaba encontrarlo.

Los expertos afirman que los restos pertenecen al ‘Clotilda’, el último barco conocido que trajo esclavos a los Estados Unidos.

En 1860, mucho después de que el Congreso declarara ilegal la importación de esclavos, una tripulación utilizó la embarcación para transportar a 110 hombres, mujeres y niños desde África occidental a Alabama. Luego, después de que la carga humana llegó a destino, secretamente la prendieron fuego.

Pero la historia del Clotilda perdido -a veces deletreado Clotilde- no sólo creció, sino que finalmente otorgaría a los estudiosos una de las miradas más detalladas de la vida de los africanos que fueron traídos a los Estados Unidos para vivir en cautiverio.

“Sabemos exactamente quién estaba en él. Los nombres de todos los esclavos que viajaron, los cautivos que estaban en él, quedaron registrados”, aseguró Raines en una entrevista, el martes, después de publicar las noticias de su posible descubrimiento en AL.com.

“Se trata del único grupo de personas que ingresaron al país como esclavos, de los cuales sabemos exactamente dónde ingresaron, de dónde fueron sacadas en África y dónde terminaron en los Estados Unidos”.

La prohibición de importar esclavos fue apoyada por el presidente Thomas Jefferson y aprobada por el Congreso en 1807. Pero cinco décadas más tarde, cuando se avecinaba la Guerra Civil, algunos sureños esperaban el regreso del comercio internacional de personas.

Relatos históricos aseguran que un propietario de una plantación de Alabama, llamado Timothy Meaher, apostó que podía colar un barco lleno de esclavos en los Estados Unidos, y alistó al carpintero William Foster para que lo ayudara.

Foster había construido el ‘Clotilda’ como un buque de carga, y luego lo renovó silenciosamente hasta convertirlo en una cárcel para transportar esclavos.

En 1860, Clotilda y su tripulación viajaron a lo que ahora es Benín, cargaron a los 110 pasajeros y regresaron a Alabama en secreto.

Después de que los cautivos fueran descargados de la nave, Foster prendió fuego el ‘Clotilda’ para cubrir sus huellas, aunque los restos del barco volvieron a verse por décadas después.

Los africanos fueron esclavizados, luego liberados cinco años después, al final de la Guerra Civil, y formaron una comunidad llamada Africatown en las afueras de Mobile, que todavía existe en la actualidad.

La historia de su viaje se propagó a través de las décadas y atrajo la atención de luminarias, como Booker T. Washington y Zora Neale Hurston, que entrevistaron al último sobreviviente del grupo, Cujdo Lewis, quien murió en 1935. La experiencia de la comunidad se volvió una valiosa pieza de historia.

“Cuando la gente tenía esclavos, los periodistas no andaban por allí entrevistándolos”, expresó la historiadora Sylviane A. Diouf, quien escribió un relato de la saga en su libro de 2007 “Dreams of Africa in Alabama: The Slave Ship Clotilda and the Story of the Last Africans Brought to America”

(Sueños de África en Alabama: el buque esclavo Clotilda y la historia de los últimos africanos traídos a los EE.UU.). “El hecho de que llegaran tan tarde y fueran liberados cinco años después, eso fue lo que les permitió ser entrevistados y que otras personas pudieran conocerlos”.

A medida que los exploradores intentaban frustradamente encontrar los restos del ‘Clotilda’, la historia del barco se convirtió en una especie de leyenda local.

“Todos conocen la historia por aquí”, afirmó Raines, de 47 años, quien decidió comenzar a buscar el barco en septiembre, por sugerencia de un amigo.

El reportero, quien también es cineasta y sus trabajos fueron emitidos por Discovery Channel y National Geographic TV, documentó recientemente un antiguo bosque de cipreses que existe a 60 pies bajo el agua en el Golfo de México, y algunas veces también lleva turistas y pescadores al delta del río.

Raines recopiló pistas del libro de Diouf y de los registros históricos, pero la clave definitiva provino de reportes a la vieja usanza. “Llamé a los veteranos y les pregunté si sabían dónde estaba el barco”, ya que supuestamente había estado visible a principios del siglo XX, dijo Raines. “Uno de ellos me dio una ubicación”. Según el anciano, “Mi papá y sus amigos decían: ‘Ése es el Clotilda’”.

Una vez que las mareas más bajas del año sucedieron, en enero, y los vientos del “ciclón bomba” llevaron más agua del río al mar, Raines navegó hasta el sitio con un amigo, y allí encontraron madera de una goleta que sobresalía del barro, “como una columna vertebral de dinosaurio”.

Raines regresó con un constructor de embarcaciones y, más tarde, con John Bratten y Greg Cook, profesores del departamento de antropología de la Universidad de West Florida que estudiaron los sitios de naufragios del sur.

Los expertos advirtieron que el barco aún necesita ser identificado debidamente, pero que sus características coinciden con el estilo de las goletas de la época del ‘Clotilda’, y los restos mostraban signos de haber sido incendiados. “Había evidencia de que las maderas habían sido quemadas en algunas áreas que podíamos ver”, informó Cook.

“La ubicación está en un muy buen sitio para lo que podrían ser los restos”, agregó Bratten. “Las dimensiones son correctas”.

Los investigadores ahora deben obtener el permiso de la Comisión Histórica de Alabama, y posiblemente de otras agencias, para excavar el sitio y ver qué hay enterrado debajo del barro. “Sin embargo, tal tarea requiere tanto financiamiento como planificación, por lo que cualquier pregunta llevará tiempo en resolverse”, expresó la comisión en un comunicado.

El artículo de Raines entusiasmó a uno de los descendientes más famosos de los pasajeros capturados del ‘Clotilda’: el baterista de The Roots, Ahmir Thompson, más conocido por millones de admiradores como Questlove, quien recientemente descubrió sus vínculos con la nave en “Finding Your Roots” de PBS, con Henry Gates. “¡Mi tatarabuelo fue uno de los 110!”, Questlove le escribió a Raines por Twitter.

Diouf, el erudito, también está intrigado. “Para mí, sería muy conmovedor ver realmente estos restos, si se trata de ellos”, indicó. “Esa sería realmente la única nave de esclavos que está relacionada con la historia de las personas... Hubo otros barcos de esclavos que se encontraron, pero no necesariamente conocemos las historias”.

Raines, quien inicialmente se entusiasmó con el descubrimiento, encontró un aspecto más sombrío sobre la importancia de los restos.

“La última vez que fui al barco estaba solo; me senté al lado, lo miré fijamente, y sentí profundamente: ‘¡Guau!, lo que esto significaría para mucha gente’”, expresó Raines, quien evocó el terror que los pasajeros deben haber sentido al ser llevados de su hogar a la esclavitud en Alabama, en el interior de la nave.

“Qué cuestión tan desgarradora, en todos los sentidos, es pensar en ello”.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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