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‘Whitney’ ofrece una mirada a los triunfos y tragedias de Whitney Houston

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“El mayor demonio soy yo”, dijo Whitney Houston a Diane Sawyer en su entrevista más infame.

Fue un intercambio verbal que confirmó años de especulación de que la superestrella del pop había luchado contra el abuso de drogas, una adicción que finalmente contribuyó a su muerte a los 48 años, en 2012.

Para cuando aparece la entrevista, la misma en la que proclama “el crack apesta”, en “Whitney”, el nuevo documental sobre la fallecida cantante, el espectador ya ha visto lo suficiente de la caída de Houston como para saber que había mucho más en juego de lo que una vez creyó.

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La tragedia de Whitney Houston ha sido bien contada, particularmente en los años transcurridos desde su desgarradora muerte, horas antes de los Premios Grammy, pero partes de su historia habían permanecido sin contar hasta que “Whitney”, un retrato íntimo e inquebrantable de la estrella, que se estrenó el miércoles 16 de mayo en el Festival de cine de Cannes y se proyectó simultáneamente para algunos medios en Los Ángeles.

Dirigido por el cineasta ganador del Oscar, Kevin Macdonald, y con la bendición de los herederos de la cantante, “Whitney” seguramente será controversial. Está programada para su estreno en cines en Estados Unidos el 6 de julio.

La película revela a una cantante que luchaba con su identidad dentro y fuera del escenario, alguien perseguida por una infancia marcada por el abuso sexual y la fricción con sus padres, incapaz de superar sus demonios y desesperada por corregir el rumbo para ella y su hija, Bobbi Kristina Brown , que murió trágicamente en circunstancias similares algunos años después de Houston.

La retrospectiva de Macdonald es el segundo documental sobre la cantante en el último año, después de la película de Nick Broomfield y Rudi Dolezal, “Whitney: Can I Be Me”, que se define como la historia “sin pantallas” de Houston.

Ambas películas trazan el camino de la cantante para llegar al estrellato del pop desde su juventud marcada por la agitación en Newark, N.J., en la década de 1970, y su búsqueda para encontrar su voz en la iglesia bajo la tutela de su madre, Cissy Houston.

Cissy, una extraordinaria cantante de gospel que estuvo de gira con Aretha Franklin, preparó a su única hija para cantar “desde sus entrañas ... y su corazón”, lo que finalmente llamó la atención del productor Clive Davis, quien firmó a la adolescente Houston y la lanzó al estrellato a finales de los 80 y siguió siendo un elemento clave en su carrera hasta el final.

Conocemos la historia desde allí: la mujer conoce al ‘chico malo’ (Bobby Brown) y continúa alcanzando alturas vertiginosas alrededor del mundo del pop y la fama de Hollywood, hasta que su presencia una vez incandescente y su voz comienzan a sucumbir a su adicción a la cocaína, que la convierten en un producto para los tabloides antes de terminar con su vida.

Aunque “Whitney” y “Can I Be Me” se jactaban de imágenes y entrevistas archivadas con los confidentes más cercanos de la cantante, la película de Macdonald se desarrolla como un impresionante perfil de una estrella que muchos creíamos conocer íntimamente dado su ascenso y caída en la opinión pública.

Donde “Whitney” finalmente se diferencia es en el acceso de Macdonald a su familia y la experimentada carrera del director para acercarse a esa legendaria carrera.

Aunque Houston alcanzó niveles inimaginable de estrellato que rara vez se han replicado, tuvo problemas al sentirse rechazada por la comunidad negra, fue abucheada en los Soul Train Awards y el director vincula sus inseguridades a una infancia plagada de intimidación y abusos que forzaron a sus padres ha cambiarla de escuela (sus compañeros, dice Cissy en la película, estaban celosos de la tez más clara de Whitney y su apariencia escultural).

“Whitney” ofrece una nueva visión de sus triunfos más majestuosos: su actuación de “The Star-Spangled Banner” en el Super Bowl de 1991 y su aparición en “The bodyguard” en 1992, ofreciendo imágenes nunca vistas de su ensayo y grabación, escenas que son destellos escalofriantes de su talento, que se vuelven aún más trágicas por la cantidad de dolor que cargó a lo largo de su carrera.

Macdonald explora hábilmente cómo la cantante fue alentada, si no forzada, a presentarse de una manera particular para el consumo del público, lo que significaba proteger su sexualidad, descrita como “fluida” por sus amigos y colegas más cercanos.

La sexualidad de Houston, en particular un romance largamente rumoreado con Robyn Crawford, su amiga más antigua y su ex asistente, ha sido explorada de cerca desde su muerte, y aunque ambas películas han ofrecido esta confirmación, “Whitney” proporciona destellos de la ternura entre ellas y muestra los problemas que encontró con la familia de la cantante.

“Ella no era nadie. Era alguien con quien no queríamos que mi hermana se relacionara”, dice el hermano de Houston, Gary Garland.

Gary y el otro hermano de Houston, Michael, son la columna vertebral de la película. Ambos viajaron con su hermana, la cantante empleó a prácticamente toda su familia en gran detrimento de ellos, y ambos se entregaron a las drogas con ella. En un momento, Michael incluso se jacta de poder drogarse más que Bobby Brown, el ex marido de Houston, quien durante años tuvo la peor parte de culpa por haber introducido a la cantante a drogas más duras.

Es a través de la gran cantidad de entrevistas: Cissy, Gary, Michael, Brown y la cuñada de Houston, Pat (quien, como albacea de la propiedad de la cantante, ayudó a producir el documental) aparecen junto a muchos de los amigos y socios más cercanos de Houston, la película comienza a crecer hacia su momento más sorprendente.

Cerca de las tres cuartas partes de la película, Gary alega que fue molestado por su primo Dee Dee Warwick, la sobrina de Cissy y la hermana menor de la cantante de soul, Dionne Warwick.

Y Dee Dee, una cantante de soul y gospel que se vio eclipsada por el éxito de Dionne y murió en 2008, supuestamente hizo lo mismo con Whitney, quien junto con Gary y Michael se quedaron por largos períodos mientras Cissy realizaba una gira.

“Creo que estaba avergonzada. Se preguntaría si hizo algo para que [sucediera]”, dice Mary Jones, la asistente de toda la vida de la cantante y la que encontró su cuerpo sin vida.

Era un secreto que la cantante mantuvo lejos de su madre (Pat confirma que ella también fue informada, Cissy no habla de ello -ni de ninguno de los momentos más oscuros de su hija- frente a la cámara) y Jones afirma que fue la fuerza impulsora de la incomodidad de Houston con su sexualidad.

En última instancia, Macdonald le ha dado al público una potente evaluación de una de las historias más trágicas del pop, una que, por desgracia podría haber sido diferente si Whitney hubiera tenido el espacio para ser Whitney.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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