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En marcha: el viaje de Elizabeth Warren a Iowa lanza la larga carrera de los demócratas para enfrentarse a Trump

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Marylynn Leggio asintió emocionada mientras la senadora de Massachusetts Elizabeth Warren, agitando su puño desde el pequeño escenario en una habitación colmada, al lado de un local de bowling al oeste de Iowa, vituperaba sin aliento contra multimillonarios y cabilderos.

“No estoy lista para comprometerme, pero ella estaba en llamas”, afirmó Leggio, una de las 300 personas que lograron ingresar para ver por primera vez a la nueva candidata presidencial demócrata. Otros doscientos se quedaron afuera, esperando en el frío.

Leggio, una jubilada de 71 años, se interesó tempranamente en un candidato para 2020, junto con su nieta adolescente, Maggie Bashore.

Ella mostró la confianza sólida de una residente de Iowa —el estado con el primer concurso de nominaciones presidenciales— de que debería tener la oportunidad de presionar y probarse contra cada aspirante, en un campo demócrata que podría llegar a más de 20 candidatos ansiosos por participar contra el presidente Trump.

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“Hay muchas preguntas que me gustaría hacerle; ella volverá”, afirmó Leggio.

Faltan más de un año para las asambleas del partido en Iowa, pero este fin de semana marcó el inicio no oficial de la campaña presidencial de 2020.

El 31 de diciembre, Warren se convirtió en la primera de las candidatas de renombre en formar un comité exploratorio presidencial, y luego realizó una incursión inmediata a Iowa, el 4 de enero, donde programó cinco paradas en tres días, en todo el estado agrícola.

Desde que Warren comenzó a postularse como candidata a la presidencia, en los últimos meses, el foco nacional ha sido duro. Al igual que los aspirantes que la precedieron, ella cuenta con que los lugareños de esta zona descarten a los escépticos y tomen sus propias decisiones.

Los críticos, incluyendo a muchos demócratas, han cuestionado si Warren está demasiado a la izquierda, muy dañada por la controversia sobre sus débiles afirmaciones sobre sus raíces indígenas, o si es incapaz de conectarse con los estadounidenses promedio.

Sus asesores ven a Iowa, donde los candidatos se presentan ante grupos informales de activistas del partido y votantes curiosos, como un lugar ideal para que ella demuestre que los detractores están equivocados y le recuerde a la clase política lo que la convirtió en una candidata tan formidable en primer lugar.

Hace ocho años, se ganó un nombre precisamente en este tipo de entorno: deslumbró a pequeños grupos de activistas del partido demócrata en reuniones hogareñas en Massachusetts cuando se estaba preparando para una eventual campaña en el Senado. Un momento capturado en video, cuando explicó por qué cree que las empresas y los ricos deberían pagar más impuestos, se volvió viral y ayudó a consolidar su reputación entre el ala izquierda del partido.

Los votantes que asisten a los primeros eventos aquí tienden a ser receptivos pero no están comprometidos; en ocasiones, son inquisidores difíciles.

Una mujer en un evento en Council Bluffs trató de hacer que Warren se opusiera al aborto legalizado, algo que ella —quien durante mucho tiempo ha apoyado firmemente los derechos al aborto— se negó a hacer.

Otra persona en Sioux City le preguntó por qué dio a conocer su prueba de ADN en octubre, dándole así al presidente —que la llama Pocahontas— “más forraje para ser un matón” al burlarse de su afirmación sobre sus raíces nativas. Otros le preguntaron si apoya la neutralidad de la red, cómo podría ganarse a los republicanos moderados a los que no les gusta Trump, y si había hecho lo suficiente en el Senado para justificar una candidatura a la Casa Blanca.

Warren se tomó selfies con docenas de personas en cada evento, y siguió hablando cuando el sistema de sonido de Council Buffs se apagó por unos minutos. Para la mañana del sábado 5, su voz estaba casi ronca por un catarro, aunque ella seguía entre la multitud.

Se apegó a una respuesta ensayada para la pregunta de los nativos, repitiendo que sus raíces provenían de historias familiares que tiene, “como mucha gente”, en su Oklahoma natal, y que no estaba afirmando ser miembro de una tribu o una persona de color (de hecho, anteriormente se había considerado como miembro de una minoría en un directorio de leyes nacionales, aunque una revisión del Boston Globe detectó que la cuestión no fue un factor en su contratación como profesora de derecho en la Universidad de Harvard y otros lugares).

“Solo lo voy a dar a conocer todo”, aseguró Warren sobre los registros de contratación y la prueba de ADN de su facultad de derecho, que ahora están en línea.

“No puedo detener lo que hará Donald Trump”, dijo. “No puedo evitar que haga insultos raciales. Pero lo que puedo hacer es estar en esta lucha por todas nuestras familias”.

Warren insistió en que estaba contenta de responder la pregunta. Sin embargo, el tema sigue siendo uno de los puntos más difíciles de su carrera política.

En cambio, se le vio más ansiosa por hablar sobre otros aspectos de su biografía, incluyendo el momento en que su madre mantuvo temporalmente a la familia con un trabajo de salario mínimo, y la educación universitaria de bajo costo que no endeudó a Warren.

Aunque es senadora, exprofesora en la universidad más elitista de la nación y ha escrito libros de texto sobre la ley de bancarrota, combinó sus discursos públicos con anécdotas de “mamá”, “papá” y “gente”, con frecuencia omitiendo consonantes al final de las palabras para resaltar sus raíces de Oklahoma.

“Hoy en día, un empleo con salario mínimo en Estados Unidos —a tiempo completo— no mantendrá a una mamá y un bebé alejados de la pobreza; eso está mal, y es por eso que estoy en esta lucha”, aseguró.

Conforme su familiar populismo, Warren también estuvo dispuesta a castigar a las petroleras, los laboratorios de drogas y los gigantes financieros, de quienes dijo que controlan Washington a expensas de los estadounidenses que trabajan.

Muchos de los que vinieron a ver a Warren hace cuatro años apoyaron para la nominación demócrata al senador Bernie Sanders, de Vermont, un independiente de ideas afines.

Algunos aseguraron estar listos para seguir adelante, incluso si él se presenta nuevamente. Aunque muchos votantes aquí están investigando a Warren, también mencionan a otros posibles candidatos, entre ellos el exvicepresidente Joe Biden, el exrepresentante Beto O’Rourke, de Texas; la senadora de Minnesota Amy Klobuchar, el senador de Nueva Jersey Cory Booker y la senadora Kamala Harris, de California.

“Esperamos contar con mejores candidatos en esta elección”, expresó Shauna Buckingham, supervisora de producción de Cherokee, de 28 años de edad, que asistió a un evento junto con su bebé, Joshua. “No fue demasiado impresionante la última vez”, remarcó Chad Jorgensen, su novio.

Aunque algunos votantes aquí lamentan un ciclo de campaña que parece interminable, hay sed entre muchos activistas demócratas para comenzar el proceso de investigación, dada la ansiedad por derrotar a Trump.

“Vamos a prestar atención. No volverá a suceder”, aseguró Jane Reynolds, jubilada de Sioux Falls, recordando amargamente la derrota de la candidata Hillary Clinton en 2016.

“Si vamos a tener 20 personas, bien podemos comenzar ahora”, consideró Jeff Fossum, un jubilado de 63 años, con un prendedor que decía: “Es hora de Mueller”, parafraseando el eslogan de una cervecera para evocar a Robert S. Mueller III, el fiscal especial que investiga el posible papel de los asistentes de Trump en la interferencia rusa en las elecciones de 2016.

Teri Copple, un especialista en salud mental de 56 años de edad, dijo que la larga temporada de primarias brinda a los votantes la oportunidad de ver si los candidatos “cambian su ritmo, además de cómo manejan el largo recorrido” y reaccionan ante los dinámicos eventos mundiales. “Las preguntas se van a poner más difíciles”, advirtió. “Las emociones se volverán más fuertes”.

Warren, conocida por evitar preguntas improvisadas de los reporteros del Senado, responde a la prensa aquí, en cada parada. Sus contestaciones, sin embargo, no siempre ‘responden’.

El viernes 4 por la noche, se negó a decir si los demócratas deberían condenar a la representante Rashida Tlaib, una demócrata recientemente electa de Michigan que usó insultos para pedir la destitución de Trump.

Warren estuvo más dispuesta a disparar indirectamente a un par de posibles rivales ricos para la nominación demócrata, Tom Steyer y Michael R. Bloomberg, quienes probablemente autofinanciarán sus campañas en caso de presentarse.

“Las campañas no deberían estar a la venta”, aseguró, argumentando que los demócratas deberían basar sus esfuerzos en las bases comunitarias, “no tener multimillonarios que compren estas campañas”.

Los profesionales políticos esperan que la movida de Warren hacia una postulación presidencial provoque una oleada de competencia en las próximas semanas. Ella ya contrató a algunos de los agentes políticos con más experiencia en Iowa y sus empleados recopilan información de contacto de las personas que van a verla, para crear un archivo de voluntarios.

“Ella está empujando a todos”, consideró Mary Anne Marsh, estratega demócrata y antigua asesora del exsenador y nominado presidencial en 2004, John F. Kerry. “Si yo fuese Bernie Sanders en este momento, o cualquier otro, incluido Beto, creo que entraría [en la contienda] más pronto que tarde. La gente está mirando, ya está hablando de eso. Elizabeth Warren inició su recorrido”.

Su inicio anticipado y el gran campo esperado entre los demócratas también aumentan las posibilidades de que los candidatos cambien lugares en el nivel superior —por más que Trump haya vencido rápidamente a los obvios candidatos en la concurrida contienda republicana, hace cuatro años—. Warren era una de las favoritas de la izquierda en ese momento, y la gente le rogaba que se presentase. El entusiasmo parece silenciado, ahora que participa.

David Axelrod, veterano asesor político del expresidente Obama, advirtió que no es bueno interpretar demasiado los juicios rápidos o reveses tempranos de los candidatos.

Afirmó que Warren puede sonar forzada y poco auténtica, y criticó su manejo de la cuestión de sus raíces. Pero, agregó, bien podría convertirse en la nominada, dada su “adjudicación genuina de la base populista del partido, que es realmente insuperable”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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