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Esto es lo que se debe tener en cuenta a medida que Christine Blasey Ford comparta su historia, según expertos en ataques sexuales

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La audiencia del Comité Judicial del Senado, este jueves 27 de septiembre, con el candidato a la Corte Suprema Brett Kavanaugh y su acusadora, Christine Ford Blasey, podría ser un choque de política sexual y política de poder pasada de moda.

Habrá mucha intensidad y calor en ella, pero no necesariamente mucha luz.

Aún así, la situación no es tan nebulosa como podría parecer. Hay un grupo de investigadores que estudian las agresiones sexuales y sus consecuencias. Esto es lo que a ellos les gustaría que uno tuviera en cuenta mientras sigue el desarrollo de la audiencia.

Es probable que se escuche que hay muchas cosas que desconocemos sobre la agresión sexual: quién la comete y por qué, qué impacto tiene en las víctimas, con qué frecuencia se denuncia falsamente y con qué precisión la recuerdan quienes hablan de ello años después.

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Ello se trata sólo de una verdad a medias.

Quienes dedican sus carreras a la investigación del tema siempre tienen preguntas sin respuesta. Eso es, precisamente, lo que impulsa su investigación. Pero el estudio de la violencia sexual ha madurado en las últimas décadas. Al menos 15 revistas publican rutinariamente los hallazgos académicos sobre el trauma y la violencia de todo tipo, y un puñado de publicaciones se enfoca específicamente en la violencia sexual.

Además, el Departamento de Justicia se ha convertido en un importante depósito de datos sobre agresión sexual.

Parte de este conocimiento acumulado podría cambiar a medida que las actitudes sociales evolucionan. Pero en asuntos que son centrales para la audiencia del jueves, el tema es lo suficientemente claro como para corregir lo afirmado por el presidente Trump y sus aliados políticos, que han tratado de ocultar el nivel de conocimiento.

Consideremos lo siguiente:

  • Aproximadamente el 31% de los ataques sexuales son denunciados a la policía. Esa cifra es más baja (28%) entre las personas de edad avanzada, y aún más baja (20%) entre las mujeres en edad universitaria.
  • En una encuesta a víctimas de violencia sexual que no denunciaron su agresión, el 20% citó el temor a represalias y el 13% dijo que no creía que la policía ayudara con algo. Otro 13% consideró que la agresión era “un asunto personal”, y el 7% expresó que no quería meter al perpetrador en problemas.
  • Aquellos que permanecen callados porque no esperan el accionar de los agentes del orden, podrían tener una justificación para pensar de esa forma. De 1,000 ataques sexuales, alrededor de 310 son reportados a la policía. Entre esas denuncias, 57 darán lugar a un arresto y 11 casos se remitirán a los fiscales. Siete de ellos tendrán una condena por delito grave y seis concluirán en encarcelamientos.
  • Los hombres generalmente suponen que aproximadamente la mitad de los ataques sexuales denunciados son infundados o completamente falsos, remarcó Kevin Swartout, un psicólogo de la Universidad Estatal de Georgia, quien estudia los factores que predisponen a los varones a cometer estos delitos. Sin embargo, los investigadores estiman que solo del 2% al 7% de las denuncias de agresión sexual son falsas, precisó. “Es muy inusual”, advirtió. “Pero sucede”.

Un nuevo vocabulario

En 1991, cuando la profesora de derecho Anita Hill alegó un patrón de acoso sexual por parte de Clarence Thomas, por entonces candidato a la Corte Suprema, las acusaciones y rechazos fueron caracterizadas con frecuencia como una cuestión de “él dijo/ella dijo”. Finalmente, lo que Thomas dijo claramente tuvo más peso.

El término que ahora usan los investigadores para describir ese submundo ambiguo de carga y negación es “palabra por palabra”.

En un mundo en el que los varones también son acosados y se estima que uno de cada 33 será agredido en su vida, es posible que los términos genéricos demasiado específicos no se apliquen. Pero en un mundo donde más personas evacuan antes de un huracán con un nombre masculino que uno con un nombre femenino, este cambio en el lenguaje también puede pasar por alto los juicios persistentes sobre qué género tiene la última palabra.

Dicho esto, está previsto que Kavanaugh hable de último en la audiencia del jueves.

La memoria es complicada

Como base para sacar conclusiones de veracidad en materia de agresión sexual, la memoria es un barómetro pobre.

“Me gusta decir, y lo digo a menudo a mis alumnos, que el pasado no existe. Es solo una representación en nuestro cerebro”, comentó la psicóloga de la Universidad de Rutgers, Tracey Shors, quien fue pionera en tratamientos para quienes sufren recuerdos traumáticos.

En la práctica cotidiana, los recuerdos se ordenan y guardan para ayudarnos a aprender: Esta persona es amable y confiable, ese lugar es incómodo y debe evitarse. Nos enseña cómo interactuar de forma segura con nuestro mundo, “nuestro cerebro se ha vuelto realmente bueno para hacer que el pasado parezca real”, indicó la profesional.

Pero en el crisol del trauma, las cosas que recordamos y la forma en que catalogamos esos recuerdos no se ajustan normalmente a las reglas habituales, agregó. La autoprotección puede exigir que algunas memorias se pierdan. El tiempo y el lugar pueden distorsionarse. Otros detalles se repiten inexplicablemente en un ciclo, una característica del trastorno de estrés postraumático.

“Es muy individual”, aseveró Shors. “El mensaje neto es que la respuesta de cada persona al tipo de trauma se fusiona dentro de esa persona”.

Las lagunas de memoria, o un relato que no cuenta con los sellos distintivos de la memoria, no son evidencia de ocultamiento, dicen expertos en trauma sexual. De hecho, son de esperar. “Algunas [personas] que vienen por primera vez tiemblan sin parar. Otros entran y están completamente entumecidos, como un robot”, describió Joan Cook, experta en ataques sexuales de Yale. “Así es como la gente lo compartimenta”.

En un proceso que se parece más a una sala de tribunal que a una oficina de terapeuta, los recuerdos que están incompletos y peculiarmente acomodados tienden a parecer sospechosos.

Mientras tanto, una narración demasiado bien integrada a veces puede ser una señal de que no todo está reportado, consideró Sherry Hamby, una experta en violencia sexual que dirige el Centro de Investigación de los Apalaches Life Paths.

Los profesionales de la salud mental usan el término “simulación” (malingering) para referirse a las afirmaciones falsas de agresión sexual. Si bien no es una ciencia exacta, los psicólogos clínicos están entrenados para “buscar actuaciones que son un poco demasiado trilladas y ensayadas, y que están bien armadas”, dijo Hamby, quien también es profesora de investigación en la Universidad del Sur.

Y finalmente…

Todo lo cual subraya una importante distinción a tener en cuenta a medida que se desarrolla la audiencia del jueves.

Mientras que los profesionales de la salud mental y aquellos que estudian el trauma estarán escuchando atentamente y tomando notas, definitivamente no se tratará del consultorio de un terapeuta; será un testimonio en un proceso políticamente enconado que, por su naturaleza, pretende arrojar dudas sobre la credibilidad de un acusador (de hecho, los que están en el campo con frecuencia se refieren a este tipo de interrogatorios como un “segundo ataque”).

Se podrán ofrecer pañuelos y descansos, y se podrán remarcar los logros profesionales de Ford. Pero algunos de quienes harán las preguntas ya han señalado claramente que no le creen, o que no comprenden el dolor que informa.

Dependiendo de la medida en que Ford haya -para usar las palabras de los psicoterapeutas- “procesado” el supuesto evento, sus declaraciones podrían ser fragmentarias y aleatorias, o estar completamente formadas.

Pero los expertos advierten que las palabras de Ford deben ser escuchadas como un recuerdo traumático, no como un testimonio en la corte.

“Lo llamo el ‘efecto CSI’”, expuso Hamby, una gran admiradora de los procedimientos de policía. “Pero en mi mundo laboral han creado una expectativa poco realista por parte de muchos miembros del jurado, que piensan que un equipo de genios con presupuestos ilimitados y activos laboratorios de criminología pueden establecer verdades más allá de una duda razonable. En el mundo real, casi nunca tenemos tanta evidencia”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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