Beyonce, Hillary y la realeza de Bollywood: El hombre más rico de la India organiza la boda de bodas

Una actuación privada de la superestrella del pop Beyonce en un resort a orillas de un lago de $1,000 por noche. Dos ex secretarios de Estado bailando torpemente en la pista de baile. Una lista de invitados que se parecía a la versión india de una alfombra roja de los premios Óscar.

Esto no es sólo una gran boda india. Es la boda más grande que cualquier persona en la India puede recordar.

El matrimonio de Isha, la hija del multimillonario Mukesh Ambani, ha tenido a indios y muchos estadounidenses, asombrados durante casi una semana y ha generado estimaciones de un precio de $100 millones.

Isha, una graduada de Yale, de 27 años de edad, se casó con su amigo de la infancia, Anand Piramal, en una lujosa ceremonia el 12 de diciembre en la residencia de 27 pisos de su familia, construida a medida en el corazón de Mumbai, donde las carreteras estaban cubiertas de guirnaldas.

Su padre, Mukesh, es presidente de Reliance Industries, un conglomerado empresarial en expansión con intereses en petroquímicos, energía, textiles y comercio minorista, y uno de los proveedores de servicios de internet más grandes del mundo. Forbes estima que su patrimonio neto es de más de $40 mil millones, lo que lo coloca entre las 20 personas más ricas del mundo y la más rica de la India.

El novio, Piramal, de 33 años, proviene de una familia que hizo una fortuna en productos farmacéuticos y bienes raíces, con un patrimonio neto estimado en $4 mil millones.

Mientras que los indios de todas las clases sociales gastan todo lo posible para realizar sus bodas, la boda de Ambani ha establecido un nuevo estándar para la opulencia exagerada: una marca de los oligarcas que se han vuelto inimaginablemente ricos en el aumento de tres décadas de la India desde un estado cuasi socialista adormecido a una de las principales economías de más rápido crecimiento del mundo.

Para esta pequeña élite, las ceremonias tradicionales hindúes son más o menos las mismas, y la misma variedad de festividades de bodas se extienden a lo largo de varios días, pero el poder de las estrellas es un poco diferente.

En septiembre, la familia Ambani celebró una ceremonia de compromiso en la legendaria Villa d’Este en el Lago de Como, Italia, donde el cantante de R&B John Legend actuó para más de 600 invitados.

Durante el fin de semana, en un hotel a orillas de un lago en Udaipur, una ciudad en el estado noroeste de Rajastán conocida por sus palacios reales, los huéspedes llegaron en aviones privados y vehículos de lujo para asistir al sangeet, una noche de música que generalmente precede a una boda hindú.

La estrella de ese evento fue Beyonce, vestida con un traje inspirado en la India, que viajó a Udaipur con su madre y realizó un set de 45 minutos que incluyó canciones exitosas como “Crazy in Love”.

Entre los invitados se encontraban Hillary Clinton y John F. Kerry. Un video viral capturó a los dos ex secretarios de Estado bailando una canción popular de película hindi junto a Mukesh Ambani, su esposa, Nita, y la mega estrella de Bollywood Shah Rukh Khan frente a una pared de luces pulsantes.

Además de Clinton y Kerry, también asistieron la editora Arianna Huffington y el magnate de la publicidad Martin Sorell, junto con el magnate del acero Lakshmi Mittal. Las principales estrellas de Bollywood interpretaron números de baile de películas exitosas de las últimas décadas, incluso Salman Khan, un chico malo musculoso que está apelando una sentencia de prisión.

Clinton también fue fotografiada participando en un arti, una costumbre hindú en la que se ofrece a una deidad un plato de flores y alcanfor quemado. Se cree que Clinton tiene relaciones cercanas con la familia Ambani, y se dice que cenó con ellos cuando visitó la India en marzo.

Las celebraciones culminaron con la boda el miércoles 12 por la noche en el rascacielos residencial de la familia conocido como Antilia, que se cree que vale mil millones de dólares. Los hermanos de la novia, Akash y Anant, fueron vistos montando a caballo mientras Piramal llegó en un Rolls-Royce vintage acompañado por bandas musicales.

Clinton también estaba allí, junto con su estrecha colaboradora Huma Abedin, ambas vestidas con trajes de boda tradicionales de la India. También lo estaba Priyanka Chopra, la ex Miss Mundo y estrella de “Quantico”, acompañada por su esposo, el músico Nick Jonas, solo una semana después de su propia boda en un palacio de 350 habitaciones en Rajasthan, India.

Los eventos concluyen con un par de recepciones en Mumbai el viernes 14 y el sábado 15 de diciembre, uno para los invitados de las familias y otro para los empleados de los conglomerados de Ambani y Piramal, teniendo lugar en un recinto ferial propiedad de Reliance.

La extravagancia ha generado más curiosidad que controversia en la India, donde muchos admiran el éxito de la familia Ambani (el abuelo de Isha, Dhirubhai, fundó la empresa en una sala de 300 pies cuadrados con una mesa y tres sillas) y no envidian a los ricos sus prebendas.

“¿En qué se diferencia de [cientos de miles] de indios que despilfarran toneladas de dinero en bodas?”, escribió un indio en Twitter. “Solo tiene más dinero para gastar”.

Aun así, en un país donde más de 70 millones de personas viven con menos de $1.90 por día, según estimaciones recientes de la Institución Brookings, existe una creciente preocupación de que la obsesión con las bodas está llevando a las familias a la penuria.

Esta semana, el gobierno municipal de Nueva Delhi, la capital de India, dijo a la Corte Suprema que pronto introduciría reglas para limitar el número de invitados y la cantidad de comida servida en las bodas después de que la corte dijera que las ceremonias estaban produciendo una cantidad “inaceptable” de desperdicio.

Una foto publicada por Reliance Industries muestra a Isha Ambani y Anand Piramal durante su ceremonia de boda.

(AFP/Getty Images)

Para entonces, la boda de Ambani finalmente habrá concluido y la pareja se habrá mudado a su nueva casa, un bungalow con vista al mar Arábigo en Mumbai, que pertenece a la compañía de la familia Piramal, y está valorado en $60 millones.

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