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¿Cuánto cuesta realmente una caja de cable? La industria prefiere mantenerlo en secreto

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Los clientes de TV e internet de Spectrum sufrirán un alza de tarifas en noviembre. Entre otros aumentos, el recargo por transmisión de televisión aumentará a $9.95 (de $8.85 al mes), y la tarifa mensual del decodificador aumentará de $6.99 a $7.50.

Fue ese último cobro el que me llamó la atención y me hizo pensar en los aspectos económicos involucrados.

¿Cuánto cuestan realmente las cajas de cable? ¿Por qué sus tarifas mensuales siguen subiendo, cuando el costo de tecnologías similares, como televisores y computadoras, disminuye con el tiempo?

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No es sorprendente que mis intentos de responder a estas preguntas se encontraran con el obstáculo de los actores de la industria.

Spectrum, propiedad de Charter Communications, la compañía de televisión de pago dominante en el sur de California, se calló rápidamente cuando le pregunté cuánto pagaban por las cajas que arriendan a los suscriptores.

Tampoco comentaron cuánto flujo de efectivo generan las cajas, o por qué las tarifas siguen aumentando, incluso a medida que disminuye el número de suscriptores residenciales del servicio de TV (otros 66,000 más en el tercer trimestre).

Dennis Johnson, vocero de la compañía, afirmó únicamente que el cargo por caja —un 7.3% más alto en noviembre, que representa más de tres veces la tasa de inflación— es un “aumento modesto”, “comparable o incluso más bajo que los de nuestros principales competidores”.

(Revelación completa: Los Angeles Times está colaborando con Spectrum en un nuevo canal de cable enfocado en L.A.)

También apelé a Arris International, el mayor proveedor mundial de decodificadores para empresas de televisión de pago. Le pregunté cuánto le cuesta a la empresa, en promedio, hacer una caja.

Mis consultas se encontraron al principio con un estruendoso “sin comentarios”. “Arris no participará en este artículo”, aseguró una portavoz de la compañía.

Un par de días más tarde, recibí un correo electrónico de Jeanne Russo, directora general de comunicaciones globales de la firma, quien explicó de manera más agradable: “No compartimos detalles sobre márgenes, orígenes de fabricación o precios promedio pagados públicamente por nuestros clientes. Por ello no podremos ayudarlo con esas preguntas”.

La ejecutiva también deseaba que comprenda que los “decodificadores son dispositivos premium” y se están convirtiendo en “el centro neurálgico digital de la casa ultraconectada”. Alexa y Siri podrían tener algo que decir al respecto. Y el costo de los altavoces inteligentes sigue cayendo.

Me parece intrigante que algo tan omnipresente como los decodificadores, que se encuentran en casi todos los hogares estadounidenses, estén envueltos en un misterio. La implicación es que los consumidores no deben preocupar sus bonitas mentes acerca de cuánto cuestan realmente las cajas. Eso suele ser una señal de que alguien en la suite ejecutiva se está riendo a costa nuestra.

También me pregunté qué sucedió con ese impulso de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) para estandarizar los decodificadores e introducir la tan necesaria competencia en el mercado. Eso fue más fácil de descubrir.

En caso de que lo haya olvidado, el expresidente de la FCC, Tom Wheeler, señaló en 2016 que el suscriptor promedio de televisión por cable pagaba $231 al año para arrendar un decodificador a su proveedor de servicios. La cuenta colectiva por ello era de $20 mil millones al año. Y el cliente debía seguir pagando, incluso después de que la compañía de televisión de pago recuperara su inversión a granel por el equipamiento.

La solución de Wheeler fue establecer estándares técnicos uniformes para que cualquier fabricante de productos electrónicos pudiera generar cajas de cables genéricas. Las compañías de televisión de pago, a su vez, pondrían a disposición de los suscriptores aplicaciones gratuitas para que pudieran acceder a la programación en cualquier dispositivo.

“Si quiere ver el contenido de Comcast a través de su Apple TV o Roku, puede”, escribió Wheeler en un artículo de opinión en estas páginas. “Si quiere ver las ofertas de DirectTV a través de tu Xbox, puede hacerlo. Si desea canalizar el servicio de Verizon directamente a su televisor inteligente, también puede hacerlo. Estas reglas abrirán la puerta a la innovación, generando nuevas aplicaciones y dispositivos, brindando a los consumidores aún más opciones y control del usuario”, agregó.

Sin embargo, una vez que el presidente Trump colocó a un hombre de su confianza como presidente de la FCC, se afianzó una mentalidad más orientada a la industria. El plan de Wheeler fue rápidamente arrojado a la basura.

Ajit Pai, el nuevo jefe de la agencia, destacó que la propuesta de Wheeler “ya no está pendiente ante la Comisión, y no tengo la intención de resucitarla”.

Nunca explicó realmente por qué, excepto para decir que no creía que las cajas estandarizadas promovieran “una vía regulatoria clara, centrada en el consumidor, justa y competitiva para la programación de video”, lo cual, por supuesto, no tiene sentido.

Hace varios años, el senador Edward J. Markey (demócrata de Massachusetts) y el senador Richard Blumenthal (demócrata de Connecticut) pidieron a todos los principales proveedores de servicios de televisión paga que brindaran más información sobre los decodificadores. Al igual que yo, estaban dispuestos a descubrir cuánto cuesta realmente una caja y, tal como me ocurrió a mí, no llegaron a ninguna parte.

Charter expresó que la cantidad promedio que los clientes gastan en tarifas mensuales de caja “es confidencial”. Del mismo modo, los ingresos generados para la compañía por dichas tarifas “son información confidencial”.

DirecTV consideró que “gran parte de la información solicitada es de propiedad privada, sensible a los negocios y altamente confidencial”.

Cox Communications destacó que “no divulga la información confidencial, de propiedad y competitiva solicitada”.

“Esta información no está disponible públicamente debido a la sensibilidad competitiva”, dijo Comcast.

Llamé a los analistas de Wall Street que cubren Arris. No pudieron decir cuánto le cuesta a la compañía crear decodificadores en fábricas de bajo costo en el extranjero.

Pero el consenso general fue que Arris vende cajas básicas a compañías de televisión por cable por aproximadamente $150 cada una, y otras más avanzadas por más de $250.

Si la FCC tenía razón sobre el promedio de clientes que pagan $231 al año (a partir de 2016), eso sugiere que la compañía típica de servicio de TV por cable recupera su inversión por caja en aproximadamente un año o menos, y todas las tarifas que se pagan más allá de ese punto son pura ganancia, incluso teniendo en cuenta los gastos de mantenimiento.

Cada analista con el que hablé dijo que las tarifas de caja no son una gran fuente de ingresos para las compañías de televisión de pago, pero obviamente se suman. Charter, por ejemplo, todavía tiene más de 16 millones de clientes residenciales con decodificadores, muchos con varios de ellos.

Después de que la tarifa de Spectrum aumente en unos días a $7.50 por mes, eso se traducirá en al menos $120 millones mensuales. O al menos $1.4 mil millones al año.

Una empresa rival, Comcast, cobra $9.95 mensuales por una caja de alta definición. Tiene alrededor de 22 millones de suscriptores de TV, por lo tanto obtiene ingresos potenciales de $2.6 mil millones al año.

Sí, si dirigiera una empresa de televisión de pago, también me gustaría mantener ese secreto.

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