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CONSUMIDORES: las cadenas de hamburguesas siguen rezagadas en las políticas contra los antibióticos

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Los grupos de consumidores reprobaron a casi todas las cadenas de hamburguesas del país, que siguen comprando carne de res criada con antibióticos, lo cual convierte a los medicamentos en menos efectivos para los humanos.

Solo dos cadenas pequeñas pero emergentes, Shake Shack y BurgerFi, obtuvieron una calificación ‘A’ en un informe anual emitido por una coalición de cinco agrupaciones de consumidores y ambientalistas, el 17 de octubre.

Wendy recibió una escandalosa ‘D-’ por adquirir el 15% de su carne de un proveedor que redujo el uso de un antibiótico, la tilosina. Las restantes 22 principales cadenas de hamburguesas no aprobaron el análisis.

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El uso excesivo de antibióticos —tanto en la industria alimentaria como en la medicina humana— desató la proliferación de superbacterias resistentes a los medicamentos, que matan a 23,000 personas en Estados Unidos y aumentan los costos de atención médica en $20 mil millones cada año, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

Un estudio de 2007, por ejemplo, mostró que el uso de tilosina en aves de corral dejaba cepas de bacterias Campylobacter resistentes a un equivalente humano del medicamento.

El informe de alimentos Chain Reaction de 2018 marca un giro para la coalición de grupos nacionales de consumidores, medioambientales y de salud conocida como Keep Antibiotics Working, que previamente había destacado progresos en la eliminación del uso de antibióticos en aves de corral.

Durante la última década, la presión de los consumidores y accionistas activistas, así como la competencia en el mercado, presionó a las principales compañías avícolas a criar parvadas sin administrar antibióticos de forma rutinaria. Perdue Foods puso fin al uso de estos en 2014, y pronto le siguieron Foster Farms, Tyson Foods y Pilgrim’s Pride. Sanderson Farms sigue siendo la única empresa avícola líder que se opone a la tendencia, incluso cuando el 40% de sus accionistas respaldaron este 2018 una medida para restringir el uso.

“Una vez que Perdue lo ofreció, los consumidores lo compraron y las cadenas de comida rápida lo aceptaron, el resto de las compañías siguieron el ejemplo”, afirmó Jean Halloran, directora de iniciativas de política alimentaria de Consumers Union y colaboradora del informe.

Siguiendo el liderazgo de Panera Bread y Chipotle Mexican Grill, líderes de la industria como Chick-fil-A, McDonald’s, Burger King, Taco Bell, KFC y otros instituyeron políticas generales que limitan el uso de antibióticos en aves de corral.

Esas tendencias ayudan a explicar una fuerte reversión en las compras de antibióticos por parte de la industria de alimentos y animales: la Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) reportó una caída anual del 10% en 2016, luego de que las ventas aumentaran un 11% en los cinco años anteriores.

Las industrias de la carne de res y de cerdo, que dejaron de usar antibióticos únicamente para acentuar el crecimiento de animales sanos, se han resistido a nuevos límites. Argumentan que el uso preventivo de dosis bajas, sobre todo en animales más jóvenes y de bajo peso, puede evitar una aplicación más generalizada si se producen brotes de enfermedades.

“La industria de la carne de res promueve el uso juicioso de antibióticos para mantener el riesgo potencial de desarrollar bacterias extremadamente resistentes a estos”, aseveró la Asociación Nacional de Ganaderos. “Además, la comunidad de la carne de res ha invertido significativamente en programas de investigación y educación, como Beef Quality Assurance, para mantener altos estándares de cuidado y salud animal”.

En 2017, la FDA ajustó sus pautas y exigió una “supervisión o consulta” veterinaria para aquellas medidas “consideradas necesarias para garantizar la salud de los animales”, como la administración de antibióticos.

No obstante, según los activistas, esas pautas dejan una laguna sustancial. “Un veterinario puede prescribir durante meses para un gran número de animales”, consideró Halloran. “No nos oponemos al tratamiento de animales enfermos, pero no es así como se usan los antibióticos”.

Después de elogiar levemente a McDonald’s con una ‘C-’ en el informe de 2017, en 2018 los grupos rechazaron al titán de la comida rápida debido a la persistente preocupación de que no haya establecido plazos más estrictos para eliminar los antibióticos en sus suministros de carne de res.

McDonald’s afirmó que está comprometido con un uso más ético y juicioso de los antibióticos, pero que poner fin a su empleo podría entrar en conflicto con sus objetivos más amplios.

“Tratar a los animales enfermos es congruente con el compromiso de la compañía con la salud y el bienestar animal”, aseguró la empresa en una política escrita. “Involucrar a los agricultores, productores y veterinarios en el uso responsable de antibióticos es clave para lograr nuestra visión de preservar la efectividad de los antibióticos, tanto para los humanos como para los animales”.

El alejamiento de McDonald’s de los antibióticos en su cadena de suministro de aves de corral en EE.UU., que comenzó hace unos tres años, fue un punto de inflexión para la industria dada la enorme huella e influencia de la firma de comida rápida. La compañía también había anunciado que compraría solo huevos criados en instalaciones que no confinan pollos a jaulas pequeñas.

El U.S. Public Interest Research Group, que encabezó la campaña por los antibióticos, planea centrar la atención de los consumidores en McDonald’s, tal como lo hizo anteriormente en el propietario de KFC, Yum Brands, que finalmente se comprometió al no uso de estos medicamentos, en 2017.

Según Consumer Reports, su sondeo muestra que el 60% de los encuestados pagaría más por una hamburguesa si se certificara que proviene de vacas sin antibióticos. Una gran mayoría de los encuestados también afirmaron estar a favor de que las empresas revelen los nombres y las cantidades de antibióticos que emplean en los animales.

Según los CDC, aproximadamente una de cada cinco infecciones resistentes a los medicamentos en humanos provienen de alimentos y animales, lo cual ha impulsado políticas más conservadoras sobre la prescripción de antibióticos por parte de veterinarios y médicos. El CDC también detectó que una de cada tres recetas médicas no es necesaria.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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