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¿Mirará la boda real por la tele? Esto es lo que necesita saber sobre la Capilla de San Jorge y el Castillo de Windsor

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Cuando subí al tren en la estación Waterloo, de Londres, no podía sacar de mi mente esa canción pop infernal de las Dixie Cups.

De hecho, yo iba hacia la capilla, pero no para contraer ‘ma-a-a-trimonio’, como dice el tema. Iba a mirar todo muy bien para que, cuando el reloj marque el mediodía este sábado 19 de mayo, pueda brindar ante mi televisor con una copa de champán y saber un poco más sobre el sitio de la boda real entre Meghan Markle y el príncipe Harry.

La Capilla de San Jorge se encuentra en terrenos del Castillo de Windsor, la residencia real continuamente habitada más antigua del planeta. Con 13 acres, el castillo es también el más grande.

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Guillermo el Conquistador eligió este lugar con vistas al Támesis en 1070, y desde entonces, ha sido hogar de 39 monarcas.

En los primeros días de primavera, cuando lo visité, las nubes goteaban intermitentemente y generaban una luz grisácea. Desde la estación de tren, seguí las paredes altas y fortificadas del castillo, y aunque estaba allí para ver la capilla, no pude resistirme y seguí las indicaciones hacia los Apartamentos Estatales. Me darán un contexto extra, me dije, pero en realidad, solo tenía curiosidad.

Grandeza y ostentación

Eran incluso más grandiosos de lo que esperaba -relucientes muebles dorados, con tapicería de seda y satén, y papel tapiz en rojo rubí y verde esmeralda-, resultado del intento de Carlos II de superar al Luis XIV de Francia en todo su esplendor.

Los techos, pintados por Antonio Verrio, muestran dioses y diosas en tonos rosa chillón y azul suave, retozando sobre la Cámara de Audiencia de la Reina, la Cámara de Presencia de la Reina y el Comedor del Rey. Es difícil imaginar que se trata de salas en funcionamiento, empleadas habitualmente para ocasiones ceremoniales y no como salas de cine.

En medio de la ostentación hay pinturas de Holbein, Van Dyck, Rubens y Canaletto. Me llamó particularmente la atención la reflexiva “Joven con un turbante”, de Rembrandt, y su “Autorretrato con gorra plana”, de 1642, con su paleta de tonos terrosos. ¿Qué pensaría él de esos entornos brillantes?

Salí al exterior bajo un cielo encapotado y percibí un edificio que parece más de filigrana y aire que de piedra. Aquí estaba; uno de los mejores ejemplos de arquitectura gótica en el mundo. Me adentré en la Capilla de San Jorge, y una vez que mis ojos se ajustaron a la oscuridad, quedé sin aliento.

Una de las voluntarias me escuchó y se rió; admitió que, después de años de trabajar aquí, todavía no puede creer lo que la rodea.

La capilla es una clásica estructura en forma de cruz con un transepto, una nave principal y dos pasillos laterales. El techo luce como si alguien hubiera estirado madejas de encaje a través de él y mágicamente el material se hubiera convertido en piedra; las ventanas brillan como si las gemas hubieran sido prensadas en vidrio.

El edificio original data del siglo XIII, pero la capilla fue terminada en 1483, durante el reinado de Eduardo IV y tiene capacidad para 800 personas -mucho menos que la enorme Catedral de San Pablo, donde los padres de Harry, Diana Spencer y el Príncipe de Gales, se casaron en 1981-. Tampoco tiene las asociaciones políticas de la Abadía de Westminster, a un paso del Parlamento, donde el hermano de Harry, el príncipe Guillermo, contrajo enlace con Kate Middleton, en 2011.

San Jorge, el patrono de la capilla, es un misterio. Probablemente fue un oficial del ejército romano que murió alrededor del año 300, y el rey Eduardo III lo eligió como el santo patrón del país en 1350, aunque nunca había estado en Gran Bretaña.

Eduardo III, inspirado por la gallardía del Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda, estableció su propia orden de caballeros, la Orden de la Jarretera, cuyo hogar espiritual es la Capilla de San Jorge.

Casi 700 años después de la fundación de la orden, el monarca reconoce a hombres y mujeres de diversos orígenes que han dedicado sus vidas al servicio público, incorporándolos a ésta. Cada junio, la reina, los caballeros y las damas desfilan en sus grandes túnicas de terciopelo y sombreros con plumas en la procesión del Día de la Jarretera, que se celebra aquí.

‘Refinada, pacífica y sagrada’

La capilla también ha sido el lugar elegido para bautismos reales, comuniones, matrimonios y entierros. Me pregunto si el príncipe Harry eligió este sitio, en parte, porque aquí fue su bautismo, en 1984, y también como un guiño a su padre, el Príncipe de Gales, cuyo servicio religioso después de su matrimonio con la Duquesa de Cornualles, más conocida como Camilla, se celebró aquí en 2005.

Una de las estatuas más bellas de la iglesia es el monumento de Matthew Wyatt a la princesa Charlotte, quien murió en 1817 durante el parto, junto con su hijo. Los artistas de la época de la Regencia realmente sabían cómo abordar la muerte, posiblemente porque había demasiadas. Una Charlotte en túnica señala hacia arriba, mientras un ángel alado carga a su bebé hacia el cielo, y dolientes envueltos en “tela” de mármol blanco rodean la escena.

La muerte de Charlotte afectó duramente a Gran Bretaña. Toda la población entró en luto, como lo hizo después del fallecimiento de Diana, en 1997.

La capilla de San Jorge luce un tanto triste y lejana. No es de extrañar que la reina Victoria la adorara, calificándola de “refinada, pacífica y sagrada”. Su hijo mayor, Eduardo VII, es el único rey que fue bautizado, confirmado, se casó y está enterrado aquí. Su matrimonio con Alexandra de Dinamarca, en 1863, se produjo dos años después de la muerte del marido de Victoria, el príncipe Alberto. La reina viuda entró en la capilla por una pasarela privada y derramó una lágrima mientras observaba la boda de su hijo desde una ventana salediza -una ventana decorada, que Enrique VIII había construido para su primera esposa, Catalina de Aragón-.

Después de horas en la capilla, me detuve en la tienda de regalos, donde le pregunté a un voluntario si podía mostrarme la pasarela secreta de Victoria. Señaló un patio detrás de la tienda; arriba había una pequeña puerta de madera y una pasarela elevada.

“Ella solía salir y caminar por la noche”, dijo. Luego, con un guiño en el ojo, hizo un gesto hacia el patio: “Ahí fue donde Enrique VIII vio a Jane Seymour por primera vez”.

Seymour fue la tercera de sus siete esposas y está enterrada a su lado, debajo de una losa de mármol -que prácticamente no vi mientras pasaba por el coro. Siempre hay que mirar por dónde uno camina-.

En el día de la boda de Harry y Meghan, la reina Isabel II le dará títulos a la pareja. Se cree que ‘duque de Sussex’ es la opción más probable, lo cual convertiría a Markle en ‘Su Alteza Real, la duquesa de Sussex’.

Cumpliendo con los planes de la pareja de hacer de esta boda real una alegre celebración “del pueblo”, los primeros en felicitarlos como marido y mujer serán los 2,000 trabajadores de caridad y alumnos locales que fueron invitados a mirar desde el interior de los muros del castillo.

A la 1 p.m., la pareja recorrerá en un carruaje la bonita ciudad de Windsor, en Berkshire, antes de regresar al castillo para su recepción. La ruta pintoresca ofrecerá muchas oportunidades para que los recién casados compartan su día con el público.

Al salir de la capilla para emprender la ruta a pie, las nubes se abrieron y apareció un temprano sol de primavera; un buen presagio, creo.

Spring is here (the-uh-uh)

The sky is blue (Whoah-oh-oh)

and we’ll never be lonely anymore.

“Chapel of Love”, The Dixie Cups

La primavera ha llegado (uh-uh)

El cielo es azul (oh-oh)

y nunca más estaremos solos.

“Chapel of Love”, The Dixie Cups

Cómo ir

LLEGAR A LONDRES

Desde LAX, American, Air New Zealand, British, Delta, KLM, Lufthansa, Norwegian y Virgin Atlantic ofrecen un servicio sin escalas a Londres. United, Delta, KLM y American ofrecen servicio con conexión (cambio de aviones). Boletos de ida y vuelta desde $772, que incluyen impuestos y tarifas.

Los trenes desde la estación Waterloo, de Londres, salen cada media hora hacia la estación Windsor & Eton Riverside. El viaje dura una hora. Para comprar boletos, visite National Rail; cuestan entre $17 y $28.50, dependiendo del día y la hora elegidos.

Castillo de Windsor, abierto de 9:30 a.m. a 5:15 p.m., hasta octubre

La última entrada es a las 4 p.m. La admisión, para adultos cuesta alrededor de $25.30; menores de 17, alrededor de $14.75; personas mayores y estudiantes $23, menores de cinco años, gratis. El castillo estará completamente cerrado entre el 17 y el 19 de mayo, y del 17 al 18 de junio. Tendrá distintas horas de cierre el 24 de mayo y el 15 de junio (la última entrada será a las 3 p.m., cierre a las 4 p.m.).

Capilla de San Jorge, cierra a las 4:15 p.m (última entrada a las 4 p.m.) de lunes a sábado, para prepararse para el servicio vespertino, a las 5:15. La capilla está cerrada a los visitantes los domingos, ya que hay servicios durante todo el día. Los fieles son bienvenidos a asistir a estos.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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