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No son necesarias nuevas medidas de seguridad en clínicas que practican abortos, asegura una investigación

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Las mujeres que acuden a salas de emergencia luego de practicarse un aborto, suman tasas más bajas que las que acuden para procedimientos de rutina como colonoscopias y cirugías para extirpar las muelas del juicio, encontró una investigación reciente.

De hecho, por cada 100,000 abortos, solamente 108 mujeres buscaron atención de emergencia porque pensaban que podían sufrir una complicación en el procedimiento.

Eso es menos de una décima parte del número de visitas a las salas de emergencias de pacientes a los que se les extirparon recientemente sus amígdalas. También es menos de una décima parte de la tasa de complicaciones graves relacionadas con el embarazo (1,400 por 100,000 en ambos casos).

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El nuevo estudio, publicado a mediados de junio en la revista BMC Medicine, respalda un argumento hecho por los proveedores de servicios de salud reproductiva para mujeres: que la terminación de la mayoría de los embarazos, ya sea por el método de aspiración o por medicamentos, es tan seguro como muchos servicios médicos que no han atraído el escrutinio de los legisladores estatales.

Los resultados llevaron a los autores a sugerir que una serie de nuevas regulaciones promovidas por los enemigos del aborto y adoptadas por los estados, no son necesarias.

“Este estudio se suma a la abundante información científica que afirma que el aborto es seguro”, dijo Ushma D. Upadhyay, profesora de salud pública de UC San Francisco, que dirigió el equipo de autores del estudio.

De hecho, Upadhyay agregó que aproximadamente la mitad de las 27,941 visitas a salas de emergencias relacionadas con abortos, documentadas en un período de cinco años, fueron para “observaciones”, y tres cuartas partes de las pacientes fueron dadas de alta en horas.

Casi un tercio de esas visitas precisaban la repetición del procedimiento de aborto, según encontraron los investigadores. El cinco por ciento de las pacientes requirió una transfusión de sangre, el 1% requirió cirugía y el 19% ingresó en el hospital.

Un total de 926,190 abortos se realizaron en los Estados Unidos en 2014, una tasa históricamente baja que se atribuye al uso más amplio de anticonceptivos de acción prolongada, como dispositivos intrauterinos y terapias hormonales.

Mientras tanto, la seguridad del aborto ha ido en aumento a medida que las mujeres se someten al procedimiento antes de que avance su embarazo y por el uso creciente de medicamentos.

El nuevo estudio capturó datos de un grupo representativo nacional de salas de emergencia entre 2009 y 2013. Durante esos años, varias legislaturas estatales intensificaron la adopción de regulaciones que supuestamente tenían como objetivo solucionar los problemas de seguridad en las clínicas de aborto de EE.UU.

Las leyes y políticas, respaldadas casi exclusivamente por oponentes al aborto, incrementaron los requisitos de los proveedores de ese servicio y exigieron a sus instalaciones estar a la par con centros quirúrgicos que realizan servicios médicos mucho más complejos.

Las regulaciones han llevado al cierre de muchas clínicas donde se proporcionaban servicios de aborto. Entre 2011 y 2014, el número total de instalaciones que brindan esos servicios disminuyó un 3%, de 1,720 a 1,671, según el Instituto Guttmacher, que rastrea las tendencias en salud reproductiva. El costo en las clínicas (instalaciones más pequeñas que se han visto más directamente afectadas por las regulaciones más estrictas) fue mayor, con un 6% de cierre en el mismo período.

En una decisión adoptada en Texas en 2016, el juez de la Corte Suprema Stephen G. Breyer escribió que la ley del estado “proporciona pocos beneficios de salud, si es que tiene alguno, para las mujeres y representa un obstáculo sustancial para las mujeres que buscan un aborto. Además constituye una carga excesiva ‘sobre su derecho constitucional a hacerlo’.

En un informe publicado en marzo, las academias nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina concluyeron que las regulaciones adoptadas por los estados en los últimos años “a menudo prohíben a los proveedores calificados prestar servicios, informan erróneamente a las mujeres de los riesgos de los procedimientos y requiere servicios médicamente innecesarios y demoras en la atención”.

Con la tarea de evaluar la calidad y seguridad de la atención del aborto, el panel científico concluyó que “la gran mayoría de los abortos se pueden realizar de forma segura en espacios como el de un consultorio”.

El comité no encontró evidencia de que los profesionales médicos que realizan abortos requieran accesos a hospitales para garantizar un resultado seguro, un requisito vigente en 11 estados. Y descubrió que los abortos con el uso de dos medicamentos recetados en el primer trimestre, no requieren “ningún equipo especial ni arreglos de emergencia” para la seguridad de la paciente.

Como los abortos con medicamentos se han vuelto más comunes, se han convertido en un objetivo de los opositores al aborto que han respaldado una serie de restricciones sobre las capacidades de los profesionales médicos que los recetan, dónde y cómo se pueden administrar y qué pacientes pueden recibirlos.

La profesora de salud pública de UCLA, Jeanne Miranda, quien sirvió en el panel de científicos, rechazó afirmaciones de que la atención del aborto necesita una revisión sobre su seguridad y la llamó “simplemente falsa”.

Estudios rigurosos no han respaldado muchas afirmaciones hechas por los opositores del aborto, como el que las mujeres que terminan un embarazo sufren problemas de salud mental a largo plazo y mayores tasas de cáncer de mama, dijo. En la medida en que las nuevas regulaciones han llevado a las mujeres a buscar un aborto, agregó, ha hecho que el procedimiento sea menos seguro.

Los investigadores identificaron 390 visitas a la sala de emergencias que parecían ser abortos auto inducidos. Estos representaron aproximadamente el 1.4% de las visitas que registraron durante el período del estudio.

También documentaron 15 muertes entre 2009 y 2013.

La edad promedio de las mujeres que buscaron atención relacionada con el aborto en una sala de emergencia fue de 26. Las mujeres de más de 30 años que habían interrumpido un embarazo tenían más probabilidades que las de 20 años, de experimentar un “incidente relevante”.

Las mujeres que usan Medicaid, que representaron el 45% de las visitas a urgencias, eran más propensas a tener una complicación mayor que las pacientes que pagaban o con seguro privado. El costo promedio de estas visitas fue de $ 4,719, y un 8.6% pagó $ 10,000 o más.

Upadhyay, quien se especializa en estudiar problemas de salud reproductiva de las mujeres, dijo que la nueva información debería asegurar al público que las mujeres que buscan abortos reciben una buena atención de parte de los proveedores de ese servicio. Ese es un mensaje importante para los ciudadanos que apoyan la imposición de regulaciones más estrictas porque creen que es por interés de la salud y la seguridad de las mujeres, dijo.

Aquellos que redactaron estas regulaciones deberían saberlo mejor, agregó.

“Las personas que apoyan estas leyes deben saber que el aborto es seguro”, dijo Upadhyay. “Han visto la investigación -estudios como este- que solo se suma a la abundante información científica que dice que el aborto es seguro”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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