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¿Por qué no puedes sentarte en ese asiento vacío de primera clase? Tal vez porque es considerado un robo

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Acabas de dejarte caer en el asiento del centro que te asignaron y te encuentras entre dos pasajeros fornidos. El proceso de abordaje ahora está completo. Cada asiento de la cabina principal está ocupado.

En clase ejecutiva, a pocos pasos de distancia, varios asientos desocupados llaman tu atención. Estos asientos premium son como un trono. Su función de reclinación de 180 grados convertiría tu vuelo de 10 horas en una experiencia placentera.

Abandonas tu asiento, te cuelas en la cabina de clase ejecutiva y, sin que los asistentes de vuelo reunidos en la cocina se den cuenta, te sientas y reclamas un asiento premium como tuyo.

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Bien por ti, ¿verdad?

No.

Antes de la salida, los agentes de la puerta de embarque de la aerolínea proporcionan al asistente de vuelo principal los documentos finales que incluyen un recuento completo de pasajeros junto con la asignación de asientos. Cada sobrecargo de mi aerolínea debe llevar una tableta electrónica emitida por la compañía, donde carga gráficos de asientos codificados por colores para cada vuelo.

Sabemos qué asientos se supone que deben estar ocupados, así como el nombre de cada ocupante, lo que facilita la detección de infracciones en los asientos.

La política de la aerolínea requiere que los asistentes de vuelo desafíen a los intrusos de primera clase. Se nos solicitó que les pidamos cortésmente a estos invitados indeseados que presenten sus pases de abordar. Si su asiento asignado está en la cabina principal, les pediremos tranquilamente que se muevan.

Si el pasajero se niega, el personal de seguridad lo puede sacar del vuelo, si es necesario.

Si la ocupación ocurre después del despegue y el pasajero permanece sentado en la cabina premium durante el resto del vuelo, esencialmente ha robado a la aerolínea. Se le puede exigir a esa persona que pague a la aerolínea el precio de un asiento premium de tarifa completa.

¿Qué es todo este alboroto sobre un asiento de clase premium desocupado?

Las tarifas aéreas de primera clase son escandalosamente caras. Por ejemplo, una búsqueda reciente en Internet de vuelos de ida y vuelta, desde Los Ángeles a Londres, sin escalas, reveló tarifas de cabina principal de alrededor de $800. El precio de un boleto de primera clase fue de más de $9,500.

Imagina que pagaste $9,500 por un vuelo de primera clase a Londres. (O eres un miembro de alto rango del programa de viajero frecuente de la aerolínea, que utilizó puntos de kilometraje ganados con esfuerzo para asegurar un cambio a primera clase.) Hay un asiento de primera clase desocupado al lado tuyo. Después del despegue, un pasajero que pagó $800 por un asiento en la cabina principal decide sentarse en el asiento vacío de primera clase.

No estarías muy contento. Y con razón.

Según mi cálculo no oficial, por cada 10 vuelos que despegan con asientos de cabina premium desocupados, tal vez dos o tres de esos vuelos involucran a un pasajero de cabina principal que intenta sentarse en un asiento premium.

Cuando un sobrecargo se acerca a un intruso, muchos explican sus acciones diciendo: “Oh, pensé que este era mi asiento” o “Este asiento estaba vacío, y no pensé que les importaría si me sentaba aquí” o “Yo siempre vuelo en clase ejecutiva”.

Sacudimos la cabeza y sonreímos. En última instancia, recogerán sus pertenencias, mostrando diferentes niveles de vergüenza, y se retirarán a sus asientos asignados en clase turista.

El ejemplo más descarado ocurrió hace un par de años en un vuelo de Miami a São Paulo, Brasil. Cuando al registrarse en la puerta de embarque, una mujer joven dijo que era su cumpleaños y que tenía problemas de espalda. ¿El agente sería tan amable de hacerle un cambio de asiento a clase ejecutiva?

El agente de la puerta dijo que no podía hacer cambios de asiento arbitrariamente. La mujer insistió y el agente, ahora ocupado con otros pasajeros, le dijo que no. (Lo sé porque el agente de la puerta entró en el avión y advirtió a la tripulación sobre ella).

Al entrar en el avión, la misma mujer se acercó a una asistente de vuelo e intentó la excusa del cumpleaños. También mencionó que tiene problemas de espalda.

¿Podría, por lo tanto, obtener un cambio a clase ejecutiva? Una vez más, le dijeron a la mujer que no, no solo porque las sobrecargo no tienen la autoridad de ascenso de categoría sino también porque si se le concediera un cambio de clase de asiento, cada pasajero tendría derecho a uno.

Se acercó al asistente principal de vuelo con la misma solicitud de cambio de asiento. Una vez más, la solicitud fue denegada.

La mujer se sentó a regañadientes en el asiento asignado de la cabina principal, que estaba a tres o cuatro filas de la parte trasera del avión. Después del servicio de cena, noté que se levantó y entró al baño. Cuando la mujer salió, estiró las piernas por un momento.

En lugar de regresar a su asiento, de repente salió disparada por el pasillo derecho del Boeing 777. Súbitamente, caminé por el pasillo de la izquierda, sabiendo que se dirigía a uno de los asientos vacíos de clase ejecutiva.

La encontré segundos después. Ya se había enterrado bajo una manta en un asiento de clase ejecutiva, fingiendo estar dormida.

“Es mi cumpleaños”, dijo después de desafiarla. “Y…”

“Y tienes problemas de espalda”, respondí.

Juntos, caminamos silenciosamente de vuelta a la cabina principal.

Hester es un asistente de vuelo con más de tres décadas de experiencia.

Si quiere leer este artículo en inglés haga clic aquí.

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