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Una empresa coloca microchips en sus empleados y el próximo cliente podría ser su pariente enfermo

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La empresa de tecnología Three Square Market atrajo la atención en 2017, después de implantar microchips en los brazos de casi 100 empleados, lo que les permitía abrir puertas, iniciar sesiones en sus computadoras y comprar bocadillos de máquinas expendedoras de la compañía con solo deslizar el brazo.

Los chips inicialmente eran algo más que un dispositivo innovador, pero ahora la firma de Wisconsin, que diseña software para máquinas expendedoras, tiene un plan más ambicioso, según el presidente ejecutivo Todd Westby. Durante una presentación en CNBC, el ejecutivo dijo que están trabajando en un microchip más sofisticado que funciona con calor corporal humano e incluye capacidades de rastreo por GPS y activación por voz.

Los microchips con rastreo GPS pueden parecer el primer paso para entregar nuestra autonomía a ‘señores’ del gobierno parecidos a Skynet. Directivos de Three Square Market admiten que los dispositivos ofrecerán una manera conveniente de rastrear personas, especialmente aquellas que padecen Alzheimer y demencia.

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Patrick McMullan, presidente de Three Square Market y de la compañía de tecnología Three Square Chip, dijo a CNBC que el objetivo es una causa noble. “No es solo GPS, no es solo activación por voz, estamos trabajando en monitorear sus signos vitales”, dijo McMullan. “Y hay diferentes instituciones médicas que obviamente quieren eso. El chip va a comunicar a mi médico que tengo un problema”.

Los defensores de los microchips con fines médicos señalan que los dispositivos podrían contener el historial médico completo de una persona. Por ejemplo, si un paciente estuviera inconsciente o sufriera pérdida de memoria, esos registros podrían ser invaluables para los médicos de la sala de emergencia que podrían no estar familiarizados con los medicamentos recetados o el historial de enfermedad de la persona.

Los críticos dicen que la práctica plantea serios problemas de privacidad, especialmente cuando se considera quién sería responsable de la enorme cantidad de datos personales que los microchips son capaces de almacenar con el paso del tiempo, sus comportamientos y la salud de una persona.

Westby le dijo a CNBC que 92 de los 196 empleados de la compañía han aceptado chips y solo a una persona le han retirado el dispositivo del tamaño de un grano de arroz.

“Lo que realmente hemos hecho es que la gente esté hablando de ello y mirando los beneficios que puede tener”, aseveró.

Los microchips no son precisamente nuevos; se han utilizado para etiquetar mascotas y ganado, y rastrear entregas.

BioHax, una compañía sueca, ha implantado su microchip en varios miles de clientes, lo que les permite viajar en trenes sin usar boletos y encender las luces en sus apartamentos, según la empresa. Afirman que los microchips se usan solo para mejorar los sistemas que están “completamente bajo su control”.

Pero la discusión sobre ellos se ha ampliado desde que Three Square Market comenzó a colocar etiquetas de identificación por radiofrecuencia, que cuestan aproximadamente $300, entre los dedos índice y pulgar de los empleados.

Noelle Chesley, de 49 años, profesora asociada de sociología en la Universidad de Wisconsin-Milwaukee, dijo que los humanos con microchips es algo inevitable que pasará, pero no durante varias décadas. Algunos expertos creen que tomará el tiempo necesario para que desaparezca el estigma asociado con la práctica.

“Le sucederá a todos”, dijo Chesley al periódico. “Pero no este año, y no en 2020. Tal vez no sea mi generación, pero ciertamente si en la de mis hijos”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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