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El reto más grande para estudiantes transfronterizos de Tijuana: hablar español

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El viernes por la mañana, en la Escuela Primaria José M. Larroque, de Tijuana, Tom Torlakson fue el más ansioso de los estudiantes.

 El superintendente de instrucción pública del estado de California había llegado a Baja California para aprender sobre los obstáculos que enfrentan quienes hacen el cambio entre las escuelas estadounidenses y mexicanas. Sentado ante él, en la pequeña biblioteca del lugar, había un grupo de expertos.

“El reto todos los días es hablar español”, aseguró Marco Antonio Arellano Hernández, de 12 años, quien recientemente se mudó de Las Vegas a Tijuana y está inscrito en sexto grado de dicha escuela primaria pública, ubicada en una ladera cerca del centro de la ciudad. “Los maestros nos ayudaron mucho”.

Torlakson y el secretario de Educación de Baja California, Miguel Ángel Mendoza, coincidieron en que están explorando formas de abordar mejor las necesidades de los alumnos que comparten ambos sistemas, como quizás facilitar la transferencia de registros académicos, expandir los programas binacionales de capacitación docente o aumentar el número de intercambios entre México y California para promover la educación bilingüe.

“Estamos buscando cómo ayudarnos mutuamente para asistir a estos estudiantes”, remarcó Torlakson. “¿Cómo los ubicamos en el entorno académico adecuado para que no se sientan frustrados, perdidos o atrasados?”.

La visita fue organizada por la Asociación para la Educación Bilingüe de California, una organización sin fines de lucro que aboga por programas bilingües y defiende a los aprendices de inglés.

De los 682,000 estudiantes de Baja California matriculados en preescolar hasta el noveno grado, alrededor de 53,000 nacieron en los Estados Unidos. Muchos han llegado desde California y se mudaron a Tijuana por una variedad de razones, en algunos casos porque sus padres han sido deportados. 

Con camisas blancas, suéteres con el logotipo de la escuela y pantalones o faldas azul marino, los niños de la biblioteca parecían estudiantes típicos de escuelas públicas de Tijuana. Sin embargo, la mayoría de ellos hablaba inglés.

Julián Mares Barbosa, de 9 años, relató que nació “del otro lado”, en Long Beach, pero que vivió en México desde kindergarten. “Mi papá no puede cruzar. Es por eso que estoy aquí”, explicó.

California tiene un estimado de 300,000 estudiantes indocumentados, según el Departamento de Educación del estado; otro millón vive con un padre o tutor que se encuentra en los EE.UU. sin autorización.

“Creo que la deportación va aumentar”, afirmó Torlakson. El enfoque del presidente Trump “desafortunadamente ha aumentado la tensión con México”, declaró en una conferencia de prensa, realizada en las oficinas de Tijuana de la Secretaría de Educación Pública de Baja California. “Creo que eso está mal, es contraproducente”.

Mendoza precisó que la relación de su sistema con las escuelas de California data de hace dos décadas. Hoy en día, ésta incluye programas de capacitación docente y colaboración con instituciones como la UCLA y San Diego State. “Necesitábamos reunirnos para ser testigos de lo que está ocurriendo actualmente”, reflexionó Mendoza, acerca de la visita del superintendente de California. “Queremos duplicar, triplicar, cuadruplicar estos esfuerzos”.

Traducción: Diana Cervantes

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí

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