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Por qué el LAUSD podría enfrentar una crisis financiera, incluso con un superávit gigantesco este año

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Con más de 500 millones de dólares ahorrados para el próximo año escolar, el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles(LAUSD) no parece estar a solo dos años de la ruina financiera. Es un escenario especialmente difícil de aceptar cuando uno es un trabajador de bajo salario que busca un aumento, o un maestro que quiere clases más pequeñas.

Pero los documentos presupuestarios muestran que el superávit actual de $548 millones no puede mantenerse, y que incluso los servicios básicos enfrentan recortes pronunciados, aparentemente inevitables, debido a los enormes problemas que se ciernen sobre el distrito.

“Hay una desconexión entre la imagen atractiva a corto plazo y lo que sabemos que se avecina”, afirmó la miembro de la junta Kelly Gonez.

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Otro miembro de la junta, Nick Melvoin, expuso sin rodeos: “Estamos en una espiral de muerte”.

Enfrentar estos males financieros será un desafío central para Austin Beutner, el nuevo superintendente del distrito. La selección del exbanquero de inversión, quien se erigió por sobre los candidatos más tradicionales, puede señalar la voluntad de la junta escolar de abordar los problemas presupuestarios que agobiaron al distrito durante años.

El segundo sistema escolar más grande del país disfrutó de una importante inyección de fondos después de los profundos recortes que sufrió durante la recesión. Pero en los próximos años, las autoridades escolares proyectan que el crecimiento en las pensiones de los empleados y los costos de la atención médica eclipsarán el cambio en los ingresos.

Para 2020, las proyecciones muestran un déficit de $408 millones. Y eso no toma en cuenta los aumentos salariales recientemente obtenidos por algunos empleados, o el impacto de una recesión económica cada vez más probable.

Al igual que con muchos problemas en el distrito escolar en expansión, existe un debate sobre el alcance de la crisis y qué hacer al respecto. Los líderes sindicales locales tienen una visión menos pesimista de las finanzas del distrito. Miran la reserva y ven mucho dinero para los aumentos.

Los miembros de la junta pueden hablar sobre las calamidades futuras, pero acaban de aprobar un incremento para 30,000 conductores de autobuses, trabajadores de cafeterías y ayudantes de clase. Y a medida que los maestros de Los Ángeles miran cómo sus colegas de todo el estado logran aumentos salariales, se sienten cada vez más seguros de que también obtendrán uno.

Beutner habla de una ventana de tres años para abordar el problema, incluso cuando algunos de sus nuevos subordinados presionan silenciosamente para una acción inmediata. “Todos los que trabajan en el distrito lo hacen con la expectativa de que serán tratados de manera justa. Y deben ser tratados de manera justa”, afirmó Beutner a Los Angeles Times. “Cómo logramos ese equilibrio, todavía está por verse”. Agregó también que debería esperarse un plan “en meses, no en años”.

Los ahorros en los costos que el distrito aprobó el año pasado pero que nunca se implementaron ofrecen pistas sobre lo que podría considerarse. Elevar el tamaño de las clases de preparatoria a casi 50 alumnos podría ser una de las primeras medidas.

“Nuestros costos están aumentando y, como resultado, hay decisiones difíciles y concesiones para hacer cada vez que miramos el presupuesto”, aseveró Scott Price, director financiero del distrito.

Los administradores vieron venir la crisis desde 2014, muestran los documentos presupuestarios. Ese fue el año en que el gobernador Jerry Brown firmó una ley para salvar al Sistema de Retiro de los Maestros del Estado de California de una futura insolvencia, mediante el incremento de los pagos de todos los distritos y el aumento de esos salarios con el tiempo.

El jubilado promedio recibe alrededor de $55,000 por año. Si el estado no hubiera tomado medidas, el sistema podría haberse quedado sin dinero.

Antes de 2014, los distritos habían contribuido con el 8% de su nómina al sistema de jubilación cada año. El acuerdo de Brown pedía que esa tasa incrementara constantemente, hasta un 19% para 2020.

Los pagos de los distritos al fondo de pensiones estatal ya son especialmente onerosos para el LAUSD, dado el impacto financiero de su inscripción, en constante baja.

Durante los próximos dos años, el distrito espera que sus costos de pensiones y atención de la salud aumenten en $115 millones, un incremento del 6%, y que sus ingresos caigan alrededor de $150 millones, una disminución del 2%.

En una audiencia en el Capitolio justo antes de que finalizara el acuerdo de 2014, la cabildera del LAUSD, Leilani Yee, les dijo a los legisladores que los aumentos en las tasas de contribución del distrito escolar eran “muy importantes” para proteger las pensiones de los maestros.

Pero cuatro meses después, los funcionarios del distrito comenzaron a caracterizar el cambio como problemático, escribiendo en un documento presupuestario -de septiembre de 2014- que se esperaba que los costos de pensiones y atención médica superaran el crecimiento proyectado en los fondos estatales bajo un nuevo sistema defendido por Brown alrededor de la misma época.

Ese sistema, conocido como la Fórmula de Financiamiento de Control Local, busca reducir la obstinada brecha de rendimiento académico del estado. Les da a los distritos con grandes cantidades de estudiantes desfavorecidos dinero adicional para ayudarlos, y flexibilidad para determinar cómo se gasta el dinero.

El LAUSD, donde el 86% de los alumnos califican, ha sido uno de sus mayores beneficiarios. Desde que el estado adoptó la fórmula en 2013, el presupuesto del distrito se ha disparado un 22%, a $7,200 millones este año escolar. Pero los fondos suplementarios están destinados a niños necesitados, de modo que la ganancia inesperada no se dedica a cubrir los costos crecientes sino los costos no relacionados del distrito.

“Cuando examiné por primera vez la propuesta [de pensión] del gobernador, pensé: ‘Oh, Dios mío. Esto será difícil’”, aseguró Price, quien en ese momento trabajaba para la Oficina de Educación del Condado de Los Ángeles.

Aun así, el próximo año, el distrito aprobó un incremento del 10% para los maestros y otros empleados, el primero desde la Gran Recesión.

Mientras tanto, Megan Reilly, la directora de finanzas del distrito en ese momento, enfatizó en los documentos presupuestarios que el financiamiento “base” no cubriría los crecientes costos de pensiones y atención médica. “El crecimiento de estos gastos supera el aumento en los ingresos”, escribió en un informe de 2015.

Un análisis de CALmatters de las finanzas del distrito muestra que los costos de los beneficios de los empleados aumentaron a un ritmo más rápido que los fondos básicos en los últimos cinco años, lo que generó dudas sobre si el distrito podría haber equilibrado su presupuesto haciendo uso de los fondos de los estudiantes necesitados.

El uso de Los Ángeles de ese financiamiento ya ha sido criticado, y el distrito siempre ha defendido sus decisiones de gasto. El uso frecuente por parte del distrito del dinero de una sola vez para cubrir los crecientes costos también puede haber servido para ocultar sus problemas. Es una mala forma de administrar un presupuesto, consideró Mike Fine, director de un equipo que analiza los presupuestos del distrito escolar en nombre del estado.

Anteriormente, la política de la junta escolar de Los Ángeles prohibía la práctica. Pero en junio de 2016, con muy pocas otras opciones, la junta eliminó una sección de sus reglas titulada “Uso apropiado de los ingresos únicos”.

Si ocurriera una recesión, la salud financiera del distrito podría degenerar rápidamente. “Todos nos limitamos a contener la respiración”, dijo Price acerca de la perspectiva. “Tendríamos que recortar lo más rápido posible para no terminar en bancarrota”.

Los líderes sindicales no están dispuestos a renunciar a los aumentos para sus miembros sobre la base de proyecciones sombrías.

Después de amenazar con una huelga de un día que hubiera cerrado las escuelas, el sindicato de conductores de autobuses, trabajadores de las cafeterías y

ayudantes de aula obtuvo su incremento del 3%. Los miembros se lo merecen, aseguró el líder sindical Max Arias; la mayoría son mujeres de grupos minoritarios que apenas pueden subsistir.

Además, dijo, el distrito siempre logra evitar las crisis presupuestarias previstas. ¿Por qué esta situación es diferente?

“Reconocemos que hay un problema a medio y largo plazo”, indicó Arias sobre los pasivos por pensiones y salud. “También hay una falta de creencia en lo que el distrito dice. Hay una falta de transparencia”.

El presidente de Maestros Unidos de Los Ángeles, Alex Caputo-Pearl, no cree que sea imperativo exigir sacrificios a sus miembros. Al preguntársele qué parte jugaría el sindicato para tratar de ayudar al distrito a evitar déficits presupuestarios, dijo que no consideraría la pregunta porque esperaba que el estado le diera más dinero al distrito.

“Si lo retiramos de la mesa”, expresó Caputo-Pearl en un evento reciente de la Universidad Pepperdine, “entonces reconocemos que el sistema del distrito público se va ir por un abismo fiscal, algo que no estoy dispuesto a reconocer”.

Una parte de la historia está de su parte. En crisis pasadas, el distrito escolar fue rescatado por los aumentos fiscales, la ayuda federal de emergencia y las recuperaciones económicas.

Los líderes sindicales y los funcionarios del distrito están alineados en los esfuerzos para aumentar los ingresos. Y otros sistemas escolares se unirían al LAUSD en el cabildeo para rechazar los mayores pagos de pensiones; tienen alrededor de tres años para buscar una solución.

Pero la historia reciente del distrito también incluye algunos episodios donde no hubo rescate, y se produjeron despidos masivos y reducciones del programa. La administración de Brown argumenta que los distritos han tenido tiempo de sobra para planificar los pagos de pensiones que se avecinan y ha indicado que no es probable que se realice un rescate financiero antes de que el gobernador deje el cargo, en enero próximo.

Aunque puede parecer contradictorio, el distrito en realidad podría necesitar gastar más para resolver sus problemas presupuestarios a largo plazo, advirtió John Rogers, un experto en educación en la Escuela de Posgrado de Educación y Estudios de Información de la UCLA. Cualquier deterioro real o percibido en la calidad podría alejar a más familias, y por lo tanto a los ingresos. “Entonces la matrícula se vuelve aún más difícil de mantener, y se entra en una espiral descendente que ningún recorte de costos puede ayudar a resolver”, destacó.

Muchos maestros apoyan firmemente la posición de Caputo-Pearl y dependen del sindicato para defender sus pensiones. Pero el docente de quinto año Josh Brown no cuenta con ello. El educador especial de Oliver Wendell Holmes Middle School tiene un plan de jubilación alternativo: invertir una parte de su salario en el mercado de valores. “Tengo 30 años y estoy pagando un sistema de pensiones que puede o no estar cuando me jubile”, admitió. “Si tuviera 65 años y me retirara pronto, me sentiría diferente. En este momento, me siento frustrado y preocupado”.

En una reunión reciente de la junta, el padre de familia Paul Robak instó a los miembros de la junta a rechazar un plan de gastos de atención médica que exprimiría aún más el presupuesto. Los miembros escucharon y le agradecieron por testificar antes de aprobar el acuerdo.

“Es como si los miembros de la junta se pavonearan por el camino y se cubrieran los oídos, fingiendo que no pasa nada”, indicó Robak, quien participa en los consejos de padres del distrito durante una década. “Todos perderemos si no actuamos”.

Calefati es periodista en CALmatters.org, una empresa de periodismo no partidista y sin fines de lucro en Sacramento.

The Times le proporcionó a CALmatters la transcripción de una entrevista con Beutner.

Para leer este artículo en inglés, haga clic aquí:

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