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Los mensajes desesperados de una madre a su hijo en el tiroteo de una escuela en Westlake: “¿Estás bien, mijo?”

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Fue en algún momento después de las 9 a.m. cuando Rosario Hernández, de 41 años, recibió una llamada telefónica de su hijo de 16 años, Jimmy Romero, diciéndole que había ocurrido un tiroteo en la escuela de su hermano, Sal Castro Middle School.

Jimmy asiste a Belmont High School, que se encuentra al lado de la escuela afectada.

“Le dije a mi jefe que había un tiroteo en la escuela de mi hijo y me fui”, relató la mujer. “Él sólo me respondió: ‘¡Dios mío, ve! Vete, vete’”.

Hernández se dirigió hacia la escuela de Westlake. “No sé lo que hice, pero llegué aquí en 20 minutos”, dijo.

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Cuando arribó a la esquina de Loma Drive y Beverly Boulevard, envió un mensaje de texto a su hijo de 14 años, Johnny Romero. En su teléfono, el número del joven aparece registrado como “Johnny baby”.

“Papá, ¿estás bien, mijo?”, le escribió la mujer, a las 9:39 a.m.

Pero no hubo respuesta.

Alrededor de las 10:30 a.m., le pidieron que fuera a otro sitio de la escuela para obtener información.

“Hay problemas en esta escuela”, contó, mientras pasaba por un lote vacío, con graffiti en las paredes y bolsas llenas de basura. “Hay problemas de intimidación y los pandilleros están constantemente tratando de lastimar a los estudiantes. El otro día, cuatro pandilleros intentaron golpear a Johnny. Hay una puerta por la cual cualquiera entra y sale, y la seguridad no se da cuenta”, agregó.

Poco después, llegaron los mensajes de texto de Johnny.

“Todavía estamos encerrados, mamá”, escribió.

“Estoy aquí mijo, en la escuela”.

Fue alrededor de las 11 a.m. que recibió una notificación del distrito sobre el tiroteo.

Y recién después de la llamada comenzó a obtener algunos detalles sobre lo que había sucedido.

Johnny le envió un mensaje de texto diciéndole que el tiroteo había sido dentro de un aula de séptimo grado.

“Le disparó a una niña y a un niño”, escribió el chico.

“Dios mío”, le respondió Hernández. “¿Pero por qué mijo?”

“No sé. Mamá, vete a casa, te lo diré cuando ya no estemos encerrados”.

Traducción: Diana Cervantes

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí:

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