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Clínica de Tijuana bajo escrutinio por muerte de paciente estadounidense que se hizo liposucción

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Irma Sáenz les dijo a los miembros de su familia que iría a Tijuana por un día un viernes a fines del mes pasado. Pero no les dijo para qué: la residente de Downey, de 51 años, había programado un procedimiento de liposucción en una clínica de cirugía estética.

Cuatro días después, Sáenz estaba en coma cuando una ambulancia la llevó al otro lado de la frontera, dijeron sus familiares. Murió el sábado pasado, casi dos semanas después de la cirugía, en el Centro Médico Sharp Chula Vista, después de que su familia accedió a sacarla de soporte vital.

“Queremos saber qué sucedió realmente”, dijo su sobrina, Nora Sáenz, quien dijo que los parientes angustiados fueron engañados sobre lo que estaba ocurriendo mientras su tía estaba en coma en una cama de cuidados intensivos en un hospital de Tijuana. “No queremos que otra familia pase por lo que pasamos”.

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El incidente ha puesto bajo escrutinio a la clínica donde se realizó la cirugía, Embellécete Aesthetic Surgery Group, y al director de la clínica, el doctor Guillermo Díaz Vergara, quien según los informes, realizó el procedimiento. Díaz Vergara parece no tener entrenamiento como cirujano plástico, y los líderes de la comunidad médica de Tijuana cuestionan sus calificaciones.

“Los únicos que pueden realizar la liposucción son los cirujanos plásticos que han obtenido un diploma en la especialidad”, dijo el doctor Javier García, director de Cirujanos Plásticos, Estéticos y Reconstructivos de Baja California, la asociación estatal de cirujanos plásticos. Díaz Vergara no es miembro.

Díaz Vergara no respondió a las llamadas telefónicas realizadas a las oficinas de su clínica en Tijuana y en Ensenada.

La muerte de Sáenz se produce cuando las autoridades de Baja California se esfuerzan por mostrar su estado como un destino de turismo médico de alta calidad, que cuenta con instalaciones de primer nivel y médicos altamente capacitados, y ofrece a los consumidores estadounidenses menores costos en una amplia gama de procedimientos, desde atención dental, cirugía a corazón abierto y hasta procedimientos cosméticos.

“El problema es que muchas veces los pacientes no quieren pagar por un cirujano plástico, y van con una cosmetóloga, que a menudo hace un trabajo muy malo”, dijo el doctor Enrique Schulz, presidente del Colegio Médico de Tijuana, principal asociación médica en la ciudad. “Estos cosmetólogos sobreviven porque hay un mercado para ellos”.

Las cifras de la Secretaría de Turismo de Baja California muestran unos 2.4 millones de cruces de pacientes en 2016, generando ingresos de cerca de 800 millones de dólares, siendo Tijuana el destino más importante del estado.

Sáenz era la principal cuidadora de su madre de 99 años, que se encuentra en las primeras etapas de la demencia, dijo su sobrina, Nora Sáenz. Ella amaba a su familia y tenía debilidad por los animales callejeros, dijo la sobrina. Y quería perder peso.

“Mi tía siempre estaba preocupada por las dietas”, dijo la sobrina de Sáenz, Nora Sáenz. “En mi opinión, ella no necesitaba el procedimiento que fue a buscar”.

La liposucción es una cirugía cosmética común que implica la succión de depósitos de grasa de diferentes partes del cuerpo. Al igual que cualquier cirugía, tiene riesgos y las complicaciones pueden, en casos raros, provocar la muerte.

Las estadísticas sobre la mortalidad general en los procedimientos de cirugía plástica son difíciles de obtener en ambos lados de la frontera. En los Estados Unidos, no existe una sola fuente nacional que muestre todas las complicaciones médicas que ocurren durante las cirugías plásticas, dijo el doctor Robert Singer, un conocido cirujano plástico de La Jolla. Solo 27 de los 50 estados requieren centros de cirugía plástica para ser acreditados, lo que incluye la inspección y la obligación de informar todas las complicaciones a una base de datos central.

Singer es coautor de un estudio de 2013 que analizó 5.5 millones de procedimientos de cirugía plástica realizados en 3.9 millones de pacientes en los Estados Unidos de 2001 a 2012. Mostró 94 muertes. Eso colocó el riesgo en una escala de 1 en 41 726 pacientes, pero Singer señala que el informe solo analizó los casos reportados por clínicas certificadas por la Asociación Estadounidense para la Acreditación de Cirugía Ambulatoria.

Sáenz optó por Tijuana “porque no tenía los medios financieros para realizar ese procedimiento aquí”, dijo la sobrina. Los familiares creen que Sáenz se enteró de la clínica a través de grupos de Facebook. Dicen que contactó a un intermediario que recogió el depósito de Sáenz, concertó una cita con Embellécete y acordó que un Uber la recogiera en Downey y la llevara a Tijuana el 27 de octubre.

Sáenz le dio al conductor el número de teléfono de un exnovio en caso de que algo le sucediera. Cuando el conductor fue a buscarla más tarde ese viernes, le dijeron que estaba en coma y llamó al número, dijeron los familiares.

Los familiares corrieron a Tijuana al día siguiente. En ese momento, Sáenz había sido trasladada al Hospital Arcángeles, una clínica de 18 camas con un área de cuidados intensivos. Un primo al que se le permitió entrar brevemente en la habitación dijo que la cara de Sáenz estaba hinchada y casi irreconocible.

“Le pregunté a una de las enfermeras y ella dijo: ‘es muy trágico, es muy grave’”, dijo su sobrino David Reynoso. Dijo que el médico aseguró que Sáenz saldría del coma.

El director del hospital, el doctor Joaquín Merlos, dijo que él argumentó en contra de que movieran a Sáenz, pero los miembros de la familia insistieron, y el lunes 30 de octubre la trasladaron al otro lado de la frontera. “Fue una mala decisión, el paciente estaba mejorando”, dijo Merlos en una entrevista.

Pero los familiares de Sáenz dijeron que recibieron una historia diferente de los médicos en Sharp Chula Vista. “Nos dijeron que el daño que sufrió mi tía era irreversible”, dijo la sobrina, Nora Sáenz. “Para el sábado, mi tía ya había sufrido daño cerebral”.

No fue posible verificar la versión de la familia con Sharp Chula Vista hasta el viernes. Los resultados de una autopsia realizada por la Oficina del Médico Forense de San Diego estaban pendientes el viernes.

Díaz Vergara no es miembro del Colegio Médico de Tijuana ni del grupo de cirujanos plásticos, ambas organizaciones voluntarias que requieren que los miembros estén debidamente certificados.

El doctor García, jefe del grupo de cirujanos plásticos, dijo que la ley estatal en Baja California desde octubre de 2014 estipuló que solo los cirujanos plásticos certificados pueden realizar liposucción y una variedad de otros procedimientos cosméticos.

Parece que Díaz Vergara no es un cirujano plástico. Su formación académica incluye un título médico obtenido en 2006 de la Universidad Autónoma de Sinaloa, de acuerdo con el Registro Nacional de Profesiones de México. En 2012, obtuvo una maestría en “cirugía estética”.

Las autoridades sanitarias de Baja California están al tanto de la muerte de Sáenz, según un comunicado enviado el jueves.

Los inspectores están visitando “las instalaciones médicas involucradas en este caso” y están asegurándose de que cumplan con los estándares legales, según el comunicado. Las autoridades también están “investigando si el médico que realizó el procedimiento” cumplía con las leyes de salud.

El redactor Paul Sisson y la investigadora Merrie Monteagudo contribuyeron a este informe.

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