Anuncio
Anuncio

Con el fin de DACA, jóvenes inmigrantes temen por su salud

Share
Kaiser Health News

Para Paulina Ruiz, de 26 años, tener un estatus migratorio legal es algo más que ir a la escuela o tener un trabajo. Se trata de mantenerse sana.

La joven graduada de la Universidad de California en Los Ángeles, cuyos padres la trajeron de México a Estados Unidos ilegalmente hace dos décadas, tiene parálisis cerebral, una condición neurológica que le diagnosticaron poco después de su nacimiento.

Ruiz contó que en el pasado confiaba en salas de emergencia para su atención, y rara vez podía ver a especialistas. Después de años de atención médica inconsistente y de usar una silla de ruedas inapropiada, desarrolló problemas en el riñón y la espalda.

Anuncio

En 2012, Ruiz calificó para el programa federal de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que temporalmente la protegió de la deportación. Al vivir en California, eso significó que pudo obtener Medi-Cal, la versión estatal del Medicaid para los estadounidenses de bajos ingresos, y ver regularmente a un médico.

La polémica decisión de la administración Trump el martes 5 de septiembre de eliminar el programa DACA hace más que poner casi a 800.000 “dreamers” (soñadores) bajo el miedo a la deportación y la pérdida de sus puestos de trabajo. Amenaza el cuidado de salud de miles de adultos jóvenes como Ruiz, quienes tienen seguro a través de sus empleos o, por su nivel de ingresos, califican para el Medicaid en California y en varios otros estados.

“Estoy muy molesta”, dijo Ruiz, quien es organizadora para la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles y vive cerca de la ciudad. “No sé qué va a pasar con mi salud”.

La decisión entrará en vigor en seis meses, a menos que el Congreso presente un plan alternativo. Trump ha dicho que el programa, que comenzó bajo el presidente Barack Obama en 2012, recompensa a los infractores, quienes, dice Trump, perjudican a los estadounidenses al tomar sus empleos y bajar los salarios, una afirmación que algunos economistas refutan. El procurador general, Jeff Sessions, dijo el martes que el programa era inconstitucional porque fue una acción ejecutiva unilateral sobre una propuesta que había sido rechazada por el Congreso en reiteradas oportunidades.

Trump, quien ha sugerido que tiene sentimientos contradictorios sobre DACA, dejó abierta la puerta para que el Congreso cambie. Según The New York Times, Trump dijo “tengo un amor por estas personas, y espero que ahora el Congreso pueda ayudar y hacer lo correcto”. Pero el periódico señaló que el presidente no pidió una legislación bipartidista para restaurar sus protecciones.

DACA permite que los inmigrantes entre 16 y 31 años que fueron traídos a los Estados Unidos ilegalmente cuando eran niños reciban permisos de trabajo y obtengan una protección temporal contra la deportación. Aquellos que calificaron fueron excluidos explícitamente de recibir beneficios de salud federales a través del Medicaid, de los mercados de seguros del Obamacare, y de otros programas.

Muchos beneficiarios de DACA ahora tienen trabajos con seguro de salud. Además, California, Nueva York, Massachusetts, Minnesota y el Distrito de Columbia han utilizado su propio dinero para cubrir a los “dreamers” de bajos ingresos a través del Medicaid, según Tanya Broder, abogada laboral del National Immigration Law Center.

Se estima que 367,000 personas califican para DACA en California, y hay 220,000 beneficiarios en el estado, el mayor número en el país. Aquellos que cumplen con los requisitos de ingreso -el 138% del nivel federal de pobreza o $33,534 para una familia de cuatro- pueden calificar para cobertura bajo una categoría denominada “Permanently Residing in the United States under Color of Law”.

Esa cobertura ahora está en peligro. En California, aquellos que corren el riesgo de perder el Medicaid tienen 19 años o más, porque el estado, a través de otra ley, decidió cubrir a todos los menores de bajos ingresos hasta los 18, sin importar el estatus migratorio. Esta decisión no estaba conectada al programa DACA.

Con la acción del gobierno federal, “nadie perderá inmediatamente la cobertura en el programa Medi-Cal”, dijo Ronald Coleman, director de asuntos gubernamentales del California Immigrant Policy Center, un grupo de defensa de inmigrantes. Pero Coleman está preocupado por lo que sucederá después del 5 de marzo, cuando las protecciones de DACA terminen, a menos que el Congreso tome medidas para proteger el programa.

El Departamento de Servicios de Atención Médica, que supervisa al Medi-Cal, no pudo comentar sobre el tema el martes, dijo una portavoz.

Marielena Hincapié, directora ejecutiva del National Immigration Law Center, dijo a periodistas en una conferencia telefónica el martes que teme que los beneficiarios de DACA comiencen a perder su seguro de salud basado en el trabajo. Hincapié agregó que está particularmente preocupada por el efecto de la decisión del presidente sobre la salud mental de los beneficiarios de DACA.

“La necesidad de servicios de salud mental simplemente será mayor”, dijo.

En el centro de Los Ángeles el martes, durante una protesta contra la decisión del gobierno de Trump, Jocelin Reyes remarcó lo mismo. Reyes dijo que las protecciones de DACA habían ayudado a los jóvenes inmigrantes a desterrar miedos, ya que fueron capaces de conseguir trabajo, ir a la universidad o escuelas de posgrado, y salir de la clandestinidad.

“Mucha gente no entiende cuánto miedo tuvimos” de ser deportados, dijo Reyes, de 19 años, quien comenzará a estudiar en la Universidad de California-Santa Bárbara. Ahora su miedo se ha triplicado.

Otra manifestante y beneficiaria de DACA, María García, de 22 años, dijo que perder su trabajo como recepcionista de un hotel significaría el fin de su seguro de salud, cobertura en la que ella confía para la terapia física que recibe por una lesión en la rodilla y para cualquier otra enfermedad.

“Si me quitan mi DACA, me despedirán”, dijo. “Y entonces, ¿qué voy a hacer para tener seguro médico?”

El senador estatal Ricardo Lara (demócrata de Bell Gardens) dijo que terminar con DACA sólo perjudicaría “el bienestar de estos niños estadounidenses que han cumplido con las reglas”. Y podrían terminar teniendo que ir a costosas salas de emergencia para recibir atención médica.

Lara, quien lideró la iniciativa para que todos los niños indocumentados fueran cubiertos por el Medi-Cal, dijo que una posible solución en California sería elevar el límite de edad para la cobertura del Medi-Cal para los jóvenes de 18 a 26 años.

“Tenemos que responder a este llamado para asegurar que nuestros estudiantes y trabajadores de DACA no sean desplazados”, dijo.

La Asociación Médica de California denunció que terminar con DACA podría dañar la fuerza laboral de atención médica.

“El sistema de atención de salud de nuestra nación tiene el mayor porcentaje de trabajadores nacidos en el extranjero y extranjeros entrenados comparado con cualquier industria en el país. Ya enfrentando una escasez nacional de médicos y otros profesionales de salud, la revocación de DACA también podría socavar la atención del paciente y perturbar las escuelas de medicina y hospitales durante décadas”, dijo Ruth E. Haskins, presidenta de la Asociación Médica de California, en un comunicado.

Ana B. Ibarra contribuyó con esta historia.

Esta historia fue producida por Kaiser Health News, que publica California Healthline, un servicio editorialmente independiente de la California Health Care Foundation.