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De Siria al sur de California: refugiados buscan atención para heridas de guerra

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California Healthline

En su Siria natal, Mahmoud pasó meses en cautiverio en una habitación abarrotada, tres pisos bajo tierra, sin ver el sol. La enfermedad se extendió rápidamente entre los prisioneros, contó. La comida era escasa, a menudo en mal estado.

Mahmoud dijo que sus captores, soldados del presidente sirio Bashar Assad, lo torturaron y le dispararon en la pierna.

“Estuve siete meses en la cárcel. Me dejaron ir, pero estaba físicamente enfermo y cansado”, dijo el refugiado de 29 años, hablando en una clínica médica moderna y alegre con carteles en inglés y en árabe. “Tuve infecciones, inflamación. Todavía estoy tratando de recibir tratamiento para todo”.

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Mahmoud, alto y amigable, aceptó ser entrevistado con la condición que solo se usara su nombre de pila, por temor a represalias contra la familia en su país. El joven se instaló en una de las mayores comunidades de refugiados sirios en los Estados Unidos: una ciudad de tamaño medio de California, cerca de San Diego.

Y en virtud de esta afluencia de refugiados, se ha convertido en un centro de atención médica para una población traumatizada y físicamente enferma.

En una antigua calle principal, entre murales de temática occidental, tiendas de segunda mano y mercados halal, se encuentra el bullicioso El Cajón Family Health Center, que atiende a Mahmoud y a otras víctimas de la devastadora guerra civil en Siria.

Los refugiados sirios luchan desproporcionadamente con el trastorno de estrés postraumático (TEPT), ansiedad y depresión debido a su exposición a la violencia extrema y la ansiedad por los familiares que aún están en Siria, explican personal de la clínica y voluntarios comunitarios. La mayoría de los que han huido pasaron años escondidos en campamentos o departamentos, con poco acceso a atención médica de rutina para heridas de guerra o enfermedades crónicas como diabetes o trastornos del corazón.

Prácticamente todas las personas que ingresan a este país como parte del programa de reasentamiento de refugiados del gobierno federal califican, por ingresos, para Medicaid, el programa de seguro médico administrado por el gobierno para personas de bajos ingresos (conocido como Medi-Cal en California).

Los médicos y otras personas que trabajan con pacientes sirios dicen que los refugiados experimentan largas esperas y que, con frecuencia, deben recorrer largas distancias para ver a especialistas, desafíos que comparten muchos otros grupos de bajos ingresos.

Además, el acceso a intérpretes médicos es tremendamente insuficiente, y los refugiados se enfrentan con barreras de papeleo y burocracia desconocidos. En sus países estaban acostumbrados a entrar y ver a un médico sin tener que esperar tanto, dijo Suzanne Akhras Sahloul, fundadora de Syrian Community Network, una organización sin fines de lucro con sede en Chicago que ayuda a los refugiados.

Los pacientes a menudo se confunden con Medicaid y los planes de atención administrada. A veces cambian de planes de salud inadvertidamente, lo que puede llevar a retrasos en la atención, dijeron médicos y trabajadores sociales de El Cajón Family Health Center.

De los 5.6 millones de personas que han huido de Siria desde que estalló el conflicto civil en 2011, solo una pequeña fracción, alrededor de 21 mil, se reasentó en los Estados Unidos.

Más refugiados sirios llegaron al condado de San Diego que a cualquier otra área metropolitana del país, unos 1000 solo en el primer trimestre de 2017, según el Departamento de Estado. Y más del 80 por ciento de ellos vive en El Cajón, donde abundan los proveedores de servicios del condado y las oficinas de las agencias de reasentamiento, dijo Chris Williams, director ejecutivo de Syrian Community Network-San Diego, una filial local de la organización de ayuda.

Las agencias de reasentamiento, que trabajan con el Departamento de Estado para facilitar el ingreso al país generalmente ayudan a los refugiados a inscribirse en Medicaid y obtener la atención que necesitan durante sus primeros tres meses en el país. Después de eso, están en gran medida solos para mantener la cobertura y recibir atención.

“Ellos dirán, ‘¿Por qué tengo que visitar al médico de familia? ¿Por qué no puedo ir al especialista?’”, dijo Aileen Dehnel, una administradora de casos en El Cajón Family Health Center.

“Donde quiera que vayamos, las personas ayudan”, dijo Mahmoud, quien ahora vive en Anaheim, California. “Pero el desafío número 1 es el idioma”.

En el área, relativamente pocos intérpretes capacitados hablan árabe, y tienen una gran demanda. En un vacío de comunicación, Mahmoud dijo, la información pasa de vecino a vecino, cambiando ligeramente con cada narración, como en un juego de teléfono descompuesto.

“No sabemos lo que está pasando”, dijo.

Los traductores no siempre ayudan, dijo Mahmoud. Una vez, tuvo que ir a la sala de emergencias después de un ataque de vesícula biliar, y un intérprete en el teléfono les pedía a todos que repitieran la pregunta o la frase, culpando a la mala comunicación. Mahmoud y su esposa, Noura, se sintieron tan frustrados que terminó usando el traductor de Google para descifrar lo que decían las enfermeras y los médicos. (Noura también habló con la condición de que no se usara su apellido).

Otra refugiada, Nisreen Tlaas, de 34 años, recordó tener desmayos después de llegar desde Homs, Siria, en 2016. Médicos de dos salas de emergencia diagnosticaron mal su enfermedad antes que el personal de un tercer hospital realizara una resonancia magnética y viera un aneurisma en su cerebro.

Finalmente tuvo una cirugía que le salvó la vida, pero solo después que un trabajador social del Syrian Community Network mejorara las comunicaciones entre un cirujano y un intérprete médico.

Dehnel, de El Cajón Family Health Center, escribe instrucciones detalladas en árabe para los pacientes con los que trabaja, y muchas farmacias en El Cajón ahora también imprimen las etiquetas de las recetas en árabe. Pero eso no es suficiente para asegurar que un paciente diabético reciba su insulina o que una mujer embarazada tome sus vitaminas prenatales correctamente, porque muchos de los pacientes no pueden leer en ningún idioma, dijo.

Dejando a un lado las frustraciones lingüísticas, el principal desafío al que se enfrentan muchos refugiados sirios es la angustia sicológica.

El TEPT entre los refugiados sirios contribuye a síntomas físicos, como el dolor crónico, dijo la doctora Mai Duong, médica de El Cajón Family Health Center.

Algunos pacientes han visto a familiares heridos o muertos en combates. Otros no saben si sus amigos y familiares están a salvo. Siria se encuentra entre los países afectados por la “prohibición de viajar” de la administración Trump, que también redujo recientemente las admisiones de refugiados en general.

Adaptarse a la vida en los Estados Unidos también puede causar una ansiedad enorme. Pero muchos refugiados sirios se resisten a pedir ayuda por miedo a que aparezcan las autoridades.

“La gente siempre minimiza su angustia”, dijo Duong. “Se preocupan porque les quiten a sus hijos”.

Mahmoud ha intentado hablar con sicólogos. Pero no han sido capaces de ayudarlo a escapar de sus oscuros pensamientos.

“Nuestras familias están en una zona de guerra en este momento”, dijo. “Siempre tengo miedo de que asesinen a mi familia”.