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Manolo García: “No hay posibilidad de un retorno de El Último de la Fila”

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“En absoluto, no hay posibilidad de un retorno de El Último de la Fila”, sentencia Manolo García, recién cerrado su reencuentro con su excompañero Quimi Portet por la revitalización efímera de Los Burros y Los Rápidos, y a punto de iniciar pletórico una nueva gira en solitario por todo lo alto.

A falta de una, en ese tour español le acompañarán dos bandas, una española y otra norteamericana que grabó en Nueva York su último disco, “Todo es ahora” (2014), hasta sumar 15 músicos sobre el escenario, conformando momentos apoteósicos en los que acaricia incluso el rock progresivo.

“Para mí todas las giras son de lujo, porque disfruto mucho en los conciertos, pero desde luego que esta es un pequeño premio que me he dado a mí mismo, en celebración por los 35 años que han pasado desde que grabara mi primer disco”, ha confesado hoy a Efe durante el ensayo final, antes de guardar los bártulos y poner rumbo a Málaga (sur), donde debutará el sábado.

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Será un tour con menos fechas y en grandes escenarios, algo que no hacía desde 2009.

“Para mí lo importante es renovar la propuesta. Siempre digo que si yo me divierto, tengo la posibilidad de hacer felices también a los demás con mi música. Lo importante es ser un soñador y siempre lo seré”, alega García ante el cambio de formato, tras sus últimas giras por teatros.

García suena ahora más rock, con gran abundancia de cuerdas (más de seis en algunos momentos) y explica que, puestos a soñar, en su cabeza bullían aquellas reuniones míticas de “guitarristas interplanetarios como Eric Clapton o Mark Knopfler, realizando pasajes magistrales todos juntos” y que se dijo: “¡Qué leche! Yo también lo hago!”.

Por ello llamó a los músicos que dieron vida a su último disco: Gerry Leonard a las guitarras, Zachary Alford a la batería y Jack Daley al bajo, además de Mark Goldenberg, gente que ha acompañado a leyendas como David Bowie, Lenny Kravitz, el propio Springsteen o John Lennon.

Cuenta que, después de años en los que probó “mestizajes” con músicos griegos y brasileños y en los trabajó sus canciones “de una manera más dulce”, en sus últimos discos le entraron ganas de recuperar el pulso de sus inicios con los citados Los Burros y Los Rápidos.

Durante cuatro noches de febrero, en las que agotó entradas, volvió a reencontrarse con ellos, incluido Quimi Portet, con quien luego forjaría uno de los dúos míticos del poprock español, El Último de la Fila, y algunas de sus canciones volvieron a sonar en vivo ante un público que vibró como antaño.

“No hay posibilidad de un retorno de El Último de la Fila. Lo hemos repetido Quimi y yo hasta la saciedad. Hubo algo mágico y la gente aún me lo dice. Volver sería mancillarlo. A estas edades, además, cada uno tiene su discurso. Él y yo somos en el fondo cazadores solitarios, aunque tengamos una amistad excelente”, afirma, cerrando puertas a las esperanzas de muchos seguidores.

Mientras lo dice, tras él asoma la exuberante escenografía floral de esta gira, una alegoría “de ese jardín que estamos hoyando y pisoteando tan brutalmente en nuestra desenfrenada y equivocada idea de progreso”.

García, “enormemente preocupado por el cambio climático”, achaca a la clase política su falta de discurso y compromiso tanto en este sentido como en la atención a los más desfavorecidos, por ejemplo en el caso de los refugiados sirios.

“¿Dónde está la humanidad? ¿Dónde la religión y la ética que aprendemos en la escuela?”, protesta el músico, quien, aún así, asegura que, de repetirse las elecciones, irá a votar. “Esto tiene que servir para que haya un cambio y para que las personas recapacitemos”, argumenta.