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Froome noquea a Contador en el primer asalto

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Christopher Froome (Sky) dejó K.O a Alberto Contador (Saxo) en el primer asalto de montaña del Tour, en los Pirineos y se vistió con el maillot amarillo tras imponerse en solitario en una jornada que sentenció al resto de favoritos.

Primer combate del Tour, primera y contundente exhibición de Froome y todo el Sky, que prepararon la etapa para la emboscada final, la que acabó con todos los rivales directos, noqueados por la fuerza del británico de origen keniano, quien atacó a 5 kilómetros de meta hasta firmar su segunda victoria en el Tour.

Froome cruzó la línea de meta eufórico, consciente de que acababa de dar un buen zarpazo a sus enemigos, señalando con el dedo índice su pecho con el nombre del equipo. El mensaje estaba claro: “Soy el número uno”

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Por detrás su rivales poco a poco iban llegando abatidos. Su compañero Richie Porte le siguió a 53 segundos y Alejandro Valverde a 1.08. Mikel Nieve (Euskaltel) a 1.34 y Alberto Contador, que sufrió lo indecible en su terreno, terminó a 1.45 minutos.

El de Pinto no esperaba besar la lona tan pronto. Los efectos del tornado del Sky y Froome también alcanzaron a “Purito” Rodríguez, a 2.06, Andy Schleck a 3.34 y Cadel Evans a 4.13. Todos al suelo.

Froome remató con brillantez la obra del Sky a lo largo de los 195 kilómetros que unieron en la octava etapa Castres a la cima de Ax 3 Domaines. Y se vistió de amarillo por primera vez con diferencias apreciables en la general.

El líder que hereda el maillot amarillo del surafricano Daryl Impey tiene como escolta en el podio a su compañero australiano Richie Porte, a 51 segundos y tercero aparece Alejandro Valverde (Movistar) a 1.25 minutos. El murciano aprovechó el trabajo del colombiano Quintana y puso salvar los muebles ante la apisonadora de la escuadra británica. Contador se alejó al séptimo puesto a 1.51 y Purito al noveno a 2.31.

“Un día así es óptimo y quedan dos semanas de carrera. Vamos a tratar de mantener el maillot amarillo hasta París”, dijo Froome tras el golpe maestro.

“Habrá batalla en Pirineos”, dijo la víspera el ciclista nacido en Kenia. Dicho y hecho. El Sky quería sangre. Eso significa imprimir un ritmo frenético toda la etapa, desgastar a los rivales y dar la estocada en la última subida.

La etapa empezaba realmente en el Col de Pailhères, de categoría especial, ya dentro de los últimos 60 kilómetros del trayecto. Un largo ascenso de 15 kilómetros al 8 por ciento que gobernó de principio a fin el Sky, marcando el ritmo y permitiendo maniobras que más tarde pudo controlar.

Como la del colombiano Nairo Quintana (Movistar), el “escarabajo” de moda que atacó a 8 kilómetros de la cima de Pailhères. Una demostración incompleta de la perla del Movistar, quien coronó en solitario a 2000 metros de altitud con un minuto sobre el grupo principal, pero luego en el descenso cedió ante el grupo selecto.

Quintana ya ilusiona haciendo recordar a sus predecesores de los años 80, como Lucho Herrera y Fabio Parra. A sus 23 años se presentó en sociedad, pero no pudo rematar la faena con una victoria.

A pie del puerto definitivo Quintana empezó a subir en solitario con un puñado de segundos no sin antes dejar la efímera compañía del francés Pierre Rolland. Por detrás llegaba la tormenta azul y negra.

Richie Porte hizo de dinamitero. Despegó a 5,6 de meta, anuló a Quintana y destapó la flaqueza de Contador. Desbrozó el camino para Froome, quien irrumpió unos centenares de metros después para no volver. Ya imparable. Un auténtico golpe en el mentón para el madrileño, totalmente bloqueado ante la explosión de su rival directo.

Un final rabioso el de Froome, de 28 años, reforzado en su moral al comprobar su gran estado de forma y el nivel del equipazo que tiene a su servicio. Se presentó en el Tour tras ganar esta temporada el Tour de Omán, Criterium Internacional, Vuelta a Romandía y Dauphiné, casi lo mismo que su compañero Wiggins hace un año.

Y un año después ya es el jefe del Tour, el “nomber one”. Solo ha habido que esperar al primer asalto para ver quien es jefe. Froome ha dado primero, y muy fuerte. La carrera toma color británico.