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Planeta Marte o Moore: como reír un rato en la Berlinale sin pensar en Osos

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La Berlinale adoptó en la presente edición formato de mapa geopolítico de los conflictos que azotan el mundo, pero con espacios para reír un rato sin pensar en los Osos, sea paseando por el planeta Marte o dejándose arrastrar al falso documental de Michael Moore.

“Des nouvelles de la planête Mars”, de Dominik Molls el de “Harry, un ami qui vous veut du bien” (2000), con Sergi López, aportó a la sección oficial, aunque fuera de competición, algunas risas a través de un desbordado padre llamado Philippe Mars, el papel que interpreta François Damiens.

Su exesposa es una periodista de televisión que manda un directo tras otro desde Bruselas, en una de esas cumbres de la Unión Europea (UE), como la que hoy mismo tiene lugar, en que todo gira alrededor de lo que hará la canciller Angela Merkel.

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Al cuidado del padre quedan intempestivamente sus dos hijos, que además debe atender a un raquítico perro que le coloca su hermana, a un colega de trabajo desaliñado que en una crisis histérica le rebana la oreja, más la chica que le gusta a éste, asimismo material de psiquiátrico.

“Es buen padre de familia, que quiere mantenerse en lo sensato, que observa sin perder los nervios”, definió Molls a ese personaje, cuya única evasión consistirá en soñarse a sí mismo como astronauta por Marte, el planeta al que debe su apellido.

La crisis de la UE no cede, como tampoco lo hacen las que se cruzan en su apartamento de un bloque de viviendas dormitorio. En algún momento se produce el inevitable cruce de cables cuando el hijo vegetariano se alía a la pareja de intrusos y un vecino senil para liberar a los pollos de una granja industrial.

“De la inmovilidad pasa a la acción para tratar de recomponer un mundo que insiste en escapar al principio de la cordura”, explicó Molls, acerca de una comedia que oscila entre lo tierno y lo grotesco y donde su acumulan los factores adversos sobre el hombre que quisiera evadirse a Marte.

A Molls no se le incluyó en la carrera por los Osos la única concursante hoy era la película filipina “Hele sa Hiwagang Hapis” “A Lullaby to the Sorrowful Mystery”, que dada su duración, ocho horas, no permitía otra candidata compartiendo jornada.

Tampoco compite “Where to invade next”, de Moore, quien no acudió al estreno europeo de su documental por razones de salud se restablece de una neumonía, pero mandó un saludo desde la gran pantalla a la Berlinale, emitido antes de su película.

Tras presentarse como el primer director que se dirige a la Berlinale en albornoz doméstico, desde su casa, agradeció a los alemanes lo que calificó de comportamiento ejemplar en la acogida de refugiados y a la dirección del festival su apuesta por el filme.

La película de Moore, estrenada en Toronto el pasado año, es una parodia disfrazada de documental con un estadounidense él recorriendo Europa por encargo del gobierno de su país para “apropiarse” de las cosas buenas que hay en el Viejo Continente.

Las vacaciones pagadas a las que todo italiano tiene derecho ocho semanas, según el cálculo de Moore, algo insólito para un estadounidense; el sistema educativo de Finlandia, donde no se tortura al escolar con exámenes también según su relato; o la comida en los colegios franceses con nivel de Guía Michelin.

No es un documental del rango de “Bowling for Columbine” (2002) ni “Fahrenheit 9/11” (2004). Es más bien un show personal, que a menudo rechina y que incluye muchas trampas.

Finlandia es un país soleado donde se escucha música tirolesa; en Italia son tan felices los trabajadores como sus patronos; Alemania hizo las paces con su pasado y Eslovenia un paraíso donde la universidad es gratis.

El gran perdedor en la comparativa es, por supuesto, su pobre país de origen, Estados Unidos, donde las escuelas son algo parecido a una cárcel y donde se consume comida basura, como seguramente le habrá pasado en toda su vida a Moore, más obeso que nunca.

Su película, como la de Molls, no está a la altura de sus respectivos precedentes. Pero sin duda vienen bien en un festival saturado de realidades, presentes o pasadas, tortuosas.

Por Gemma Casadevall