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Propósito de enmienda

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Everth Cabrera estaba volando sin red de seguridad.

Se basaba en unas notas, pero no en un guión. No quiso responder preguntas, pero quería abordarlas todas.

Horas después de aceptar una suspensión de 50 partidos de la Liga Mayor de Beisbol por violar la política del deporte contra el uso de sustancias dopantes, el campocorto ambidiestro de los Padres abordó a los medios de comunicación.

No tenía por qué. Los otros 11 jugadores que enfrentaron suspensiones de fin de temporada respondieron a los cargos con declaraciones cuidadosamente diseñadas que fueron enviadas por correo a los medios de comunicación.

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Cabrera, el jugador de 26 años de edad, decidió que eso no era suficiente. Prefirió dar la cara. Y le afectó hacerlo. Varias veces durante su discurso de 20 minutos, traducido de español a inglés por el representante de medios de los Padres Fernando Alcalá, Cabrera hizo una pausa al hablar con lágrimas en los ojos.

“Perdón”, dijo. “Lo siento mucho por los aficionados. Lo siento mucho por la organización. Lo siento mucho por mis compañeros de equipo”.

“Asumo toda la responsabilidad”.

Y así lo hizo.

“Yo no busque esto, esto llegó a mi”, dijo Cabrera sobre la sustancia no especificada que recibió en la primavera del 2012 de parte de Anthony Bosch, fundador de la ahora clausurada clínica antienvejecimiento en Florida (Biogénesis) en el corazón del más reciente escándalo de drogas de las Grandes Ligas.

Cabrera dijo que estaba rehabilitándose de una dislocación de hombro izquierdo a finales del 2011, cuando Juan Núñez, un representante de los entonces agentes de Cabrera, “me habló sobre una sustancia”.

“No fue la mejor opción que pude haber recibido,” dijo Cabrera.

Pero a medida que se acercaban los entrenamientos de primavera del 2012 “y mi hombro no estaba al 50 por ciento”, Cabrera dijo haberse reunido con Bosch en Arizona.

“Quería estar más saludable, no ser mejor”, dijo Cabrera. “Yo sabía que no era la mejor opción. Sentí miedo. Nunca me sentí cómodo con lo que estaba haciendo”.

Cabrera, el representante del equipo de los Padres en el Juego de Estrellas de la Liga Nacional el mes pasado, fue uno de los 12 jugadores que aceptaron suspensiones de 50 juegos derivadas de la investigación de la MLB a Biogénesis y el vinculo de la clínica con la distribución de sustancias dopantes en el beisbol.

También fue uno de los tres Padres cuyos nombres estaban relacionados con Biogénesis.

El catcher Yasmani Grandal y el lanzador de liga menor Fautino De Los Santos, quien está rehabilitándose de una lesión en la base temporal de entrenamiento de los Padres en Arizona, también fueron investigados.

A Grandal, de 24 años y quien sufrió una lesión en el ligamento lateral anterior de la rodilla derecha el 7 de julio que lo sacó de la temporada, no se le extendió la penalización porque abrió esta temporada cumpliendo una suspensión de 50 partidos que se originó por faltas relacionadas con Biogénesis.

De Los Santos, de 27 años, a quien los Padres reclamaron en una exención de Milwaukee el febrero pasado, también ha aceptado una suspensión de 50 partidos.

Cabrera y De los Santos están suspendidos sin sueldo. Cabrera fue contratado para ganar 1.275 millones de dólares esta temporada, lo que la suspensión le costará $348,000.

Pero le costó más. Eso estaba dicho en el semblante de su cara el lunes pasado.

“Yo sabía que no era la mejor decisión que estaba tomando en ese momento y no lo era. Yo sabía en lo que me estaba metiendo. Es por eso que decidí dejar de hacerlo. Yo sabía lo que estaba pasando en el sentido de que yo sabía que algo podría suceder así como está pasando ahorita. Sabía que era una sustancia prohibida”.

“Y puedo decirle a todos mis fans, le puedo decir a toda la organización, le puedo decir a todos los beisboleros de las ligas mayores, también de América Latina, que todo lo que he hecho ha sido con mi trabajo duro, sin necesidad de ninguna sustancia prohibida”.

El nativo de Nicaragua luego se dirigió a los jugadores latinoamericanos más jóvenes que pronto podrían enfrentar la misma decisión que él tomó.

“Quiero decirle algo a todos los jugadores latinos que vienen a este país para tratar de salir adelante”, dijo Cabrera. “Ellos vienen a este país y son ignorantes de muchas cosas. Tengan cuidado de las personas de las que se rodean, gente que anda contigo que sólo está interesada en el dinero y no velan por ti. No necesitas ninguna sustancia para ser un jugador de las Grandes Ligas, para jugar diez años en las Grandes Ligas”. “Lo único que necesitas en concentrarte en ti mismo y trabajar duro. Y eso no va sólo para los jugadores latinos, va para todos los jugadores de este deporte, también para los jugadores estadounidenses que pueden enfrentarse con esta situación y no recomiendo esta situación por la que yo estoy pasando”.

Luego bajó la cabeza, se cubrió la cara con una toalla y lloró.

“Lo siento”.