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Adorablemente insegura

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Con poco más de 10 años en la industria y un carisma que se desborda dentro y fuera de la pantalla, resulta difícil imaginar a Emma Stone como una chica insegura.

Sin embargo, la ganadora al Óscar como Mejor Actriz por su papel en La La Land confiesa que es en extremo nerviosa, ligeramente antisocial y sumamente neurótica.

“Me siento insegura la mayor parte del tiempo. Que me den premios por mi trabajo me exige mucha gimnasia mental, pues generalmente no me creo que puedo ser tan buena en algo.

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“Seguramente hay actores que casi nunca se sienten inseguros, pero yo no soy uno de ellos. La inseguridad es algo que todos podemos tener, ya seas actor o solo alguien sumamente neurótico, como yo”, compartió Emma luego de ganar la estatuilla a Mejor Actriz en los pasados SAG Awards.

Nacida en 1988 bajo el nombre de Emily Jean, en Scottsdale, Arizona, siempre supo que quería dedicarse a la actuación, y desde los cuatro años tomó clases de canto y destreza escénica.

Cuando cumplió 15, le lanzó un ultimátum a sus padres en forma de una presentación de Power Point, titulada Project Hollywood, en el que les expuso sus planes de mudarse a California para perseguir su sueño.

Muy en el fondo, Emma sabía que la actuación era la única vía para canalizar sus inseguridades, crecer como persona y ayudar a mejorar el mundo desde la trinchera del séptimo arte.

“Saber que tu trabajo y que tu arte puede transformar a las personas o alejarlas de sus problemas, me llena de vida y satisfacción. Desde que era niña, este pensamiento me hacía feliz. Por eso me siento honrada de formar parte de un grupo (los actores) que busca reflejar en su trabajo y con su voz lo que sucede en el mundo, con la meta de hacer feliz a las personas”, asegura.

Y vaya que cumplió sus metas: en menos de una década, se convirtió en la It girl de Hollywood, con papeles de comedia en cintas como Zombieland y liderando blockbusters como The Amazing Spider-Man.

Asimismo, ha trabajado con cineastas como Alejandro González Iñárritu en Birdman (cinta por la que recibió su primer nominación al Óscar), Woody Allen en Magic in the Moonlight y Cameron Crowe en Aloha.

Nada mal para una chica de 28 años que se ruboriza cuando alguien aplaude su trabajo.

“En verdad me esfuerzo mucho por ser mejor cada día mejor en lo que hago, no solo como actriz, sino como persona. La parte negativa de eso es que sobrepienso las cosas, y eso es desgastante. Sin embargo, gracias a la actuación, se me olvidan mis rollos, y en verdad siento que puedo patear traseros”.