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En el YouTube Theater de Inglewood, Alicia Villarreal volvió a demostrar por qué sigue siendo ‘La Güerita Consentida’ del público amante del regional mexicano. Con una energía arrolladora, una voz intacta y un carisma que atraviesa décadas, la cantante regiomontana ofreció el jueves por la noche un concierto que fue más una celebración de vida que una simple presentación musical.
Villarreal, que había pospuesto su gira “Donde Todo Comenzó” en julio pasado, finalmente cumplió con su cita angelina ante un recinto que, aunque no llenó sus gradas superiores, vibró en cada canción. Desde los primeros acordes de “Ojo por ojo”, vestida de rojo intenso y sombrero a juego, dejó claro que su regreso a los escenarios era un acto de empoderamiento, emoción y agradecimiento.
“Esta noche es para ustedes”, dijo sonriente antes de lanzarse con “La que baje la guardia”. Su voz cálida y potente, esa mezcla de dulzura y desgarro que marcó a una generación, llenó cada rincón del íntimo teatro, que se ha convertido en un lugar favorito para los amantes de la música regional mexicana. A pesar de algunos ajustes de sonido al inicio del concierto, la intérprete dominó el escenario con la seguridad de quien ha vivido los altos y los bajos de la fama y de la vida personal.
La ganadora del Grammy y de los Premios Lo Nuestro no rehuyó hablar de su momento actual. Entre canción y canción, dejó entrever su vulnerabilidad, recordando los golpes de la vida, como las complicadas experiencias en los temas del amor y los desafíos de salud mental que la alejaron temporalmente de los escenarios. Pero la noche del jueves, Alicia no venía a lamentarse, sino a renacer.
La artista nacida en San Nicolás de los Garza presentó “Mejor que tú”, tema de su más reciente álbum “Donde Todo Comenzó”, lanzado en 2024, con una dedicatoria directa, mirada firme y tono de mujer empoderada. El público la acompañó, coreando con fuerza cada verso de despecho.
El repertorio fue un viaje emocional y temporal. Entre sus éxitos solistas y los clásicos de Grupo Límite, Villarreal conectó con la nostalgia de los años ’90 con temas como “Con la misma piedra”, “Yo sin tu amor” -que dedicó a su actual pareja, el influencer Cibad Hernández-, “Alma rebelde” y “Sentimientos”, todos interpretados con un brillo especial, envuelta en un vestido negro norteño elegante.
Uno de los momentos más emotivos de la noche fue su homenaje a Paquita la del Barrio, con “Maldita billetera”, junto a su amiga y abogada Mariel Colón Miró. La interpretación arrancó aplausos y una ola de melancolía que recorrió el teatro al recordar a la recién fallecida ‘Reina del Pueblo’. La canción, también del álbum “Donde Todo Comenzó”, fue en colaboración con Lila Downs y fue escrita por Villarreal, inspirada en una plática con Paquita.
Además de la aparición de su abogada, la velada tuvo otro dúo interesante, como el quse hizo con su apasionado bailarín Andrés Cavazos en “Pasión”. También hubo un instante icónico cuando se sentó en un trono dorado para cantar “Te quedó grande la yegua”. Era, sin duda, la reina retomando su corona.
El público respondió con devoción. Cuando bajó del escenario para interpretar “Besos y copas” y abrazar a sus seguidores, se sintió ese lazo que ha tejido durante tres décadas, con cercanía, empatía y cariño genuino. En ese momento, la Ciudad de Los Ángeles la reconoció por su trayectoria, gesto que ella agradeció con mucho sentimiento.
“Les agradezco porque tenemos una historia tan bonita, [gracias a] la música, y creo que los he acompañado en un país tan difícil, en el que ustedes se desarrollan y en el que ustedes sobreviven, en el que ustedes salen adelante”, dijo Villarreal. “Quieren a sus familias, y ese cachito de México se los quiero traer a través de la música”.
A sus 54 años, la artista no solo conserva la fuerza de antaño, sino que parece más viva que nunca. Cerró la noche con cumbia y euforia al interpretar “Si una vez”, en homenaje a Selena, seguida de “El ladrón”, que hizo levantar a todos de sus asientos. Y cuando llegó el turno de “Te aprovechas” y “Ay, papacito”, el teatro se convirtió en una fiesta completa.
La noche terminó con un público de pie, coreando su nombre. Alicia Villarreal se fue del escenario como llegó, con entrega, empoderada y consentida, entre luces doradas y aplausos interminables.