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Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos visitaron; cerca de 12 años, calculan ellos. Y es que, además de los inconvenientes causados por la pandemia, atravesaron un trance particularmente difícil debido a la muerte de su guitarrista y fundador Lino Nava, que se produjo en mayo del 2024.
Ahora, los integrantes de La Lupita se encuentran dispuestos a recuperar el tiempo perdido, reforzados por el regreso de la vocalista Rosa Adame y por las ganas que tienen de seguir grabando material que vaya en la línea de lo que ha sido ofrecido a lo largo de más de tres décadas por una agrupación que le entra con el mismo entusiasmo al funk, el metal, el rock alternativo, el mambo y la norteña.
En lo inmediato, el plan actual incluye un tour estadounidense que se iniciará el 16 de octubre en Corazón Del Barrio (San Diego), se prolongará el 17 en La Santa (Santa Ana) y llegará el 18 a The Paramount (Los Ángeles), para trasladarse luego a Club Fuego (Sunnyvale), Ibiza Night Club (Salt Lake City) y Sand Dollar Downtown (Las Vegas).
El retorno de una institución tan querida e histórica ameritaba la entrevista por Zoom que tuvimos esta semana con la formación actual de la banda, destinada a ofrecer detalles del momento en que se encuentra La Lupita, de lo que ha buscado siempre con su música y sus letras y de lo que viene próximamente en su ya prolongada carrera.
Después del fallecimiento de Lino, que obviamente fue muy impactante para la banda y para el mundo del rock latinoamericano en general, ¿se plantearon la posibilidad de no seguir?
Héctor Quijada [voz principal]: No, nunca se pensó. Lino tampoco tenía el deseo que la banda terminara, y nos lo dijo. Ahora, su hija y su exmujer son nuestras socias. Somos todos familia, y estamos todos con la misma intención, de seguirle dando vida a La Lupita y de seguirle dando lo que quiere a nuestro público, que es de los mejores del mundo.
¿Quién está tocando la guitarra ahora?
Quijada: [José] ‘El Niño’ Márquez, que lleva ya varios años en la banda en diferentes diferentes puestos. Primero fue nuestro personal manager y después pasó a ocupar la batería, porque es multi instrumentista. Había muchos rumores alrededor de quién iba a quedar en la guitarra y todo el mundo nos daba sugerencias y nos daba nombres; pero la idea era que todo quedara en familia, y él había hecho ya esto un par de veces, cuando Lino no pudo hacer algún concierto, por lo que ya se la sabía las canciones.
¿Cómo te sientes con esta responsabilidad a cuestas, José?
José Marquez: Es mucha presión, pero, al mismo tiempo, es muy bonito. Me llena de orgullo poder subirme a esos zapatotes y hacer lo mejor posible, con todo el amor, el cariño y el honor que se merece mi querido Lino. Ha sido complicado, pero la neta es que, con el apoyo de esta familia tan increíble, no se ha sentido tan duro.
Quijada: Y también con el apoyo del público, porque aunque al principio estaban escépticos, ya desde los primeros conciertos, la respuesta fue de ‘sí, sí, sí’. La verdad es que fue la decisión correcta, y para adelante.
Por otro lado, regresa Rosa tras tener una serie de entradas y salidas de la banda.
Rosa Adame: Bueno, yo estuve los primeros 11 años, desde el principio casi. Y me salí porque tuvimos a nuestros dos bebés, a nuestros hijos, que ya están gigantescos [NE: Fue esposa de Quijada]. Regresé después de 23 años, aunque, efectivamente, durante ese lapso, me invitaban una que otra vez. Pero regresé formalmente en abril de este año, para el concierto que hicimos en el [festival] Vive Latino, y estoy muy contenta de haberlo hecho. Me siento en casa.
Quijada: La verdad es que La Lupita nunca ha seguido un guión. Conforme se nos van presentando las circunstancias, vamos sacando ideas adelante, viendo cuál es la mejor opción. Y en este momento, ser seis es la mejor opción.
Más allá de los cambios de integrantes y del paso del tiempo, La Lupita ha sido fiel a su propuesta musical y lírica, haciendo una música que tiene mucha fusión y que recurre a elementos muy divertidos, pero también a la crítica social. Surgieron en un momento particular, luego de Caifanes y la Maldita, cerca de Café Tacvba y antes de Molotov. ¿Cuáles fueron sus influencias y por dónde creen que va la propuesta que manejan?
Quijada: Yo creo que va por todos lados. A cada uno le gustan cosas diferentes. Hemos tratado siempre de encontrar un terreno común, y es por eso que La Lupita va desde el funk hasta la ranchera, pasando por el disco. El chiste para nosotros era que resultara una buena canción, que sonara bien, que te hiciera bailar, que transmitiera nuestra energía.
En ese sentido, sí nos podemos relacionar con muchos grupos, como Botellita de Jerez y Café Tacvba, que también mezcla muchas cosas. Pero también está el aspecto de haber recuperado la parte mexicana en un momento en el que el rock era más purista y no le interesaba ni la música tradicional mexicana ni la música disco. A nosotros, al contrario, nos interesaba todo, y queríamos ser un poco de todo, por más raro que fuera. Y la verdad es que salieron canciones bien interesantes y otras que no [risas].
Adame: La Lupe siempre se caracterizó por ser ecléctica, y eso es lo que nos hacía felices. Fue parte del sello de chile, dulce y manteca, como decía mi abuelita.
Pero con ciertos límites, parece. En “Arre”, que lanzaron hace tres años, dicen: “Me cago el reggaetón”.
Quijada: Esa es de Lino, y a él sí le cagaba el reggaetón. A mí, en lo personal, no me molesta. Me he sorprendido incluso moviendo las nalguitas cuando suena uno [risas]. Musicalmente, no me encanta, pero parece que a mis nalgas sí.
Pero no harían una canción de reggaetón, ¿verdad?
Quijada: Nunca se sabe. Depende de la canción, más que de un género o de un ritmo. Porque, además, cada quien tiene su estilo de cantar, de hacer las cosas.
Adame: Acabamos de hacer una versión de “El insecto”, una canción de Los De Abajo, que son skaseros, y a mí, con todo el respeto del mundo, no me gusta el ska. Pero cuando la grabamos, quedó increíble, y ahora soy fan de esa rola.
También parece interesante el hecho de que tienen canciones que son muy humorísticas, pero otras que son mucho más serias. No es algo planeado, cierto?
Quijada: No; te digo que aquí no hay guiones. Siento que, a fin de cuentas, es como la vida, que tiene momentos divertidos y momentos serios. La Lupita maneja diferentes niveles de profundidad, y eso incluye canciones que son realmente muy profundas y muy de adentro.
También manejamos mucho el doble sentido. Hay canciones que parecen ser sobre un pleito de pareja y que en realidad son una crítica al momento político que se estaba viviendo entonces. Se pueden interpretar de muchas maneras, y nos gusta que eso pase, porque todas las interpretaciones son igual de chingonas.
En la más reciente edición del Vive Latino, cuando presentaste “El camello”, dijiste que se la dedicabas a todas las víctimas de la violencia en el mundo.
Quijada: “El camello” se hizo en la época de la Operación Tormenta del Desierto, que involucraba a Estados Unidos, y se relacionaba con lo que veíamos. No se ponía ni de un lado ni del otro, sino del de esos millones de personas que se quedan al medio en una guerra de ideologías.
Nosotros somos activistas sociales, pero no nos interesan las corrientes políticas; nos interesa la gente y nos interesan las diferentes verdades que cada quien puede tener. En ese sentido, somos super conscientes, pero no queremos usarlo como una bandera, porque no queremos adueñarnos de ninguna ideología.