Durante la primera entrevista que nos ofreció, la artista de 24 años había reconocido ya que el hecho de encontrarse en medio de momentos tan decisivos para su carrera mientras su país atraviesa una crisis tan grave le genera una sensación agridulce.
“No tiene nombre lo que está pasando ahorita en Perú; políticamente hablando, estamos cada vez peor”, nos dijo entonces. “No sé a dónde vamos a llegar, pero de una forma u otra, estamos saliendo más a marchar, se está viendo más movimiento para protestar. Y es que, finalmente, todo lo que uno hace es político, y mostrar una posición es parte de nuestra responsabilidad”.
La música que ella crea no ha sido ajena a la coyuntura; uno de sus nuevos temas, “Tijeras II”, estilísticamente marcado por el sonido característico del violín andino, posee una letra en la que se dice: “El amor de una madre vale más que un reloj”. Se trata de una referencia directa al escándalo en el que se vio involucrada la ex presidenta Dina Boluarte (vacada hace una semana por el Congreso) debido a la constante exhibición de lujos inadmisibles.
“Esa era la intención, que se refiriera a ese gran Rolex que, lamentablemente, fue un regalo del gobernador de Ayacucho [Wilfredo Oscorima]”, detalló la artista. “Así se maneja la corrupción; todos sabemos cómo se maneja ese gobernador y cómo se maneja el Congreso, con todos a favor del que tiene más poder. Pero es algo que pasa en todo el mundo, en realidad”.
“La canción habla de eso; del materialismo, del individualismo, de cómo las cosas banales son la prioridad”, describió. “Pensar en el otro es muy raro. Pero hay muchas personas que trabajamos con la música para poder unir, para recordar nuestras raíces y para rescatar esa idea del trabajo en comunidad que existe en los Andes bajo el nombre de ‘ayni’”.
“La América que se olvida”, que formará también parte de su segundo álbum, podría ser interpretada desde aquí como una alusión a quienes llaman a este país usando el nombre de todo un continente. Pero tuvo como origen la masacre que sucedió el 15 de diciembre del 2022 en Ayacucho, cuando 10 civiles fueron asesinados por agentes policiales y militares en la ciudad de Huamanga.
“Cuando escribí esa canción, estaba con lágrimas en los ojos, porque la masacre se produjo cerca del lugar donde vivo, y habían muchos gritos, disparos por aquí y por allá, helicópteros que volaban encima de nosotros tirando bombas lacrimógenas”, recordó nuestra entrevistada.
“Fue horrible, y lo fue más para las personas que perdieron a sus seres queridos”, agregó. “Me llevó a tiempos que yo no había vivido, viendo a mi mamá triste y a mi abuela asustada, como reviviendo épocas pasadas, porque hubo mucha violencia en Ayacucho. Y esas son heridas que se heredan”.