‘Culpable o no’, Luis Miguel tarda, pero llega y complace en El Forum de Los Ángeles con su espectáculo ‘México por siempre’
El retraso de más de una hora para su presentación en el imponente Forum de Inglewood parecía que quedaba en el olvido cuando a las 9:43pm se apagaron las luces y entró como todo un emperador frente a sus súbditos, quienes al verlo se levantaron de sus asientos para recibirlo con aplausos, ovaciones y gritos.
No dijo una palabra al pisar el escenario, ni por el retraso ni por nada. El público tampoco lo hizo y eso determinaba el olvido a su impuntualidad. Luis Miguel sabía que lo esperarían, pues se trataba del último concierto de esta gira por Estados Unidos para luego marchar a diferentes plazas mexicanas.
Venía directamente de Las Vegas y en vuelo privado, donde fue visto relajándose en la piscina y en los casinos antes de cantar en el Colosseum y luego de acompañar en la pelea a su amigo Saúl “El Canelo” Álvarez, que por cierto ganó y eso inevitablemente originó la respectiva celebración. Muchos pensaban que el retraso era porque Luismi seguía celebrando en la “Ciudad del Pecado”, pero no, Luismi llegó a la cita, tarde… pero llegó y eso es lo público esperaba.
Al entrar al escenario se quedó en silencio, observando a su público. Señalando el lado izquierdo de El Forum. Su mirada era fija, mientras un intro retumbaba en el recinto y el público no dejaba de gritar. Había salido detrás de una enorme cortina blanca que mostraba su silueta y luego parado delante de ella pudo recibir el alimento que todo artista necesita para llenar su ego: el aplauso.
Si de ego se trata. Luis Miguel tiene de sobra, tanto como el cariño que le tiene su público y que le permite todo y que hoy ha crecido porque El Sol ahora sonríe más, comparte más. Tanto, que algunos dudan que sea el mismo. Pues sí, Luismi no es el mismo en el plano personal, pero en el professional y en el escenario las cosas no han cambiado. Luis Miguel canta y su público baila, le hace coro, le aplaude y le grita palabras subidas de tono. “Quítate la ropa”, escuchamos esta vez entre el público femenino que curiosamente no era mayoría en El Forum. La presencia del público estaba dividida, pues ellos decidieron acompañar a sus parejas en esta noche de concierto.
El sonido estuvo afinado. No hubo queja del cantante como suele ocurrir. Dicen que en el Colosseum de Las Vegas tuvo problemas de esa índole, pero en El Forum todo marchó de maravilla. Su presencia fue impecable como es de costumbre. Vestido de negro y corbata del mismo tono, camisa blanca que combinó con su sonrisa y un peinado con secador, le dieron el porte que todas esperaban ver en su ídolo. La mesa estaba servida. Luis Miguel llegaba para complacer a casa llena.
“Si te vas”, “Tú solo tú” y “Amor, amor” fueron la punta de lanza que rompió el hielo antes de que el románticismo se hiciera presente a ritmo de balada con “Devuélve el amor” y un medley con “Por debajo de la mesa” y “No sé tú”, dos de sus clásicos que pertenecen a la banda sonora de muchos corazones rotos y otros enamorados. Después de estas interpretaciones por fín se dirigió a su público.
Su primera frase de la noche fue una pregúnta; “¿Se la saben?”, preguntó a la audiencia antes de entonar el éxito “Culpable o no”, un tema que llegó a tomar protagonismo y resurgió en su serie biográfica de Netflix y Telemundo cuando reveló el origen del mismo y que fue dedicado a su gran amor de juventud, Mariana Yazbek.
Sin pausa llegaron los éxitos “Fría como el viento’, “Tengo todo excepto a ti” y “Entrégate”. Y como por arte de magia, la entrega del público se hizo más fuerte y más cuando por fin se dirigió nuevamente a su público. Esta vez se extendió un poco más.
“Gracias por estar conmigo ¿Cómo están?, preguntó a las 17 mil 500 almas que estábamos presentes y que formábamos parte del “Sold Out” de esa noche.
“El placer es enorme de estar nuevamente con ustedes agradeciéndoles que estén conmigo, que me acompañen, que estén un par de horas con nosotros a través de la música, con canciones que han hecho parte de nuestros corazones. Es un gran honor.”, dijo entre aplausos.
Luego recordó el por qué ha podido disfrutar del éxito a lo largo de sus carrera. “(Por) Dos cosas profundamente importantes y fundamentales. Una, la primera, la musica y dos, ustedes. Pero la música no sería lo que es sin ustedes; ustedes son el número uno. Muchas gracias a la musica y a ustedes por hacer posible esta noche de magia y gran energía”, agregó.
Y cuando parecía que llegaría una sorpresa a dueto, quizás la presencia de Diego Boneta, que vive en esta ciudad, dijo antes de entonar “Hasta que me olvides" que "la siguiente canción quisiera poderla cantar con todos ustedes si les parece bien. No lo he pedido muchas veces... un dueto”.
Con ese gran éxito que le compuso el dominicano Juan Luis Guerra, los coros se hicieron sentir en todo su esplendor y eso lo sintió hasta el mismo Luis Miguel al cantar a dúo con su público.
Acto seguido, El Sol brilló con aquellos temas le dieron el éxito en su etapa juvenil. De esta manera llegaron “No me puedes dejar así” (dedicada según Luis Miguel La Serie, a su madre) y un abreboca con "Palabra de Honor”, el cual apenas interpretó las primeras estrofas, pues el público se encargó de secundarlo en los coros y las tonadas más agudas que hoy en día ya no las alcanza como lo hacía en su adolescencia. Luego cerró ese segmento con “La incondicional”, cuyas imágenes del legendario video aparecieron en la pantalla gigante del fondo del escenario.
“Yo te necesito”, también de Juan Luis Guerra e incluido en su álbum “33”, siguió en el repertorio. Y luego con Amándonos, pudo cautivar a sus fans con diferentes tonadas, gestos y caras para una magistral interpretación que se dejó acompañar de un saxo, antes de su primer cambio de ropa.
Regresó con camisa blanca y chaleco negro. Ya en su breve ausencia, un piano de cola reposaba en el centro del escenario. Los acordes daban indicios de lo que estaba por llegar. El momento nos hizo recordar al célebre Armando Manzanero, el responsable de algunos de los boleros que hicieron renacer a Luis Miguel en los años 90 y comienzos de los 2000 con sus acertados "Romances".
Así, a media luz y en medio de una atmósfera perfecta, el nacido en Puerto Rico, nacionalizado mexicano, pero de sangre españiola e italiana, entonó “La barca”, el clásico de Roberto Cantoral, con un gran sentimiento. Lo mismo sucedió al interpretar “Se te olvida (“La mentira”) del mexicano Álvaro Carrillo y “Contigo en la distancia”, de César Portillo de la Luz. Había que estar presente para sentir lo que la gente vivió en ese momento tan mágico.
Y cuando el románcismo estaba elevado a la máxima potencia, llegó el momento más esperado de esta gira llamada “Mexico por Siempre”: la llegada del Mariachi.
Sí, señores entró haciendo ruido junto a los charros y las bailarinas, mientras la imagen de la piramide Chichen Itza brillaba en la enorme pantalla del escenario.
Esta vez Luismi regresó con un saco negro, muy elegante y con su mariachi a espaldas le dió rienda a la entonación de "El Balajú", un huapango incluido en su más reciente álbum “Por siempre México” y que le da nombre a esta gira por el país.
“Arriba Los Ángeles y que Viva México!”, dijo dándo su propio "Grito" ante la reacción de su público que le correspondía con un sonono “Viva”.
“¿Una Mas?”, preguntó al finalizar el feriado tema y el público le respondió que sí y de esta manera llegó La Bikina, con el apoyo de la audiencia en los coros a viva voz.
Pero el mariachi no dejó de tocar. Luis Miguel disfrutaba de los aplausos mientras observaba como orgullo a su público que quería más y él lo complació con “Llamarada”, “Sabes una cosa”, “Cielito Lindo”, “Que bonita es mi tierra” y un cierre con el clásico “Viva México”.
Así se despidió, pero la gente se quedó gritando que quería más, pues lo había esperado más de una hora y no era suficiente lo que había ofrecido. Y luego de una pausa de casi tres minutos, las luces se volvieron a encender. Esta vez eran multicolores y combinaban con las luces de los celulares que alumbraban el coloso de Inglewood.
Ya más cómodo dejó las camisas elegantes para esta vez lucir una playera negra. Así regresó para deleitar con temas de su adolescencia como “Decídete”, “Los muchachos de hoy”, “Ahora te puedes marchar”, "La chica del bikini azul", “Isabel” y “Cuando Calienta El Sol”, logrando encender a las damas y caballeros que han crecido junto a él en una carrera llena de éxitos, tropiezos, decepciones, de redescubrir, de consolidación y de un renacer que hoy disfruta a plenitud con sus amigos más cercanos y su público.
Culpable o no, así es El Sol… y brilla para todos y todas.