Mientras que la cantidad de homicidios ha disminuido en L.A., cada vez más mujeres son asesinadas, a menudo por sus parejas

'Ocurre en las sombras, ocurre en el hogar.'

Cuando Michelle Malander fue llevada a un hospital de Mission Hills con el cráneo roto, sus familiares sospechaban de quién la había atacado.

Durante 14 años había estado atrapada en un ciclo de abusos a manos de su novio, que una vez le tumbó un diente. Otra vez le había fracturado la muñeca.

Esta vez, Malander, de 29 años, fue golpeada hasta la muerte en la casa rodante que compartía con su novio en Pacoima. Su pareja, Héctor López, fue condenado más tarde por su asesinato.

“Ella vivía todos los días con miedo”, dijo su hermana, Rachael Johnson.

Asesinatos como el de Malander van en aumento, en una tendencia que ha sorprendido y preocupado a los expertos en violencia doméstica.

El año pasado, 114 mujeres fueron asesinadas en el condado de Los Ángeles, el número más alto desde el comienzo de la década, de acuerdo con un análisis del Times de los registros del servicio médico forense y de las fuerzas de seguridad. Mientras tanto, el número de muertes de hombres, que constituyen la gran mayoría de las víctimas, se redujo drásticamente a 523, en comparación con las 755 muertes registradas una década antes.

170 conocían al sospechoso

214 cleared cases

44 no lo conocían

The Times examinó en la oficina forense del condado de Los Angeles los expedientes de todos los homicidios de mujeres en los últimos tres años y encontró que habían ocurrido casi 300 muertes.

La policía ha nombrado a un sospechoso en 3 de cada 4 asesinatos.

En los incidentes en los que se identificó a un sospechoso, la gran mayoría de las mujeres conocía a sus asesinos.

Casi la mitad de los acusados estuvieron en algún momento en una relación íntima con la víctima: novios, maridos o ex-esposos.

Brooke Jackson, de 40 años, fue apuñalada varias veces en su habitación por su esposo, dijeron las autoridades. Jackson, de Lynwood, fue la directora fundadora de una escuela chárter del Sur de L.A.

Dina Enriquez, de 24 añosfue asesinada a tiros por su pareja después de una discusión. Los hijos de la pareja, de 2 y 6 años de edad, estaban en su apartamento ubicado en Adams-Normandie cuando ella murió.

Cherry Liu, de 50 años, fue asesinada por su marido, que estaba escondido cerca de la entrada de su casa, dijeron las autoridades. Liu era una especialista comunitaria que organizaba actividades para personas mayores en Sierra Madre.

Las mujeres tienen menos probabilidades que los hombres de morir en un tiroteo, pero tienen más probabilidades de ser golpeadas, apuñaladas o estranguladas. Las mujeres víctimas de homicidio también tienden a ser mayores, con una edad media de 35 años, en comparación con los 31 años de los hombres.

Mientras que los asesinatos de hombres están altamente concentrados en vecindarios de bajos ingresos, los asesinatos de mujeres lo están menos, lo que demuestra cómo la violencia doméstica cruza las fronteras de la geografía y los ingresos.

La gran demanda de los servicios para personas necesitadas está en aumento. Casi 5 millones de mujeres viven en el condado de Los Ángeles, pero sólo existen 2.000 camas en refugios de emergencia y de transición, dijo Eve Sheedy, directora ejecutiva del Consejo de Violencia Doméstica del condado.

Rainbow Services, una organización sin fines de lucro con sede en San Pedro, rechazó el año pasado 900 solicitudes de refugio que no pudo acomodar. Y Paz Sobre la Violencia, una organización que proporciona intervención en crisis, educación y servicios de prevención de la violencia, ha añadido más personal debido a la creciente lista de espera. El Centro Jenesse, que sirve principalmente al sur de Los Ángeles, vio un aumento de 400 personas en la demanda de servicios en 2018 en comparación con el año anterior.

“Es muy, muy difícil ir a un refugio si es necesario”, dijo Sheedy.

La hermana Rachael Johnson, de 38 años, izquierda, y su madre, Lucille Malander, de 66, comparten una fotografía de Michelle Malander, de 29, que fue asesinada por su novio con el que tuvo una relación 14 años. (Melcon / Los Angeles Times)

Descifrar por qué están matando cada vez más mujeres es difícil de explicarl, dijeron los expertos, y la violencia suele ser el resultado de una compleja red de factores sociales, psicológicos y económicos.

Las mujeres en relaciones abusivas pueden no reconocer el peligro al que se enfrentan. Pueden estar demasiado asustadas para tomar medidas o dejar a su pareja debido a los riesgos para sus finanzas o sus hijos. Los amigos y la familia pueden no estar al tanto de los servicios de violencia doméstica tales como refugios, consejeros y líneas telefónicas de emergencia confidenciales.

“Sucede en las sombras; sucede en el hogar”, dijo Patti Giggans, directora ejecutiva de Peace Over Violence. “Y cuando nos enteramos, tratamos de hacer algo al respecto, pero tenemos que hacer más prevención”.

Más mujeres están siendo asesinadas en el condado de Los Ángeles

La cifra de muertes del año pasado fue el más alto desde 2010.

A nivel nacional, el número de mujeres asesinadas también está aumentando. En 2017, 1.948 mujeres fueron asesinadas por hombres, según un informe publicado el miércoles por el Centro de Políticas de Violencia con sede en Washington, que investiga la violencia armada. El número, que tiene en cuenta los incidentes en los que están implicados una sola víctima y un solo delincuente, ha aumentado constantemente desde 2014.

James Alan Fox, un criminólogo de la Universidad Northeastern, publicó un estudio en marzo que también encontró un aumento en los índices de violencia con armas de fuego en las parejas íntimas. Fox dijo que no está claro si el aumento es temporal o una tendencia.

Michelle Malander, víctima de asesinato, trabajó durante años en un centro de llamadas de Chatsworth con su madre y su hermana. Lucille Malander y Rachael Johnson siguen trabajando allí con la foto de Michelle cerca. (Melcon / Los Angeles Times)

La policía y los expertos dicen que algunos homicidios de mujeres se producen después de muchas señales de advertencia, pero otros no.

En abril de 2016, los vecinos escucharon gritos provenientes de la casa de Yanet Palma-Pérez en Vermont Square.

La madre de tres hijos había echado a su marido, Hugo Cruz, 40 semanas antes. Cruz había dormido en una furgoneta cercana y a veces se bañaba en la casa.

Esa mañana regresó y atacó a Palma-Pérez, de 41 años, con un hacha de combate. Temerosa de perder la vida, llamó al 911. La policía llegó demasiado tarde. Palma-Pérez sufrió 21 heridas en la cabeza y murió.

Cruz está cumpliendo una condena de 25 años a prisión perpetua por el asesinato. Los niños, que estaban en la escuela cuando su madre fue asesinada, están siendo criados por la hermana de la víctima, Ena Palma.

“Ese día, no sólo perdieron a su mamá, sino que perdieron una figura paterna”, dijo Ena Palma. “Perdieron a dos personas al mismo tiempo”.

La detective Connie Zych, de la policía de Los Ángeles, que investigó el asesinato de Palma-Pérez, dijo que Cruz tenía un perfil controlador, pero que no había otras señales de violencia antes de la agresión mortal.

“Es uno de esos casos de violencia doméstica en los que el hombre se desquició”, dijo Zych.

Ena Palma, izquierda, lamenta que los hijos de su hermana Yanet Palma-Pérez también hayan perdido la figura paterna tras la muerte de Yanet hace tres años. Palma, en el centro, está criando a sus tres hijos y a los de su hermana. Los hijos de Yanet de arriba a la izquierda: Michael Renoj, 15 años, Esther Renoj, 20, y Pablo Renoj, 17. Los hijos de Ena de abajo a la izquierda: Robert Jr. Martinez, 11 años, Elias Meshack, 2, y Emelie Martinez, 21. (Liz Moughon / Los Angeles Times)

A veces las víctimas se avergüenzan de admitir el abuso. Cuando Claudia González, de 30 años, comenzó a salir con Larry Sierra, se distanció de sus seres queridos. Cuando quedó embarazada de su tercer hijo, le confió a un amigo íntimo que Sierra le había clavado un cuchillo en el estómago.

Cuando ella lo dejó, él empezó a amenazarla.

Claudia González

El 16 de marzo de 2018, González trató de visitar a su hijo, quien vivía con la madre de Sierra, pero fue rechazada por Sierra que se encontraba en la casa.

Más tarde esa noche mientras estaba sentada en un banco de autobús en Florence, un hombre salió de una camioneta y le disparó por la espalda. Su madre, María González, le dijo a la policía que buscara al ex novio de Claudia.

La policía dice que el vehículo utilizado en el tiroteo tenía relación con Sierra, quien se ha declarado inocente del asesinato y está a la espera de juicio en octubre.

“Era una persona que no aceptaba un no como respuesta”, dijo Angélica Cortez, una amiga de mucho tiempo.

Cuando una pareja deja una relación, muchos abusadores sienten que han sufrido una pérdida de poder y control, dijo Charmine Davis, directora de salud mental del Centro Jenesse.

“Vemos abusadores que están muy, muy enojados y muy, muy asustados”, dijo.

Con la esperanza de prevenir tales incidentes, los responsables de intervenir en estos casos, han comenzado a dedicar recursos adicionales para manejar los incidentes de violencia doméstica.

El Departamento de Policía de Los Ángeles recibe e investiga más de 15.500 reportes de violencia en la pareja anualmente, y expandió su uso de equipos de respuesta a llamadas de abuso doméstico con un oficial especialmente entrenado y un proveedor de servicios de violencia doméstica. Los trabajadores de salud mental y trabajadores sociales del condado se han asociado con el Departamento del Sheriff y bomberos en un programa piloto para proporcionar recursos a aquellos que presencian delitos graves.

A escala nacional, la Ley sobre la violencia contra la mujer, aprobada por el Congreso en 1994, proporciona fondos vitales para enjuiciar los delitos violentos contra la mujer. La ley se encuentra en proceso de reautorización este año e incluye protecciones adicionales para estudiantes universitarios, inmigrantes, nativos americanos y víctimas LGBTQ.

Pero las perspectivas del proyecto de ley son inciertas debido en parte a algunas restricciones más estrictas de armas. La ley amplía la definición de abusador doméstico para incluir a parejas actuales y anteriores, y prohibiría a los condenados por abuso comprar o poseer armas, lo que comúnmente se conoce como ” the “boyfriend loophole”.

Michelle Malander

En algunos casos, sin embargo, restricciones más estrictas de armas no habrían salvado una vida. Malander vivía controlada por su novio, que no le permitía hablar con amigos y familiares, dijo su hermana.

López le compraba tarjetas y flores. Y le prometía que no la volvería a golpear, y luego el abuso se repetiría. López está cumpliendo una condena de 16 años a cadena perpetua por su asesinato.

“Fue tan triste y brutal que a veces, pienso, me siento egoísta por querer que el siga sufriendo”, dijo Johnson, su hermana. “Así de malo era”.