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 Lágrimas, vítores y un recordatorio en Tehama: ‘Por favor, denuncien a todos los que disparan’

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En la noche del miércoles, lágrimas para los que fueron asesinados o heridos, aplausos para los maestros que salvaron vidas y vítores para la fortaleza de un pequeño enclave rural llenaron la municipalidad.

Algunos, no obstante, interpusieron un fuerte mensaje en la vigilia realizada después del tiroteo del martes: no ignoremos los disparos.

Martha Monroy vive en el vecindario por donde el pistolero Kevin Neal condujo dos veces el martes, en busca de víctimas. Ella fue una de los residentes que tomaron el micrófono y pidieron una menor tolerancia a quienes disparan.

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Neal tenía un historial de quejas por disparar armas desde su casa, en Bobcat Lane, a pesar de que una orden judicial emitida en marzo le prohibía poseer armas de fuego.

Este martes, el hombre mató a cuatro residentes e hirió al menos a otros 10, antes de morir en un enfrentamiento con la policía. Más tarde, los oficiales descubrieron el cuerpo de su esposa, debajo del piso de su casa.

“Cuando alguien dispara, por favor, informen. Delaten a todos los que disparan”, suplicó Monroy cuando llegó su turno de hablar. “Llamen a la policía, por favor. Nadie tiene derecho a dispararle a otros”. El suyo fue un punto delicado, incluso en la vigilia. Otro orador también tomó el micrófono para intervenir: “No es el arma, es la persona”.

Un hombre que se presentó como Rob afirmó que el tirador y su esposa habían vivido antes cerca de su casa, en otra parte de Rancho Tehama. “Kevin y Barb solían ser mis vecinos”, afirmó, con la voz quebrada. Las autoridades no han nombrado a la esposa de Neal. “No noté nada extraño. Y creo que Bárbara quedó atrapada en eso, y recibió un disparo”.

Rob también expresó su remordimiento por los informes ignorados acerca de disparos nocturnos en la casa de Neal.

“Los había todas las noches. Deberían haber hecho algo al respecto”, dijo, frente a murmullos de aprobación. “Había disparos cada noche y yo nunca supe que provenían de él”, expresó, deseando en voz alta haberse dado cuenta de la realidad. “Podría haberlo detenido”.

Los más de 100 miembros de la comunidad que se apretujaron en el pequeño salón hombro con hombro, hasta colmarlo, rezaron. Pero algunos aún necesitaban dar su impronta personal ante la violencia del día anterior.

Entre ellos se incluyó un padre que había dejado a su hijo en la escuela primaria Tehama y se encontró encerrado adentro de ésta mientras el hombre armado intentaba ingresar. Cuando trató de mirar por la ventana, el tirador disparó. Poco después, el hombre comenzó a mover a los niños acurrucados debajo de sus escritorios hacia lugares más seguros, entre ellos a un pequeño de 6 años que había resultado herido. En la vigilia, conoció a la familia de ese niño y se abrazaron, sollozando con mutua gratitud.

Contra la pared trasera del lugar estaba sentada Anelina Sánchez, quien luchaba silenciosamente por comprender su propio contacto con el tirador. La mujer había salido de su casa esa mañana, en Fawn Lane, no lejos de donde el pistolero había matado a su esposa y otras tres personas, y vio a un hombre en un automóvil que le gritó enojado a través de la ventana. “Me preguntó: ‘¿Conoces a alguien asesinado aquí en el Rancho?’ Yo respondí: ‘¿No, quién era?’”, dijo Sánchez. “Él sacó la pistola y dijo: ‘Ese soy yo’. Y disparó cinco veces”.

Sánchez se arrojó al suelo detrás de la cerca de su vecino y se arrastró de vuelta a su casa. Los oficiales hallaron más tarde las balas que no habían impactado en su cuerpo. Pero antes de eso, dijo, debió lidiar con la visión de un automóvil en Oak Park Road, con las ventanas destruidas y los pasajeros sangrando en el interior; y también con la historia que su hija -a quien el tirador intentó dispararle desde el vehículo- le relató al llegar a casa. “Estoy tan asustada. Tengo mucho miedo de cualquier cosa”, aseguró Sánchez. “Si alguien me pide que me detenga, iré más rápido, porque estoy muy temerosa… Incluso anoche, no pude siquiera dormir”.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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