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Aliados de EE.UU. toman represalias luego de la aplicación de aranceles para productos de Europa, México y Canadá

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En un movimiento que intensifica drásticamente las tensiones comerciales con los aliados más cercanos de Estados Unidos, la administración Trump afirmó el 31 de mayo, que permitirá la entrada en vigor de fuertes aranceles sobre el acero importado de la Unión Europea, Canadá y México.

El anuncio provocó rápidas acciones de represalia y levantó el fantasma de una creciente guerra comercial global, desencadenada por los EE.UU.

A pesar de las súplicas de última hora de los funcionarios europeos, así como de reiteradas promesas de represalias, el gobierno afirmó que no extenderá por tercera vez las exenciones temporales de gravámenes sobre el acero y el aluminio, que expiran a la medianoche del 1 de junio.

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Si se imponen los aranceles -el 25% sobre el acero y el 10% para el aluminio-, los líderes europeos afirmaron que no les quedaría más remedio que responder con tarifas de contraparte que se impondrían sobre hasta $3,500 millones de dólares de importaciones estadounidenses. Entre las importaciones en la mira se encuentran productos emblemáticos de Estados Unidos como pantalones vaqueros, bourbon de Kentucky y motocicletas Harley-Davidson, productos destinados a aplicar la máxima presión política, ya que se producen en los estados de origen de los principales legisladores.

Funcionarios europeos se reunieron el 31 de mayo con el secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, en un esfuerzo final para disuadir a la administración de imponer los gravámenes, pero Ross no se conmovió y en una conferencia con periodistas de París, anunció que las tarifas se impondrían en los productos.

Anteriormente, el funcionario había sugerido que las negociaciones podían continuar incluso después de imponer los aranceles, pero los funcionarios de la UE insistieron en que la amenaza de los aranceles al metal debe levantarse antes de que puedan tener lugar negociaciones más amplias.

Cuando se le preguntó sobre las preocupaciones de represalias que apuntarían a los productos agrícolas y otros artículos estadounidenses, Ross afirmó: “Veamos cómo evoluciona a medida que avanzan las cosas”.

Los gravámenes también pueden complicar las negociaciones en curso con Canadá y México para reformar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA). La administración Trump reconoció que la amenaza de imponer aranceles al acero y aluminio era una palanca para obtener concesiones de Canadá y México, pero las partes siguen muy alejadas en cuestiones clave.

México respondió a las noticias anunciando gravámenes de resarcimiento en productos que incluyen tocino, manzanas, uvas, arándanos y acero plano.

“México lamenta profundamente y rechaza la decisión de Estados Unidos de imponer estos aranceles a las importaciones de acero y aluminio”, aseveró el Ministerio de Economía de México en un comunicado, donde describió las tarifas como “medidas proteccionistas”. Según la declaración, las medidas de represalia de México “estarán vigentes hasta que el gobierno estadounidense elimine los gravámenes impuestos”.

Los legisladores republicanos también criticaron la medida de Trump, y pronosticaron que generaría precios más altos para los consumidores estadounidenses. “Esto es tonto”, aseguró Ben Sasse, senador de Nebraska, y agregó que medidas proteccionistas similares contribuyeron a la Gran Depresión, en 1929.

De acuerdo con su promesa de campaña, Trump ha exigido aranceles más bajos y términos más justos para los socios comerciales de todo el mundo, en un intento por reducir el déficit comercial del país y reforzar la producción nacional.

El mayor desafío comercial a largo plazo de la administración es con China. Después de enviar señales contradictorias en los últimos meses, a principios de esta semana la Casa Blanca afirmó que avanzaría con sus planes de aplicar aranceles sobre $50 mil millones en bienes chinos, medida que entraría en vigor en junio.

El anuncio amenazó con obstaculizar las continuas conversaciones con China, pero Ross señaló el 31 de mayo, que planeaba ir a Beijing el fin de semana, según lo programado, para otra ronda de negociaciones.

Canadá es el mayor exportador de acero y aluminio en Estados Unidos, y su economía está altamente integrada con la de su vecino del sur. Los funcionarios canadienses sugirieron que ellos también tomarían represalias en respuesta a los impuestos estadounidenses.

Anteriormente, Corea del Sur obtuvo una exención arancelaria permanente sobre el acero después de acordar una cuota, y también se lograron acuerdos similares con Brasil, Australia y Argentina. Japón, otro importante proveedor de acero para EE.UU., fue abofeteado con gravámenes al acero desde que declinó firmemente las proposiciones de la administración Trump de sentarse a negociar un acuerdo comercial.

La UE como bloque, es el mayor socio comercial de Estados Unidos, y los funcionarios europeos liderados por Francia y Alemania, se han opuesto a la estrategia de negociación de Trump, incluso cuando algunos funcionarios señalaron su voluntad de negociar un acuerdo comercial con el país para cubrir bienes industriales, como automóviles.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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