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El destructivo verano de California desata contundentes discusiones sobre el cambio climático

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En Scripps Pier, en San Diego, el agua superficial alcanzó la temperatura más alta en 102 años de registros, 78.8 grados.

Palm Springs tuvo su julio más cálido, con un promedio de 97.4 grados. Death Valley experimentó su mes más caluroso registrado, con un promedio de 108.1 grados. Los guardaparques afirmaron que el calor fue demasiado fuerte para algunas aves típicamente resistentes, que murieron en las ardientes condiciones climáticas.

En todo el estado, las noches trajeron poco alivio, registrando la temperatura mínima más alta en todo el estado de cualquier mes desde 1895, que llegó a los 64.9 grados.

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California ha sufrido el aumento de temperaturas durante un largo tiempo, pero julio fue un tema aparte. El intenso calor alimentó incendios a lo largo del estado, desde el condado de San Diego hasta Redding, que quemaron más de mil viviendas y dejaron un saldo de ocho fallecidos. Las olas de calor desbordaron los sistemas eléctricos, dejando franjas de Los Ángeles sin el servicio durante días.

Más aún, las condiciones extremas -que coronaron años de tendencias en esa dirección- provocaron que los científicos y los responsables políticos hablen más abierta y enfáticamente sobre lo que está causando este cambio dramático.

Hace una década, algunos científicos advirtieron sobre sacar conclusiones amplias que vinculen una ola de calor extraordinaria con el calentamiento global. Pero el ritmo de temperaturas máximas en California registradas en los últimos años, está llevando a más expertos a vincular asertivamente el cambio climático con un calor implacable que se espera empeore a medida que los humanos sigan poniendo gases de efecto invernadero en el aire.

“En el pasado, simplemente ocurría de vez en cuando ese año inusual en el que el clima era realmente caluroso”, expuso el climatólogo estatal Michael Anderson.

Pero el último lustro ha estado entre los más calurosos en 124 años de registros, afirmó. “Eso definitivamente es una indicación de que el mundo se está calentando y las cosas están empezando a cambiar”, consideró Anderson, quien administra el programa estatal de clima del Departamento de Recursos Hídricos de California. “Estamos comenzando a ver cuestiones donde es diferente. Está estableciendo una trama del cambio climático”.

El gobernador Jerry Brown, quien convirtió el tema en una parte central de su agenda, fue más contundente a inicios de agosto, al hablar de la devastación en Redding. “La gente está haciendo todo lo que puede, pero la naturaleza es muy poderosa y no estamos de su lado”, aseguró. “Estamos luchando contra la naturaleza con la cantidad de material que ponemos en el medio ambiente, un material que atrapa el calor”.

Los signos de la tendencia están por todas partes. En 2017, California soportó su verano más cálido registrado. Los récords de temperatura de todos los tiempos fueron superados en los últimos meses: San Francisco tuvo 106 grados en septiembre; el centro de Los Ángeles experimentó su Día de Acción de Gracias más caluroso registrado, con 92 grados.

El 6 de julio, hubo nuevos récords de temperatura históricos en UCLA (111º), Burbank y Santa Ana (114º) y Van Nuys (117º). Chino alcanzó los 120 grados, el máximo jamás registrado en un sistema automático de observación de superficies en las áreas de Ontario, Riverside o Chino.

Fue el julio más caluroso registrado en Fresno; durante 26 días consecutivos ese mes, las temperaturas alcanzaron o excedieron los 100 grados, el tramo continuo más largo registrado, aseguró Brian Ochs, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional en Hanford (las máximas aumentaron hasta llegar a los 100 grados durante los primeros días de agosto).

En términos de temperatura promedio, fue el julio más cálido registrado en San Luis Obispo (69.5º), Oxnard (73.1º), Camarillo (74.6º), Long Beach (77.9º), Van Nuys (83.6º), Lancaster (87.2º) y Palmdale (87.8º). Anaheim tuvo su segundo julio más caluroso (81.3º); Newport Beach, el cuarto más cálido (71.8º); y San Diego, su quinto (75.2º), detalló la experta del servicio meteorológico Samantha Connolly.

De particular preocupación es cómo las temperaturas nocturnas siguen en ascenso. Los años con las seis temperaturas mínimas más cálidas del verano en California -definidas de junio a agosto- en orden descendente fueron 2017, 2015, 2014, 2006, 2016 y 2013.

No es coincidencia que todos se hayan registrado en el último tiempo, exponen los especialistas.

“Estamos viendo ahora los impactos del cambio climático”, comentó Nina Oakley, climatóloga regional del Centro Regional del Clima Occidental, en Reno. “Esto es ciertamente así. Está sucediendo.”

Los efectos se sienten mucho más allá de los registros. Cuando el termómetro alcanzó los 113 grados, Redding empató su récord de temperatura para el 26 de julio, el día en que el incendio de Carr se descontroló y comenzó a matar gente.

Fue un día -en meses de temperaturas superiores a la media- que resecó las malezas a tal grado que ello propagó la ferocidad del incendio.

Además, la falta de temperaturas más bajas durante la noche, hace que los incendios sean más difíciles de combatir. “Hay gases de efecto invernadero que actúan como una manta y no permiten el enfriamiento”, afirmó Oakley.

Si miramos un mapa de las temperaturas del mundo hace años, sería obvio detectar una vieja ola de calor; solo un lugar en la Tierra que es anómalamente cálido, dijo Neil Lareau, profesor asistente de ciencias atmosféricas en la Universidad de Nevada, Reno. Ahora, “en la gran mayoría del planeta, hace más calor de lo normal”, consideró.

El calor excepcional de julio pone al estado en vías de competir por el verano más cálido de la historia, superando el récord del 2017, consideró el científico del clima de la UCLA, Daniel Swain. “Esto no es una casualidad. Esto es parte de una tendencia sostenida”, remarcó.

El calor excesivo ya está causando problemas para la vida silvestre.

En Death Valley, donde las máximas diurnas alcanzaron al menos 120 grados en 18 de los últimos 19 días de julio, alrededor de una docena de aves -entre ellas un cuervo, un búho y un tordo de cabeza marrón- aparecieron muertas en las últimas dos semanas , confirmó el Servicio de Parques Nacionales. Las aves carecían de signos de trauma, lo cual llevó a los funcionarios a creer que perecieron por el intenso calor. Las aves no pueden producir sudor y, en su lugar, se enfrían hinchando sus plumas y jadeando.

Los guardaparques hallaron grupos de aves cantoras y cuervos amontonados en pequeños charcos y a la sombra de un edificio de mantenimiento, señaló la portavoz Abby Wines. “Esto no es normal para nosotros”, expuso.

Antes de este año, el julio de 2017 había sido el más alto registrado en Death Valley, cuando la temperatura promedio alcanzó los 107.4 grados, rompiendo un récord de un siglo.

Frente a la costa del sur de California, los científicos dicen que más récords podrían romperse en agosto, cuando usualmente se alcanzan las temperaturas superficiales máximas.

El calentamiento del agua puede alterar la cadena alimenticia marina de varias maneras -dando lugar a algas tóxicas que hacen que los cangrejos, por ejemplo, sean peligrosos para comer-. Los investigadores también están viendo más especies de aguas cálidas frente a la costa, como medusas y rayas.

Los investigadores se preguntaban si los últimos años de aguas inusualmente cálidas del sur de California volverían a la normalidad, y culparon a una masa inusualmente cálida de agua -llamada “la mancha”- que se estacionó en el Océano Pacífico desde 2014 hasta aproximadamente 2016.

Algunos expertos consideraron que la temperatura del agua volvería a niveles inferiores más normales después de que El Niño se desvaneciera, expuso Clarissa Anderson, directora ejecutiva del Sistema de Observación del Océano Costero del Sur de California.

Pero ello no sucedió. Aunque las temperaturas han estado disminuyendo cerca del ecuador desde 2016, siguieron aumentando desde el sur de California, con marcas superficiales cercanas a la costa un par de grados celsius por encima de la media, indicó Anderson.

Y las temperaturas del aire cálido son un signo premonitorio para el resto de la temporada de incendios.

Las proyecciones muestran que los próximos meses probablemente tengan una actividad muy superior a la media en la mayoría de las zonas de fuego de California, particularmente en el norte y centro del estado, donde los incendios más graves arden ahora, precisó Swain.

“Los combustibles allí arriba están explosivamente secos”, afirmó Swain, “debido a una combinación de bajas precipitaciones el invierno pasado, temperaturas extremadamente altas este verano y también, todavía, el legado de la prolongada sequía”.

“Estamos teniendo condiciones de incendios máximos en la época de menor actividad del año, y no hay una indicación real de que las cosas mejorarán antes del pico de la temporada, en el otoño”, advirtió Swain.

A menos que ocurra un período de lluvia fuera de temporada, las condiciones seguirán propicias para los incendios graves, dijo. “El tiempo dirá, pero parece que esta temporada de incendios severos continuará siendo grave”, remarcó.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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