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El nuevo Plan de Energía Limpia será el salvavidas para la industria del carbón

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La Administración Trump dio a conocer una nueva regulación de las normas de emisiones para las plantas de energía, lo que será una bendición para la industria del carbón, sentando las bases para una reactivación de las instalaciones más contaminantes y abandonando los mandatos de la era Obama para reorientar el sector eléctrico hacia una energía limpia.

El borrador del reemplazo del Plan de Energía Limpia federal, de acuerdo con varias fuentes, refleja un cambio radical en la política climática. Es el segundo movimiento importante del presidente Trump en menos de un mes, que refleja un retroceso en la lucha contra el calentamiento global. Anteriormente había limitado el plan para economizar combustible en automóviles y camiones.

La nueva propuesta de energía ayudará a la industria eléctrica, el segundo mayor productor de gases de efecto invernadero a nivel nacional, a que no sea golpeada por los objetivos de reducir el uso de carbono.

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Las plantas de carbón que son altamente contaminantes se habrían visto obligadas a cerrar bajo las pautas de la era Obama, pero ahora han revivido bajo el plan de Trump, que les permite continuar operando con modestas modificaciones.

En algunos casos, se permite autorizar a los estados a ignorar por completo las pautas federales en ciertas plantas y seguir su propia estrategia.

Estados con una mayor conciencia climática, como California, ya se están movilizando para luchar contra la propuesta, argumentando que el enfoque de la administración viola la Ley de Aire Limpio. La Corte Suprema dictaminó en 2007 que la ley requiere que el gobierno federal tome medidas para combatir los contaminantes que están causando el calentamiento mundial.

Los puntos de discusión de la administración, filtrados a los medios, dicen que el reemplazo del Plan de energía limpia es una señal “para la nación de que la guerra contra el carbón ha terminado y una nueva era de dominación energética está en marcha”. Un portavoz de la Agencia de Protección Ambiental, que supervisa la regulaciones de emisiones, se negó a comentar el borrador del plan.

La Administración Trump ya dejó en claro en 2017, que planea eliminar los ambiciosos objetivos de la ‘era Obama’, que fueron cruciales para cumplir los compromisos que el expresidente asumió para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero como parte del acuerdo de París sobre el cambio climático.

Bajo el nuevo plan, las emisiones en el sector energético seguirían disminuyendo, en gran parte debido a la caída de los precios del gas natural y, en menor medida, por la energía solar y eólica que están alejando a las empresas eléctricas del carbón. Pero el ritmo de la transición podría disminuir sustancialmente si entra en efecto el ‘plan Trump’, socavando los esfuerzos de California y otros estados para cumplir con los esfuerzos de París. En algunos casos, el nuevo plan fomenta la operación de viejas plantas de carbón que de otro modo podrían cerrarse sin la intervención gubernamental.

“Están siguiendo la estrategia de la industria, paso a paso”, dijo Gina McCarthy, quien dirigió la EPA bajo el gobierno de Obama. “Lo importante es el carbón a toda costa”.

La propuesta es parte de un impulso más amplio por parte de la Administración Trump para usar sus poderes reguladores para apuntalar una industria del carbón que lucha por la supervivencia.

Esto se produce cuando el Departamento de Energía está analizando una regulación para que los operadores de la red eléctrica agreguen más energía de carbón, argumentando que la operación de estas plantas es una cuestión de defensa nacional. Los analistas independientes del sector energético encuentran el argumento dudoso, advirtiendo que tal mandato aumentaría los costos y no haría nada para mejorar la seguridad nacional.

El reemplazo del ‘Clean Power Plan’ se produce después de que 27 estados desafiaron los lineamientos básicos de la Administración Obama, argumentando que excedió la autoridad del gobierno federal para regular las emisiones bajo el Acta de Aire Limpio. Estos lineamientos requieren que la EPA establezca sus objetivos para la reducción de gases de efecto invernadero mediante la evaluación de “los mejores sistemas para la reducción de emisiones” disponibles.

La Administración Obama aplicó la regla en el contexto de que existieran redes eléctricas más amplias, impulsando regulaciones que obligan a los estados a reemplazar más rápidamente las plantas de carbón con energía de combustión más limpia.

Los opositores acudieron a los tribunales, argumentando que el papel del gobierno federal es simplemente asegurar que las plantas de carbón estén equipadas con tecnología para limitar el control de emisiones. A principios de 2016, la Corte Suprema bloqueó la aplicación del plan de la era Obama en un fallo de 5-4 que dio a los estados opositores la oportunidad de presentar su caso.

“El esfuerzo de la administración anterior para abordar los gases de efecto invernadero fue una sobrecarga compleja e innecesariamente onerosa que quitó gran parte de la responsabilidad de los sistemas de energía a los reguladores estatales que la conocen mejor”, dijo en un correo electrónico Scott Segal, un cabildero de las compañías de energía.

“La regla de reemplazo se basa en el hecho de que los estados están en una mejor posición para juzgar el inventario de medidas disponibles para reducir las emisiones de carbono dentro de sus sectores”.

Sin embargo, algunos de esos estados ya han señalado que tienen la intención de hacer lo mínimo que los tribunales permitan. Entre los estados que lucharon contra la regla de Obama de manera más agresiva se encontraba Oklahoma, donde la persona que encabezaba el esfuerzo judicial era el entonces fiscal estatal Scott Pruitt, que dirigió la EPA a inicios del gobierno de Trump hasta que renunció debido las múltiples investigaciones en su contra este 2018.

La orden de la Corte Suprema de suspender la implementación del plan de Obama se ha mantenido a pedido de la Administración Trump, para dar tiempo de reescribir las nuevas regulaciones.

Los efectos de la nueva propuesta van más allá del calentamiento global. Permite que las plantas emitan considerablemente más smog y contaminantes que forman hollín. El Plan de Energía Limpia habría reducido esos contaminantes lo suficiente como para evitar miles de muertes y decenas de miles de ataques de asma, ausencias escolares y de trabajo, según estimaciones de la EPA.

“Es preocupante”, dijo Conrad Schneider, director de defensa en la Fuerza de Tareas Clean Air, un grupo de defensa del medio ambiente. “Veremos un aumento en las emisiones que finalmente se convertirán en material mortal”.

El plan de Trump también relaja las reglas que requieren que las plantas de energía instalen tecnologías para reducir sus gases de efecto invernadero y las emisiones contaminantes cuando se actualicen o amplíen.

La propuesta podría ser difícil de defender ante los tribunales, donde los estados liberales y los grupos defensores del medio ambiente tienen razones sólidas para argumentar que no cumple con el requisito del gobierno federal de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector energético. E incluso, si prevalece la Administración Trump, los analistas de la industria se muestran escépticos de que su plan revierta el futuro de la industria del carbón.

“La generación de carbón está disminuyendo sin importar lo que haga”, dijo John Larsen, director de Rhodium Group, que analiza el progreso en la acción climática. “Estas plantas de carbón están envejeciendo. Cuesta mucho mantenerlas funcionando, y no son competitivas en el mercado”.

Rhodium proyecta que incluso si el Plan de Energía Limpia fuera derogado por completo y no se reemplazara nada, las decrecientes existencias de carbón mantienen las proyecciones de reducción en un tercio o más de las emisiones de gases de efecto invernadero de las plantas para 2030.

El problema, dijo Larsen, es que Estados Unidos necesita moverse más agresivamente para cumplir con sus obligaciones en el acuerdo de París. Incluso el Plan de Energía Limpia, dijo, no lo era.

Todo se ha agravado por otras medidas que Trump está haciendo para frenar la acción climática. Entre ellos se encuentra la propuesta de revisar la regulación de la Corporate Average Fuel Economy (CAFE) para automóviles y camiones. La iniciativa de la administración de abandonar los agresivos objetivos de milla por galón para los nuevos modelos de automóviles, camionetas y SUV hasta 2026, eclipsaría la reversión del Plan de Energía Limpia en su impacto sobre el clima.

Joseph Goffman, un experto en derecho ambiental en la Universidad de Harvard que ayudó a escribir el Plan de Energía Limpia, calificó el nuevo plan como “una política contra el clima y a favor del carbón, lo cual forma parte del mosaico de políticas que esta administración está empujando para promover los combustibles fósiles”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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