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Habrá segunda vuelta electoral en Colombia; la presidencia se define en junio entre el conservador Duque y el izquierdista Petro

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Una dura postura contra los desmovilizados rebeldes colombianos ayudó al candidato presidencial conservador Iván Duque a lograr una ventaja formidable en las elecciones el domingo 27 de mayo en ese país, aunque no suficiente como para evitar una segunda vuelta, en junio próximo.

Se espera que Duque, un antiguo senador respaldado por el expresidente Álvaro Uribe, enfrente a Gustavo Petro, un izquierdista exguerrillero y exalcalde de Bogotá, en una segunda ronda eleccionaria el 17 de junio próximo, que determinará quién se alzará con la presidencia.

Ambos candidatos representan opiniones opuestas de un acuerdo de paz emblemático logrado en 2016 entre el gobierno colombiano y el grupo rebelde conocido como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

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Además de abordar el ya tambaleante acuerdo de paz, el próximo mandatario enfrentará desafíos que incluyen corrupción, delitos y desarrollo económico.

Con el recuento casi total de los sufragios, Duque lideraba la elección con el 39% de los votos, menos del 50% más uno necesario para evitar una segunda vuelta, según los primeros resultados. Petro quedó en segundo lugar con el 25% de los votos, apenas por encima del tercer clasificado Sergio Fajardo, exalcalde de Medellín, que logró el 24%.

Duque y Petro parecen entonces encaminados a una segunda vuelta de alto riesgo que presentará a los votantes crudas alternativas. El futuro del ya tambaleante acuerdo de paz con los rebeldes de las FARC podría pender de un hilo ya que Duque propuso cambios a las disposiciones del pacto -que para los líderes rebeldes desmovilizados son inaceptables-, mientras que Petro apoya el convenio.

La participación del domingo estaba en vías de superar el 50%, lo cual rebasaría la primera ronda de elecciones de 2014, cuando solo el 40% de los votantes elegibles sufragaron en una contienda que finalmente ganó Juan Manuel Santos. La participación en el complejo del centro de convenciones Corferias, el mayor sitio de votación de Bogotá, fue descrita por los funcionarios como “masiva”.

Duque es un economista de 41 años, con títulos de posgrado en economía y administración pública de la Universidad de Georgetown y American University. Además de los cambios en el acuerdo de paz de 2016 para exigir a los excombatientes cumplir condenas de cárcel por crímenes atroces, prometió medidas para reanudar la lenta economía colombiana.

El acuerdo de paz con las FARC puso fin a un conflicto civil que se prolongó por 52 años, y logró que cerca de 7,700 rebeldes depusieran las armas. A cambio, a los rebeldes se les garantizaron 10 escaños en el Congreso, incentivos económicos y sentencias máximas livianas por crímenes de guerra. Colombia experimentó una fuerte caída en los homicidios y secuestros desde que comenzaron las negociaciones, en 2012.

Pero muchos colombianos se opusieron al trato por considerarlo demasiado generoso con los rebeldes y fue rechazado en un plebiscito de octubre de 2016. Posteriormente, Santos propuso el acuerdo a través del Congreso, lo cual le valió el Premio Nobel de la Paz y un gran prestigio internacional, pero también una profunda impopularidad en su propio territorio.

Rosario Villaveces, una diseñadora gráfica residente en Bogotá, votó por Duque en gran parte debido a los cambios en el acuerdo de paz que prometió. “Estoy de acuerdo en que debería haber enmiendas para que sea más justo, para que paguen por los crímenes que cometieron, para que sus acciones tengan consecuencias”, aseguró la mujer, de 58 años de edad. “Ahora, eso no está tan claro”.

El atributo más atractivo de Duque para muchos ciudadanos es el sello de aprobación que recibió de Uribe, un senador que fue presidente entre 2002 y 2010, y que sigue siendo el político más popular e influyente de Colombia. Uribe escogió a Duque como el candidato de su partido, Centro Democrático, la facción más poderosa del Congreso en Colombia.

“Me gusta Duque porque tiene el apoyo de Uribe, y me gusta el enfoque de paz de Uribe en el sentido de que debería haberse logrado con las fuerzas armadas, no mediante negociaciones de paz”, afirmó Charlotte Graham, de 24 años, estudiante de ingeniería en la Universidad de los Andes, en Bogotá. “El acuerdo de paz ha sido demasiado fácil para las FARC después de todos los delitos que cometieron”.

Petro, de 58 años, es un exmiembro de la guerrilla M19 que se desarmó en 1990. Ganó fama nacional como senador denunciando el paramilitarismo y a los políticos que se beneficiaban de ello. También tuvo un polémico mandato como alcalde de Bogotá. Como candidato presidencial prometió promover formas de disminuir la desigualdad económica de Colombia, que según los economistas es la raíz de los conflictos civiles en el país.

Petro obtiene gran parte de su apoyo de la valiente imagen de reformador que creó como senador. También ha prometido combatir la corrupción desenfrenada y sistémica de Colombia, que desilusionó a muchos ciudadanos habituados a casos espectaculares de malversación política.

“Estos casi cinco millones de votos fueron emitidos por los jóvenes, los desfavorecidos y los marginados que decidieron decir ‘estamos aquí para tomar decisiones a favor de una sociedad más igualitaria’”, afirmó Petro a sus simpatizantes en Bogotá, después de conocer los resultados.

Pero muchos colombianos desconfían de la asociación y amistad pasadas de Petro con el fallecido líder venezolano Hugo Chávez. Durante la campaña, sus oponentes intentaron estigmatizarlo como un candidato “castro-chavista” que llevaría a Colombia por la vía del socialismo.

El tema es potente en el país, que ha presenciado el colapso económico de la vecina Venezuela y la creciente ola de emigración. “No podemos seguir el camino de Venezuela, que es donde Petro nos llevaría”, aseguró Jaime Aguilar, de 52 años, un oficial de policía retirado. “Cualquier persona con una propiedad no estaría a salvo. Se la confiscaría el gobierno, tal como hacía Chávez. Duque también será mejor para las fuerzas armadas y la policía, para brindar una mejor seguridad, algo que hemos perdido con Santos”.

Algunos votantes favorecieron al centrista Fajardo, que terminó en el tercer lugar. Fajardo ayudó a sacar a Medellín del caos y el delito generado por el narcotráfico con programas innovadores de desarrollo urbano y obras públicas.

Alexander Rodríguez, un chofer de 40 años, relató que votó a Fajardo porque lo veía como unificador. “Me gustan sus ideales y el hecho de que la educación es importante para él; no veo que Duque o Petro sean capaces de liderar el país porque son demasiado extremistas. Prefiero a alguien más en el centro”.

Duque y Petro tienen menos de un mes antes de la segunda vuelta para ampliar su atractivo y formar alianzas. La clave para cada candidato serán las iniciativas para atraer a los partidarios de los candidatos perdedores, como Fajardo, el exsenador Germán Vargas Lleras (7%) y el exvicepresidente Humberto de la Calle (2%).

ara leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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