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He aquí por qué los vendedores de marihuana pagan fuertes rentas por almacenes y escaparates

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Stephanie Smith soñó con ser una profesional del golf. En cambio, esta madre de cinco hijos que vive en Pacific Palisades ha terminado en una rama del comercio que nunca habría imaginado.

Ella es una de las propietarias más grandes en la industria de la marihuana en el estado, en un negocio que está creciendo de manera caótica a medida que las ciudades comienzan a permitir la venta de marihuana recreativa después de la aprobación de la Proposición 64 hace dos años.

Y a pesar de que todo esto ha sido muy lucrativo para ella, el endeble estatus legal de la industria del cannabis ha llevado a una requisa en su casa y a una cobertura de noticias poco halagüeña, incluyendo un titular que la pintó como un capo de la droga.

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“El cannabis no es ilegal”, dijo Smith, quien no se avergüenza de su negocio. “Yo no soy un capo de la droga”, dijo.

Smith se jacta de controlar casi 2 millones de pies cuadrados de propiedad industrial, principalmente en el sur de California. No todo lo alquila para el comercio de cannabis, uno de sus inquilinos es Walmart, pero se ha dado cuenta que los cultivadores de cannabis son buenos inquilinos dispuestos a pagar rentas más altas.

Esto se debe a que existe una carrera entre los cultivadores y los nuevos empresarios que luchan por hacerse ricos suministrando marihuana legal a los californianos que quieren consumirla.

Algunos buscan escaparates para abrir tiendas minoristas a menudo muy exclusivas, o en casos raros, buscan abrir bares de cannabis donde los clientes puedan disfrutar de la droga sin que nadie los moleste. Otros quieren almacenes discretos, el tipo de propiedad que posee Smith, donde puedan cultivarla. El problema es que dichos almacenes han empezado a escasear.

Piense en la ciudad de Lynwood, por ejemplo, que tiene impuestos más bajos para los negocios de cannabis que otras ciudades en el condado, dijo Aaron Herzberg, abogado de Los Ángeles, quien ayuda a los minoristas a obtener licencias de venta de cannabis y organiza compras de edificios para productores y fabricantes de productos de cannabis como aceites y comestibles.

Los precios de los edificios industriales de Lynwood fueron de alrededor de $ 107 a $ 120 por pie cuadrado en 2016, dijo. Ahora se venden por más de $ 300 por pie cuadrado. Herzberg l espera que los precios en la región sigan aumentando a medida que los especuladores de bienes raíces entren al mercado.

“Los precios se va a disparar”, dijo.

Smith se enteró de la demanda que existía por este tipo de edificios comerciales en 2009 cuando compró una antigua casa de empeño de Los Ángeles que decidió convertir en una lavandería, para lo cual renovó las conexiones de agua, gas y electricidad.

Smith publicitó el edificio renovado en Craigslist y rápidamente obtuvo una respuesta de un aspirante a inquilino que le ofreció el doble del alquiler si podía usarlo para cultivar marihuana. Luego, otro productor ofreció el triple de la renta que pedía.

“Inicié una guerra de ofertas”, dijo, y terminé quedandome con los postores que ofrecieron un poco menos de tres veces el alquiler que les pedía “porque confiaba en que tendrían un fuerte crecimiento en su negocio”.

Aun así, algunos de sus inquilinos le ocasionaron muchos problemas en diciembre, cuando la policía de San Bernardino allanó tres de sus edificios y confiscó miles de plantas de marihuana. También llevaron a cabo una búsqueda sorpresa en su casa de Pacific Palisades al día siguiente y se apoderaron de su teléfono celular, dijo.

Ella no fue arrestada ni acusada, pero recibió mucha atención de los medios: “Mamá acusada de encabezar una operación de cultivo de marihuana multimillonaria”, dijo un titular en el sitio web de una estación de televisión local.

Smith logró quitarse toda la mala publicidad, y algo más.

Los dos inquilinos que fueron allanados todavía están en el negocio y pagando el alquiler, dijo. Esta semana, demandó a la ciudad de San Bernardino para que revoque su nueva ley que regula el comercio de la marihuana, que según ella es inconstitucional.

Uno de los inquilinos más destacados de Smith es el rapero y empresario de marihuana B-Real, el nombre artístico de Louis Freese, el líder del grupo de hip-hop South Gate Cypress Hill y un antiguo defensor del cannabis.

Recientemente alquiló un antiguo almacén en el centro de Los Ángeles para sus cultivadores y está buscando más espacio en el Valle de Mojave.

Los edificios industriales viejos son como un lujo para los defensores de la marihuana que recuerdan cuándo las plantas se cultivaban inicialmente en casas y apartamentos.

“Ahora es difícil encontrar un edificio que esté disponible”, dijo. “Las personas que están en este negocio los están acaparando”.

Pero la industria en estos días se enfrenta a un esfuerzo renovado por parte del gobierno federal para controlarla.

En enero, el procurador general de EE.UU., Jeff Sessions puso fin a una política federal de la era Obama que otorgó refugio legal para las ventas en California y en otros cinco estados que permitieron la marihuana recreativa, poniendo en riesgo a miles de negocios de marihuana que operan legalmente bajo las leyes estatales.

La postura federal de que la marihuana es una droga peligrosa a la par que la heroína y el LSD desalienta a los bancos convencionales a hacer negocios con los empresarios relacionados con el cannabis.

Eso hace que sea más difícil comprar o alquilar una propiedad que estos empresarios necesitan para su trabajo y mantiene fuera del negocio a los grandes desarrolladores, como los fideicomisos de inversión inmobiliaria.

La incertidumbre actual también obstaculizan los esfuerzos de los minoristas para venderla sin receta, dijo Levy. Además de las reglas del gobierno, de no vender cerca de escuelas o iglesias, existen barreras no oficiales impuestas por los propietarios de centros comerciales de lujo y otros propietarios que temen que su reputación se vea dañada al ser asociados a las tiendas de venta de marihuana.

Pero tales actitudes probablemente no durarán mucho tiempo, dijo Levy, especialmente si se toma la historia como una guía.

“El péndulo cambiará a medida que el cannabis se vuelva socialmente aceptable como el licor”.

Una cadena de tiendas de cannabis con sede en Los Ángeles llamada MedMen está cultivando una imagen muy sofisticada con tiendas bien equipadas y modernas, incluida una en el distrito teatral de Broadway del centro de Los Ángeles que un comentarista en línea dijo que parece “como si un Starbucks hubiera tenido sexo con un almacén de Apple.

Además de las muestras de marihuana que se exhiben en las vitrinas, hay productos de cannabis como plumas de vapor, aerosoles, galletas y refrescos en envases elaborados cuidadosamente organizados en estantes para que los clientes los recojan y los examinen.

La música se escucha en segundo plano mientras los empleados ayudan a los clientes y ofrecen recomendaciones.

“No estamos reinventando el comercio minorista. Es una ciencia bien conocida”, dijo el portavoz de MedMen, Daniel Yi. “Solo la estamos aplicando al comercio de la marihuana”.

Las tiendas como MedMen tienen más en común con las boutiques que con los bares. Cualquier persona mayor de 21 años puede entrar y hacer una compra, pero no pueden quedarse allí. Ahora, sin embargo, hay un movimiento para abrir negocios de marihuana similares a los bares.

Los funcionarios de West Hollywood esperan en breve ser los primeros en la región en emitir licencias -16 de ellas- para las salas de consumo de cannabis, dijo Jackie Rocco, gerente de desarrollo de negocios de la ciudad.

West Hollywood ha apoyado durante mucho tiempo el cannabis para uso médico, dijo, pero muchos propietarios de apartamentos no permiten fumar.

“Entonces, ¿a dónde puedes ir? No puedes hacerlo en la calle”, dijo Rocco. “Necesitamos espacios seguros para consumir responsablemente”.

“Definitivamente hay una marcada actitud negativa de los propietarios en cuanto dices marihuana”, dijo el veterano operador de dispensarios de L.A. Oliver Summers, quien ha estado en la industria desde 2005.

Algunos minoristas de cannabis incluso aceptan compartir ganancias con los propietarios de edificios. “No conozco a nadie que pague menos de $ 6,500 por mes de alquiler”, dijo, “y eso es para rentar una tienda pequeña en un barrio difícil”.

Una reciente guerra de ofertas por una tienda de 1,600 pies cuadrados en el lado oeste de Los Ángeles terminó en $ 35,000 al mes, dijo, o alrededor de $ 22 por pie cuadrado. Esa es una renta muy elevada para el área.

Pero para Smith, la legalización significa que ha habido una sacudida que está expulsando del negocio a muchos operadores que surgieron cuando la industria del cannabis operaba en un área gris.

Sus inquilinos deben ser profesionales y “comprender que se necesita una persona real para firmar un contrato de arrendamiento, que no pueden usar prestanombres, que se debe actuar como un negocio real y no todos tienen las habilidades ejecutivas para actuar a plena luz del día”.

Su inquilino B-Real es un empresario establecido que tiene un estudio en el centro de la ciudad donde graba videos divertidos relacionados con el cannabis que aparece en YouTube como “Dr. Greenthumb”. En una grabación reciente, él y la actriz Michelle Rodríguez fumaron marihuana dentro de un Chevy clásico mientras discutían sobre el cine y la marihuana.

B-Real está trabajando en su línea de productos, incluida su cepa Insane OG que advierte en un video promocional que lo pondrá en “sleep mode” si fuma demasiado.

Pero también está estudiando la posibilidad de fabricar dulces no psicoactivos hechos de suaves racimos de marihuana fusionadas de forma invisible con chocolate. Espera contratar cientos de empleados en los próximos años para cultivar, fabricar y distribuir sus productos.

B-Real imagina un día feliz en el que habrá hoteles, teatros, restaurantes e incluso gimnasios que sean aptos para el cannabis, donde las personas puedan participar cuando quieran. “En los próximos 10 años, se abrirá todo ese mercado”, dijo.

Mientras tanto, ofrece consejos para otros potenciales cultivadores profesionales.

“La gente piensa que es fácil, pero no lo es”, dijo. “Los primeros dos o tres cultivos son decepcionantes. Debes aprender de cada error. Todos aprendimos a medida que avanzamos”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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