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Reggie Robles, de la Universidad de Redlands, habla sobre Trump y los ‘mitos de la masculinidad’

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Cuando Donald Trump ganó las elecciones presidenciales del año pasado, Reggie Robles sintió que todo su trabajo volvía a cero. Luego se conocieron los informes de abuso sexual en Hollywood, la política y la academia.

Robles es el director asociado de diversidad e inclusión en la Universidad de Redlands. También es cofundador de un programa en el campus llamado DUDES, por Dudes Understanding Diversity and Ending Stereotypes (o Muchachos que comprenden la diversidad y ponen fin a los estereotipos).

DUDES alienta a los hombres jóvenes a hablar entre sí sobre la compasión, la violencia y las presiones sociales masculinas. El programa los reúne para considerar con total franqueza lo que realmente significa ser un hombre.

Ninguna pregunta es demasiado cándida para Robles, quien juega baloncesto, le gusta la misma música que a sus alumnos e incluso vivió un tiempo en los dormitorios. A través de talleres, presentaciones con oradores y actividades sociales, sus estudiantes señalan y cuestionan aquello que hacen y no hacen los hombres. ¿Por qué mostrar emoción está estigmatizado? ¿Qué tiene de malo pedir ayuda?

Ayudar a los jóvenes a desaprenderse de los “mitos tóxicos de la masculinidad”, dice Robles, da nueva forma al tipo de pensamiento que puede llevar a la agresión sexual y la violencia. El programa los prepara para salir al mundo y derribar los muros de género que aún existen en los lugares de trabajo y la sociedad.

La participación en el campus está creciendo, y el próximo semestre, el programa invitará a estudiantes de otras universidades a unirse a la conversación. Mientras concluye la semana anual DUDES, Robles se tomó un momento para reflexionar sobre eventos recientes.

¿Cómo han cambiado las conversaciones de DUDES desde que Trump asumió el cargo?



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Creo que lo que Trump hizo fue poner en un pedestal todas estas cosas desquiciadas que nosotros, como hombres, hacemos. Objetivar a las mujeres, decir cosas horribles sobre la gente en general, utilizar el poder para no ayudar a otros. Es casi como si todo aquello para lo que habíamos trabajado -encontrar tu verdadero yo, ser auténtico con las personas, mostrar emociones y expresarte de una manera que te permita ser libre y feliz- hubiese sido arrojado por la ventana después de las elecciones.

Entonces, justo después de ello, tuvimos una plática sobre la masculinidad. Por ejemplo, si escuchamos el término “charla de vestidor”, ¿qué significa eso? Porque si se está objetivando a las mujeres, si se profieren insultos odiosos hacia cualquier individuo, ¿realmente queremos estar vinculados con ese tipo de conversación?

Los estudiantes comienzan a preguntarse: “¿Lo que se dice es correcto sólo porque nadie le pone fin?”. Ha sido interesante ver que los alumnos que vienen a estas conversaciones y a clase están comenzando a desafiar las perspectivas que no habrían desafiado antes.

¿Hablan sobre Harvey Weinstein y otros informes recientes de agresión sexual en Hollywood, la política y otros ámbitos?

No los menciono [por nombre]. Creo que es un problema que los hombres tienen en la sociedad en general, y si sólo hablamos de ciertas personas, ¿significa eso que no hay otros que también tengan la culpa por ese tipo de comportamiento? El problema es más grande que cualquier individuo.

Seguimos encontrando formas de hablar sobre el comportamiento agresivo, la objetivación de las mujeres y la incitación a la violencia con el lenguaje. Hablamos acerca del rechazo.

En el último mes, hemos podido discutir estas cosas de una manera más profunda. Es un gran problema en nuestra sociedad, en parte porque existe la noción de que no nos enseñan que está bien perder. Cuando alguien nos niega algo, encontramos otras formas de conseguir lo que queremos y eso está bien. Es genial tomar eso y aplicarlo a los objetivos, visiones y cosas que deseas lograr en tu carrera.

Sin embargo, lo que no está bien es tomar esto y aplicarlo con las personas. Es muy diferente cuando quieres, necesitas y tomas a una persona.

¿Cómo se logra que los estudiantes se abran con sus emociones?

Es mucho sobre la reflexión: la autorreflexión sobre sus propias experiencias. Crecí en un ambiente muy masculino, hipermasculino.

Se trata de tener conversaciones difíciles, libres de juicio. Hemos tenido conversaciones polémicas. ¿Por qué los hombres engañan? ¿Por qué está bien que sólo las mujeres demuestren emoción?

Fui este fin de semana a ver la película “Coco”. Y había un tipo enorme sentado cerca de mí, llorando. Cuando salió, se cubrió la cara. ¿Por qué está mal eso?

Pienso en estas cosas, en cómo se desarrollan realmente en la sociedad y las traigo a un entorno educativo. Y los estudiantes están muy, muy interesados porque son situaciones de la vida real.


¿Cuáles son algunas de las percepciones masculinas que comparten sus alumnos?

¡Hay tantas! Por ejemplo, todo el mundo siempre elige un automóvil potente. Todo el mundo siempre elige el Mustang o el Camaro, incluso el Range Rover, pero nunca el Fiat o el Volkswagen o el Prius, cuando se trata del auto de sus sueños.

¿Por qué? ¿Porque quieren que se los vea como alguien fuerte y poderoso? ¿Eso está compensando algo más?
Eso fue sorprendente para algunos estudiantes. Estábamos hablando de poder y privilegio en una conversación sobre el hip hop y la masculinidad, y mencioné este ejemplo. Me dijeron: “¿Eh? ¡Guau! Eso es muy cierto”.

Nos hacemos preguntas. Y no vamos a cambiar la opinión de nadie, sino que queremos dar perspectivas, ver múltiples aristas y luego encontrar valores que tengan sentido para nuestra propia persona.

Esta entrevista fue editada por su longitud y claridad.

Traducción: Diana Cervantes

Para leer este artículo en inglés, haga clic aquí

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