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Tras incidente racial, los estudiantes de minorías de Cal Poly San Luis Obispo no se sienten bienvenidos

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Aaliyah Ramos caminaba por el campus de Cal Poly San Luis Obispo, el año pasado, cuando una candidata a estudiante se acercó a ella.

Ramos era la única persona negra, dijo la joven, que ella y su madre habían visto ese día. Le preguntaron sobre la calidad de la educación y la diversidad del cuerpo estudiantil.

Ramos, estudiante de ingeniería mecánica, no quiso endulzar la verdad: Cal Poly desde hace mucho tiempo es predominantemente blanca. Pero le dijo a la joven -quien también era negra- que no deseaba disuadirla de presentar una solicitud, porque eso no colaboraría con la diversidad en una escuela donde solo el 0.7% de los alumnos son afroamericanos, el porcentaje más bajo de cualquier universidad en el sistema estatal de California.

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Ahora, después de una reciente serie de incidentes raciales -incluyendo la aparición de un miembro blanco de una fraternidad que apareció con la cara pintada de negro- Ramos está reconsiderando su respuesta.

“Sí, tenemos buenos recursos aquí”, afirmó la joven. “Pero si realmente valoras el bienestar y tu capacidad de sentir que puedes ser tú mismo, y ser respetado y bienvenido en el campus, investiga y encuentra una escuela que se esfuerce por hacer que todos se sientan de esa manera”.

Cuando, este mes, un miembro blanco de la fraternidad Lambda Chi Alpha fue fotografiado, durante una fiesta, con la cara pintada de negro, la imagen se extendió a través de las redes sociales y la indignación repercutió en todo el campus.

En la misma celebración, del 7 de abril pasado, en la sede de la fraternidad -fuera del campus-, otros miembros de la agrupación fueron retratados usando jeans holgados, tatuajes falsos y cadenas de oro, mientras hacían señas típicas de pandillas. El hecho resultó ser durante el fin de semana multicultural de Cal Poly.

También surgieron fotos de miembros de la fraternidad Sigma Nu, en otra fiesta a principios de este año, con camisetas de tirantes, cadenas de oro y pañuelos de tipo bandana. La leyenda publicada en las redes sociales decía: “Cuando logras que un holmes [que en la jerga mafiosa significa ‘buen amigo’] tome una foto de la familia”.

Las imágenes generaron conversaciones contundentes y dolorosas sobre el trato de los estudiantes de minorías en el campus, el menos heterogéneo en el sistema de 23 escuelas. El alumnado de Cal Poly era un 54.8% blanco en el otoño de 2017, según los datos del sistema. Los campus de Cal State son un 23.5% blancos en general.

Cal Poly también tiene un mayor porcentaje de alumnos blancos que los 10 campus de la Universidad de California.

La semana pasada, la administración anunció una suspensión indefinida de todas las hermandades y fraternidades del Consejo de Interfraternidad. Matt Lazier, un portavoz de la universidad, destacó que las fotos raciales habían sido los problemas más recientes con estas organizaciones estudiantiles, también involucradas en cuestiones de agresión sexual, los rituales de iniciación conocidos como novatadas (hazing) y la muerte por ingesta de alcohol, en 2008, de un estudiante de primer año.

“Este no es un intento de deshacerse de la vida de las fraternidades en Cal Poly”, dijo Lazier en un comunicado. “Más bien es una pausa y un reinicio. Posibilitaremos la reactivación de las organizaciones griegas cuando estemos seguros de que tienen un plan definido y alcanzable para que ser responsables mutuamente por sus actos”.

Muchos estudiantes se sintieron decepcionados por la respuesta de la administración. Ni el alumno con la cara pintada de negro, Kyler Watkins, ni ninguno de los estudiantes disfrazados de pandilleros fueron expulsados.

Watkins, alumno de último año que se especializa en negocios agrícolas, no pudo ser contactado para hacer comentarios en este artículo. En una carta al periódico estudiantil de Cal Poly y otras publicaciones, el joven indicó que la decisión de pintar su rostro “no tenía nada que ver con el racismo o la discriminación”.

“Crecí blanco y en un entorno privilegiado; por ello estaba realmente inconsciente y fui insensible ante las implicancias raciales que tiene pintar mi cara de negro”, escribió. Watkins remarcó que él y otros miembros de Lambda Chi participaban de un juego en el que los equipos eran representados por colores; pintó su cara de ese tono porque estaba en el equipo negro, indicó.

Lazier destacó que los alumnos fotografiados no serían expulsados debido a su derecho constitucional a la libertad de expresión.

Esa postura ha tocado una fibra particularmente sensible en el campus, donde el grupo College Republicans erige un muro de “Libertad de Expresión” cada año, en el cual se han garabateado anteriormente comentarios racistas y sexistas. Por invitación de los College Republicans, Cal Poly recibirá este jueves al provocador de extrema derecha Milo Yiannopoulos, quien habló allí también el año pasado. Se espera que el evento genere una gran respuesta policial.

Un grupo de estudiantes llamado Drylongso Collective, formado a raíz de las recientes controversias, solicitó a la administración que iguale los $55,000 que la CSU gastó en seguridad para el discurso de 2017 de Yiannopoulos y los costos del evento de este jueves, y que dedique el dinero a programas para mujeres, LGBTQ y minorías. La solicitud se encuentra entre una larga lista de demandas.

El presidente de Cal Poly, Jeffrey D. Armstrong, reconoció en una entrevista que los estudiantes de minorías se enfrentan a dificultades en el campus.

Un exalumno negro recientemente le dijo a Armstrong que cuando entró a una clase de ingeniería, alguien preguntó: “¿Qué deporte juegas?”. Cuando respondió que ninguno, le preguntaron: “Entonces, ¿cómo entraste?”. A raíz del incidente de la cara pintada de negro, expuso Armstrong, un miembro del profesorado les dijo a los estudiantes que estaban siendo “demasiado sensibles”.

El presidente de la universidad que espera que las contundentes conversaciones de las últimas semanas renueven la cultura del campus. “Hay personas de mi identidad que no tienen idea de qué significa el privilegio blanco”, aseguró. “Están empezando a hacer preguntas... Una de las cosas que creo que debo mejorar, como hombre blanco, es hablar sobre el privilegio de los blancos y ayudar a nuestros alumnos a comprenderlo”.

Jozi De León, la nueva vicepresidenta de diversidad e inclusión de la entidad, destacó que existen numerosas iniciativas para atraer a un cuerpo estudiantil y un profesorado más diverso, y crear un clima más acogedor en el campus.

Ha habido algunas mejoras, destacó. En 2011, el campus era un 63% blanco y ahora es registra el nivel más diverso en su historia. “Realmente creo que esta universidad, a pesar de los problemas que tenemos ahora, va en la dirección correcta en términos de diversidad e inclusión”, aseguró De León.

La Asociación Panhelénica se negó a comentar sobre las controversias. El Consejo de Interfraternidad no pudo ser contactado.

En la casa de Lambda Chi, la semana pasada, una lona azul cubría un letrero de la fraternidad. Carteles de “Prohibido el paso” se alineaban en el patio y las letras de la fraternidad habían sido retiradas del exterior de la construcción.

Una estudiante de tercer año que solía pertenecer a la hermandad Alpha Phi, pero que no quiso dar su nombre porque todavía trabaja en estrecha colaboración con la Asociación Panhelénica, afirmó que las fraternidades merecen ser castigadas, pero que es triste que las hermandades estén envueltas en eso. “Castigar a toda la vida griega por ser racista no unirá al cuerpo estudiantil”, dijo. “Están poniendo a todos los que participan de fraternidades en esa burbuja”.

La joven resaltó que las futuras estudiantes ya retiraron sus inscripciones del reclutamiento de las hermandades. Poco más tarde, otra mujer se acercó y, enojada, le dijo que no hablara con los periodistas.

La semana pasada, se halló la palabra “negro” garabateada con un marcador rojo en un cubículo de baño, en el edificio de Inglés. Volantes racistas -incluyendo uno que sugería que el tono de la piel estaba relacionado con las tasas de homicidios y violaciones, y otro que insinuaba que las personas de color eran una subespecie humana- aparecieron en el mismo edificio.

El profesor Neal MacDougall, quien descubrió los carteles frente a su puerta, dijo que él y otros miembros de la facultad temen que la administración esté demasiado preocupada por proteger la “marca” de Cal Poly en vez de enfrentarse enérgicamente contra el racismo en el campus.

“El racismo no es simplemente el [Ku Klux] Klan, marchando con capuchas y quemando cruces”, dijo. “Algunas personas piensan que si no ves esas cosas súper explícitas de forma regular, puede decirse que aquí no hay racismo”.

Muchos estudiantes de minorías en Cal Poly afirman que el racismo, tanto explícito como sutil, impregna sus vidas.

Quentin Harrison, un alumno de segundo año, negro y de 20 años de edad, relató que otros estudiantes le hablan de forma condescendiente o parecen intimidados por él. También nota que las mujeres se aferran un poco más a sus bolsos cuando él camina hacia ellas. Si está oscureciendo, la gente gira y toma otra dirección para evitarlo.

Gianna Bissa -una alumna latina de 20 años que se identifica como no binaria y usa los pronombres de género neutro ‘ellos/they’- dijo que se equivocó con la retórica de reclutamiento progresivo del colegio al elegir una escuela.

“Recuerdo la primera vez que vine aquí, simplemente estaba tan conmocionada y confundida”, dijo Bissa, quien es de Sacramento. Bissa a menudo es la única estudiante minoritaria en clase y destacó que es agotador sentirse como si tuviera que representar cualquier punto de vista no blanco.

La Asociación Hispana de Estudiantes de Negocios fue uno de los más de 40 clubes que boicotearon el Open House, un importante evento de reclutamiento del campus, en protesta por los recientes incidentes raciales. Unos días antes de que aparecieran las fotos de la fraternidad, el grupo organizó un panel para docenas de estudiantes minoritarios de preparatoria, que preguntaron si los miembros se sentían seguros en el campus.

“Recuerdo haber dicho que es nuestro espacio tanto como lo es de los demás que son admitidos”, afirmó la presidenta del grupo, Ilianna Salas. “Después de que todo esto sucedió, sentí que lo que había dicho era una mentira”.

Salas, de 21 años, señaló que esos estudiantes desde entonces han enviado mensajes de texto a los miembros de su club, preocupados por los incidentes basados en la raza.

Naba Ahmed, editora del periódico del campus, Mustang News, comentó que la administración envió correos electrónicos para elogiar la diversidad y la inclusión, pero que suenan vacíos. “Ha habido tantos incidentes de racismo en este campus que es realmente frustrante que no hagan nada más”, expuso Ahmed, estudiante musulmana de 20 años de edad y de ascendencia india y keniata. El incidente de la cara pintada de negro, en particular, será recordado por mucho tiempo como una mancha en la universidad, afirmó. “Va a surgir cuando las personas busquen Cal Poly en internet. Aparecerá cuando la gente venga a visitar la escuela”, expuso. “No creo que desaparezca o que lo puedan ocultar bajo la alfombra, como alguna gente quiere”.

Para leer este artículo en inglés, haga clic aquí:

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