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‘Volví a nacer’: sobreviviente de accidente encontró nueva razón para luchar

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Las teclas del piano emiten sonido nuevamente. Gerardo Bermúdez, a quien los médicos daban por muerto, se coloca el instrumento en sus piernas para tocar a The Beatles y Raúl di Blasio. A raíz de un estrepitoso accidente perdió la vista, pero mover sus manos lo considera una nueva vida.

“La música me ha ayudado mucho”, indicó el joven que para su cumpleaños estrenó piano. En medio de las terapias, recibe siete al día, lo practica siguiendo su oído. “Sí sé dónde están las notas”, dijo al destacar que le encanta tocar la canción “Cuán grande es Dios” por todo lo que está pasando.

“Tengo fe que voy a volver a ver, producir y enseñar”, aseveró Bermúdez, mientras se escucha el sonido de una ambulancia. Este músico, de 28 años de edad, está ingresado en un hospital de Irvine. “No estoy preparado para salir, los dolores en la cara y la espalda son muy fuertes”, advirtió.

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Gerry, como lo llaman sus amigos, toca 16 instrumentos. En México estudió ingeniería en audio y producción musical. Llegó a Los Ángeles, en el 2013, para estudiar su maestría en ingeniería acústica, título que obtuvo en agosto de 2015, al tiempo que alternaba su trabajo dando clases a niños.

Su ascendente carrera, sin embargo, sufrió una trágica interrupción. Junto a su novia, en la tarde del 17 de abril anterior, conducía una moto Honda Shadow 650. Eran alrededor de las 3:00 p.m., cuando de forma intempestiva, fueron embestidos por un carro que los dejó con fuertes fracturas.

“Cuando nos pegó la protegí de algún modo a ella”, alcanzó a recordar.

La familia, residente en la Ciudad de México, viajó un día después del accidente. Cuando sus padres y una hermana gemela acudieron al centro asistencial, los médicos dijeron: “El hijo que conocieron, ya no es; si vive estará conectado a una máquina”, contó Ana Gladys López, su madre.

El rostro de Gerry quedó en el volante, los lentes se le enterraron en los ojos y el cascó se quebró. Del impacto, se le perforaron los pulmones, sufrió quebradura de vértebras y la pierna derecha, además de la conmoción cerebral. Al menos 22 días estuvo en coma y con pocas esperanzas de vida.

“No sabíamos si despertaría o ya lo perdíamos”, afirmó Ana Paulina, su hermana.

Hasta la fecha, Bermúdez no recuerda nada del accidente. Los médicos le realizaron una traqueotomía el 6 de mayo anterior y daban un mes para que reaccionara. Sin embargo, los movimientos involuntarios fueron evidentes al menos dos días después.

Una semana más tarde, cuando la mamá le hablaba comenzó a apretar la mano como señal. “Las cosas ocurren por algo, el propósito no lo conozco”, indicó Ana Gladys. Al ver la recuperación paulatina, agrega que “se habla de un milagro, pero esa palabra se queda corta con todo lo que estamos viviendo”.

Las estadísticas indicaban que moriría o que su cuerpo quedaría como vegetal, era el diagnóstico de los médicos. En este tiempo ha estado conectado a tubos en donde le daban los alimentos. En la cara le pusieron una placa de titanio, en la columna vertebral le colocaron cinco clavos.

Para asombro de todos, Gerry respira por su propia cuenta, come puré y toma líquidos. Hace cuatro días le quitaron los tubos de la boca, camina apoyado con un bastón y, aunque todavía siente dolor, el avance en su rehabilitación ha sido un hecho que nadie sabe explicar.

“Muchos ateos, cristianos y católicos han estado en oración”, dijo Gerry al momento de recordar que al principio la idea que se imponía era el desconectarlo de las máquinas. “Estando en el hospital me morí, me tuvieron que reanimar, reviví, volví a nacer”, agregó con una emoción.

La rehabilitación que sigue será costosa, por esa razón la familia creó una cuenta en el portal gofundme.com para recibir donaciones, además han creado la etiqueta #PrayForGerry en las redes sociales, pues solo en el grupo de Facebook tienen más de 1,200 miembros.

“Me cambió la vida, tengo un nuevo propósito y quiero llegar a la gente”, subrayó Bermúdez con la determinación que así como las esperanzas eran nulas para que viviera, cree que recobrar la vista es cuestión de tiempo.“Con fe y con Dios lo he logrado”, concluyó.

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